martes, 5 de julio de 2016

El secreto del faraón. Violaine Vanoyeke.

Reseña de una novela de intriga histórica que realmente no aporta demasiado, pero que se deja leer.

Datos del libro



Título: El secreto del faraón
Título original: Le secret du pharaon
Autora: Violaine Vanoyeke
Traducción: Manuel Serrat Crespo
1ª edición: enero, 2001

(c) L'Archipel, 1996
(c) Ediciones B, S.A.
(c) para la presente edición: Ediciones Folio, S.A.

ISBN: 84-413-1570-1
Formato: Tapa dura
Colección Nueva Novela Histórica
256 páginas

Sinopsis:

Es el año 270 a.C. y Alexandros Agathos, un joven griego nacido en Egipto, se despide del anciano que lo educó, dejando atrás la tierra macedonia donde ha crecido. El joven pone rumbo a su ciudad natal porque sin los textos que atesora la biblioteca de Alejandría no podrá concluir la historia de Grecia que está escribiendo, pero también lo mueve otro propósito: esclarecer el asesinato de sus padres y hermanos -una masacre de la que se salvó milagrosamente-, encontrar al culpable y castigarlo.
La recepción que los alejandrinos le dispersan es hostil, y los pocos que lo tratan con cortesía pronto serán sospechosos. La investigación se convierte en un juego duro y hombres y mujeres caen en extrañas circunstancias, sembrando con su muerte un reguero de dudas.


Sobre la autora


Violaine Vanoyeke, poeta y novelista nacida en París en 1956, autora de numerosos títulos centrados en temática histórica, fue también co-autora de varios libros con su marido, el economista francés Philippe Engerer, ya fallecido.
Profesora de literatura, especialista en las civilizaciones de la antigüedad, conferenciante y lingüista, su obra se ha publicado en más de cincuenta países. Autora tanto de ensayo como de novela histórica, especialmente centrada ésta en el Antiguo Egipto. Colaboradora de numerosos medios de comunicación, ha trabajado como asesora en producciones audiovisuales de divulgación y recreación histórica, aunque también ha sido acusada de plagio y de "impostura científica" por varios profesores universitarios.

