miércoles, 31 de diciembre de 2014

Joyland. Stephen King.

Joyland, el título que hoy presento, pese a estar escrito por Stephen King, autor que para muchos es el maestro del terror, no es para nada un libro de miedo, aunque mantiene su pizca de intriga y de elementos sobrenaturales. Sin más, vamos con los datos del libro.

Título: Joyland
Autor: Stephen King
Título original: Joyland
Traducción: José Óscar Hernández Sendín
Editorial: Random House Mondadori, S. A.
Primera edición: junio, 2013
Formato: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84-15725-08-4
304 páginas.
Precio: 11'95€

Sinopsis: Verano de 1973. Carolina del Norte. Devin Jones entra a trabajar en Joyland, un singular parque de atracciones local. La leyenda de un terrible asesinato cometido en la Casa Embrujada del parque, la pérdida de su virginidad y unos meses plagados de misterio, aventura y grandes descubrimientos cambiarán su vida para siempre.

Datos sobre el autor (tomados del propio libro)

Stephen King (Portland, Estados Unidos, 1947), con más de cincuenta libros publicados, es el maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea. En 2003 fue galardonado con la Medalla de la National Book Foundation, por su contribución  a las letras estadounidenses, y en 2007 recibió el Grand Master Award, que otorga la asociación Mystery Writers of America. Entre sus títulos más célebres cabe destacar "El misterio de Salem's Lot", "El resplandor", "Carrie", "Christine", "La zona muerta", "Ojos de fuego", "It", "Maleficio", "La milla verde"  y las novelas que componen el ciclo "La Torre Oscura". Algunas de sus novelas han sido escritas con el pseudónimo de Richard Bachman, y es fácil que hayamos visto la adaptación cinematográfica o televisiva de muchas de las obras de este autor.
Sus últimos libros publicados en España son "Joyland", la que hoy reseñamos, "22/11/63", "Todo oscuro, sin estrellas", "La cúpula", y no hace mucho ha salido "Mr. Mercedes".
Más datos sobre el autor en la página web oficial.
© de la fotografía del autor: Dick Dickinson

Argumento e impresiones sobre el libro

Devin Jones cuenta, cuarenta años después, unos acontecimientos que marcaron su vida allá por el otoño de 1973, cuando solo era un chico de veintiún años, virgen y con aspiraciones literarias, con ocasionales pensamientos suicidas y un corazón roto por culpa de Wendy Keegan, la que se suponía era su novia. Durante el verano de 1972 los dos habían trabajado juntos en la universidad (ella como bibliotecaria, él en una cafetería) con el fin de ganar algún dinero y pasar tiempo unidos; en 1973 ella se decide por trabajar en Boston con una amiga y Devin opta por contestar un anuncio que requería personal para trabajar en un parque de atracciones, en labores de mantenimiento. Muchos kilómetros iban a separar a la pareja, pero Devin, recordando estos hechos años después no se arrepiente de la decisión tomada.

El parque de atracciones en el que Devin trabajaría durante el verano y en el que permanecería en otoño era Joyland, construido por Bradley Easterbrook, que tenía como mascota a Howie, el Perro Feliz. Después de pasar una entrevista y dar una vuelta completa por el parque, fue contratado por Freddy Dean (una vuelta en la Carolina Spin, la gran noria, significaba que habías sido admitido entre los trabajadores). Durante el verano tuvo que alquilar una habitación en la pensión de la señora Emmalina Shoplaw, que estaba encantada con albergar a los nuevos trabajadores del parque de atracciones.

El verano que Devin pasará como trabajador en Joyland cambiará su vida, especialmente por las personas que conocerá. En Joyland aprendió a hacer de todo, aunque su ocupación principal estaría en el batallón de los Perros Felices; estaba en el equipo Beagle, cuyo jefe era Gary Allen, y se le daba bien ponerse las pieles (en pleno verano tenían que animar al público infantil vestidos con el traje de la mascota del parque). La amistad que estableció con Tom Kennedy (con quien compartió equipo) y Erin Cook (contratada para que fotografiara al público del parque) se mantuvo a lo largo de los años, aunque también hizo buenas migas con parte del personal fijo. La pitonisa de Joyland, Rosalina Gold, conocida como Rozzie, advirtió a Devin que una sombra se cernía sobre él y que en su futuro había una niña y un niño pequeños, pero no podía decirle quién de ellos tenía la visión.

Si hay algo en este libro es intriga y un punto sobrenatural. Sobre el parque se cierne una leyenda: tiempo atrás una chica, Linda Gray, fue asesinada allí por su supuesto novio, aunque él no pudo ser identificado ni detenido; se creía que el fantasma de la chica seguía en el parque, y Devin pasó todo el verano esperando poder verlo.

En su estancia en el parque conoció a Annie y Mike Ross, madre e hijo a los que veía todos los días mientras se trasladaba desde su pensión al trabajo. Mike estaba enfermo, tenía distrofia muscular de Duchenne, y nunca había visitado el parque de atracciones. La amistad que Devin acaba trabando con con el muchacho y el acercamiento a su madre acaban en una visita planificada al parque, con el beneplácito de los superiores, para que Mike pueda disfrutar de una visita privada en la que pueda vivir momentos felices antes de su esperada muerte. Mike es un chico especial, y tendrá mucho que ver con el cambio de actitud que se opere en Devin a partir de ese período de su vida.

Aunque aparecen fantasmas y se habla de un asesino en serie (el caso de Linda Gray parece estar relacionado con otras muertes en zonas cercanas a ferias), la historia habla del paso a la madurez (es el protagonista el que cuenta la historia con más de sesenta años para explicar cómo fue ese momento en su vida) y es también la historia de aquellos que pese a tener mucho que ofrecer no pueden disfrutar de este momento ni dar todo lo que llevan dentro a los suyos, porque la muerte viene a por ellos antes de hora.

Es una historia amena, con toques de intriga, momentos de desesperación y su dosis de amor, que mantiene el ritmo a lo largo de toda la trama, porque el protagonista nos va introduciendo en un mundo que nos es ajeno, el de los parques de atracciones, con su propia jerga y sus propias reglas de camaradería, recordando aspectos de su juventud ya alejada.

Estamos ante una historia bien escrita, que mantiene la dosis de intriga justa; no es un libro que dé miedo, pero no pierde este toque sobrenatural que adereza la trama y se lee muy bien; como lectores nos metemos en la historia y nos alegramos y entristecemos según afectan los hechos al protagonista y a aquellos que le rodean. Como buen libro de intriga, nos espera una sorpresa final. Me ha gustado recuperar la lectura de la obra de este autor, al que hacía tiempo que no me acercaba, y me ha picado de nuevo el gusanillo de seguir con su obra; sin duda lo tendré de nuevo en cuenta.

¡FELIZ AÑO!





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