Impresiones sobre el libro

El joven Alexandros Agathos abandona la población macedonia de Philippi con destino a Alejandría. La excusa, estudiar los documentos que sobre Alejandro y sus generales contiene su importante biblioteca para así completar la historia de Grecia en la que Alexandros está trabajando. Su tío Kruptos, de sesenta y siete años, no ve con buenos ojos que su sobrino se embarque en esta aventura, porque sabe que en el fondo el motivo de su viaje es esclarecer los hechos que años antes acabaron con toda su familia y vengar estos actos. Teme al viaje de Alexandros, pero también a lo que pueda encontrar en su destino. Con esta premisa de partida, la autora nos lleva al siglo III a.C., en una época en la que la ciudad egipcia de Alejandría está bajo el poder de los Tolomeos, y la historia, que se lee de forma amena y rápida, nos ofrece el "choque" entre las dos culturas, la griega, que se impone poco a poco en las nuevas tierras conquistadas, y el resquicio que aún queda de la antigua civilización faraónica de tiempos pasados.
Asistimos a medida que avanzamos en la lectura a sacrificios y ritos en honor de los dioses griegos buscando una buena travesía y un feliz destino. Gracias al desarrollo de la trama vamos recopilando datos históricos que vienen de la mano del conocimiento del propio protagonista, que amenizan la lectura y que al final van a ser lo que verdaderamente se salve de una historia que se lee rápido, pero que no plantea tanta intriga como parece ofrecer al principio.
"-Esta torre que vela sobre Faros fue erigida por Sostrato de Cnido, el hijo de Dexífanes, para protección de los griegos. En Egipto, ninguna isla puede servir de vigía, pues la ribera que acoge a los barcos se extiende a ras de agua. Por eso se yergue, alta y orgullosa, recortándose contra el cielo, esa torre que, encaramada sobre inabordables rocas, imita la luz del día- dijo Alexandros, citando un epigrama de Poseidippos."
Aunque Alejandría fuera una ciudad griega, los egipcios que allí vivían trataban a los que no eran de allí como extranjeros, y a esa desconfianza tendrá que enfrentarse Alexandros:
"No todos los egipcios aceptan la preponderancia de los griegos en los más altos cargos del Estado. Tal vez advirtáis, durante vuestra estancia, cierta hostilidad por parte de los indígenas. No lo tengáis en cuenta. Somos pocos los que reconocemos que los mercenarios siguen siendo insuficientes para constituir en Egipto, sin la participación de los griegos, un ejército regular."
Dispuesto a descubrir qué pasó con su familia, de clase acomodada, contando con el permiso real para reconstruir y acondicionar la propiedad de su padre, Glaukos Agathos, el eklogista que se encargaba de la verificación de las cuentas reales y que tenía una buena posición junto al rey, y gracias al azar, encuentra un pequeño cofre con tres pedazos de papiro que escondían sendos reconocimientos de deuda en favor de Glaukos, firmados por Zenodoto, el bibliotecario del rey, cuya hija Helena tendrá protagonismo en la trama, Iyi Tusert, comerciante, con cuyos hijos Setnatjt y Neferet pronto entabla relación el protagonista, y Apolonio Petros, que había destacado en muchas expediciones militares.
Alexandros va a pensar, y con él el lector, que cualquiera de estas tres personas o quizá alguno de sus allegados pudieran ser responsables de la muerte de su familia, y la intriga se va a mantener a lo largo de la trama, puesto que a medida que avanzan las investigaciones de Alexandros oscuros secretos van a acabar con la vida de aquellos de los que se sospecha, o van a incidir gravemente en la vida de sus familiares. Si el libro tiene algo es una pizca de intriga que va a hacer que dudes de todo y de todos, aunque dejándote llevar por la pluma de la autora, que no suelta prenda hasta casi el final, por lo cual es difícil saber qué pasó y por qué hasta llegar a las últimas páginas.
Los veintiocho capítulos en los que está dividido el libro llevan al lector por un período quizá no muy conocido por el gran público de la historia de Alejandría bajo el reinado de Ptolomeo II Filadelfo, que gobernó Egipto del 285 al 246 a.C., que mezcla personajes reales y ficticios y que parece querer dar un toque divulgativo de cómo sería la vida en aquel período, destinado a aquellos que se quieran acercar a estas páginas. Historia entretenida que se deja leer, aunque quizás no deje un poso para recordar.

Debo reconocer que tenía este libro aparcado en la estantería desde hace muchos años (hubo una temporada en la que me dio por comprar novela histórica a precios asequibles, propiciado por las numerosas colecciones que se publicaron, ejemplo de ello el libro que hoy me ocupa) y no me arrepiento de haberle dado una oportunidad. Volveré a repetir con la autora, a ver qué tal se desenvuelve en otro período histórico, porque tengo más títulos pendientes de ella. Seguiremos informando.

4 comentarios:

  1. No soy de la novela histórica así que la dejo pasar.
    besos

    ResponderEliminar
  2. Pues a mí sí que me parece fascinante el periodo helenístico; la vida de Filipo, su hijo Alejandro, le helenización de Egipto y el Oriente Próximo...todo ello empezó a interesarme a partir de leer El muchacho persa de la escritora...-vaya, no me acuerdo- y acto seguido, Alexandros de Valerio Máximo MAnfredi
    carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La historia de Egipto, incluido el período helenístico, sí me gusta, como me ocurre con la novela histórica en general, aunque este título quizá sea algo ligero, de ahí que comente que no aporta mucho, aunque se deja leer y entretiene.
      ¿Puede ser Mary Renault la autora de 'El muchacho persa'? Desde luego hay mucho y bueno por leer.
      Gracias por pasarte y por comentar, Carlos.

      Eliminar
  3. ¡Efectívamente! La autora es Mary Renault. La historia me sorprendió mucho por aquello del tratamiento de la homosexualidad o bisexualidad en el mundo antiguo pero también por sus episodios bélicos, aparte de la humanidad de los personajes. Yo creo que es muy bueno.
    carlos

    ResponderEliminar

¡Gracias por pasarte! ¡No te vayas sin comentar!