miércoles, 29 de agosto de 2018

"Todos los veranos del mundo", de Mónica Gutiérrez.

A pesar de los rigores del mes de agosto, en #SoyYincanera no hemos bajado el ritmo lector, y de nuevo hemos cambiado de registro con la lectura de la novela que aquí os traigo, mi primer acercamiento a la autora, y todo un descubrimiento.

Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:

Título: Todos los veranos del mundo
Autora: Mónica Gutiérrez Artero
Editorial: Roca Editorial
ISBN: 978-84-17092-92-4
Formato: Rústica con solapas
Primera edición: julio de 2018
208 páginas
PVP: 17'90€

Sinopsis (trasera del libro)

Helena no sabe cómo sobreviven las familias cuando coinciden todos sus miembros adultos bajo el mismo techo, pero está a punto de averiguarlo. Decidida a casarse en Serralles, el pueblo de todos los veranos de su infancia, regresa a la casa de sus padres para preparar la boda y reencontrarse con sus hermanos y sobrinos. La pequeña localidad a pie de los Pirineos ha permanecido casi inmutable en el tiempo, con sus amables habitantes y sus gratos recuerdos. Un lugar sin sorpresas, hasta que Helena tropieza con Marc, un buen amigo al que había perdido de vista durante muchos años, y la vida deja de ser tan tranquila en el pueblo. Quizá sea el momento de refugiarse en la nueva librería con un té y galletas, o acostumbrarse a los excéntricos alumnos de su madre y a las terribles ausencias. Quizá sea el tiempo de respuestas, de cambios y vendimia. Tiempo de dejar atrás todo lastre y aprender al fin a salir volando.

Sobre la autora
Mónica Gutiérrez nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat  Autònoma de Barcelona  (UAB) y en Historia por la Universitat de Barceloa (UA). Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog. Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia, y las buenas críticas de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, han mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos de Amazon. El noviembre de Kate (2016) fue su primera novela con Roca Editorial.

Impresiones sobre el libro

Tengo que empezar esta reseña reconociendo que la lectura de "Todos los veranos del mundo" ha supuesto mi primer acercamiento a esta autora, de la que sí tenía referencia a través de comentarios sobre su blog y sus libros en las distintas redes sociales, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de que una obra suya cayera en mis manos, y debo reconocer que ha sido una experiencia interesante, y que seguro repetiré si algo más por ella escrito cae de nuevo en mis manos.

Creo que han catalogado este libro como ejemplo de feel-good (novelas que te hacen sentir bien), pero lo cierto es que no soy yo de poner demasiadas etiquetas, y reconozco que cuando una de estas etiquetas, en inglés para más señas, se me presenta, tengo tendencia a buscar qué significan. No sé si puede catalogarse así esta novela que hoy os traigo, lo cierto es que estamos ante una lectura con toques románticos y algo de nostalgia, y es precisamente en ese punto de nostalgia donde los lectores pueden sentirse más o menos identificados (no diré que me he sentido como una Helena que vuelve a su pueblo a disfrutar de las que eran sus raíces, pero la lectura de este libro me ha recordado algunos de los veranos que pasaba de niña en el pueblo de mi padre, con tíos y primos, y en ese sentido personalmente he disfrutado con la lectura del libro).

Si algo tiene "Todos los veranos del mundo" es que es ante todo una historia muy fácil de leer y de seguir, y ello es gracias a la prosa empleada por la autora y por la trama que en el libro nos cuenta, una historia sencilla de una familia sencilla en la que muchos podemos sentirnos identificados, aunque no todos tengamos como la protagonista una masía rural a la que volver en un pueblo perdido cercano a los Pirineos. Y precisamente eso hace la protagonista, Helena, que vuelve al pueblo de su infancia para reencontrarse con familiares, vecinos y amigos. Dueña de una vida más o menos acomodada, en la que están perfiladas cada una de sus obligaciones, trabajando para un prestigioso bufete de abogados que recientemente ha prescindido de sus servicios, Helena vuelve al pueblo de su infancia para retomar el contacto con sus raíces y para preparar su boda con Jofre, uno de los jueces más jóvenes de la Audiencia Provincial de lo Civil de Barcelona con el que lleva viviendo dos años. Desde el primer momento intuimos como lectores que algo no va bien en esta relación, porque Helena no ha buscado ni vestido para una boda que se celebra en pocas semanas, y el novio no acude con ella a los preparativos. Los hermanos de Helena, Xavier, escritor de éxito, y Silvia, militante y activista en Greenpeace, no ven con buenos ojos esta boda, que ven más fruto del conformismo que del amor, y las conversaciones que Helena mantenga con ellos, con su madre y con sus sobrinos, a los que apenas le unía nada, van a cambiar la forma de pensar de la protagonista, que en los pocos días que pasará rodeada de los suyos y de los recuerdos de su infancia va a trastocar sus planes de futuro, haciendo que se plantee cosas que antes creía muy importantes.

Junto a sus hermanos, Helena tendrá oportunidad de acercarse a la figura de su madre, que tras la muerte de su marido se ha reinventado poniéndose al frente de una escuela de cocina aprovechando el turismo rural en la zona, y algunos de los personajes que asisten o están vinculados a estas clases también darán color a la historia que nos trae Mónica Gutiérrez, como el señor Serra, un personaje que le da un aire al escritor Eduardo Mendoza, y con el que la madre de Helena está encantada de ejercer de profesora culinaria, aunque como el resto de los alumnos su capacidad de aprendizaje deje bastante que desear.

Aunque pueda parecernos que la relación de Helena con su hermana Silvia no es todo lo idílica que cabría esperar entre hermanas, porque las dos son muy diferentes (una se ve obligada a defender a las grandes empresas petroleras; la otra como activista a los que luchan contra ellas), los diálogos que mantienen entre ellas sobre la familia, los intereses de cada una y los recuerdos que sí las unen ponen de manifiesto que tienen más en común de lo que pensaban, y esto es un punto a favor de la autora, que ha conseguido que en unos personajes en apariencia sencillos y esteriotipados podamos sentirnos identificados, o que al menos reconozcamos en ellos a algunos familiares o amigos que nos rodean, a los que no siempre nos atrevemos a decirles lo que pensamos, ni a tratarlos con todo el cariño que se merecen.
"- Yo no quería venir aquí este verano. Tampoco vine el anterior, ni siquiera por Navidades. Tenía miedo de que, si volvía a la casa de los abuelos, me dolería tantísimo la ausencia de mi padre que ni siquiera podría respirar. Pensé que sería horrible estar de nuevo aquí, en su pueblo, en donde yo había sido tan feliz durante mi infancia."
"... no importa lo lejos que corras a esconderte, la vida acaba por encontrarte."
 "Silvia no lo sabe, y no se lo diría por nada del mundo, pero desde aquel día en el que se marchó de casa dejándome un paquete de color cereza sobre la cama, no he vuelto a llevar jamás calcetines negros. Ahora los tengo de todos los colores, con rayas, con topos, incluso con búhos y gatitos estampados. Mis preferidos son unos blancos, de rayas rosa pastel, con pequeñas mariposas moradas, doradas y verdes bordadas por todas partes".
Con Xavier, el hermano escritor de éxito, Helena parece llevarse algo mejor, porque ha sido su confidente en la infancia, el punto de unión entre ella y Silvia, de la que era hermana pero no amiga íntima, quizá porque Xavier era el mayor, al igual que su padre, tristemente fallecido, era el motor de unión en la familia, al que los niños acudían para entretenerse y al que daban más besos y abrazos. Quizá por este motivo Helena no acepta de buen grado los cambios que se han producido en su casa, como si el hecho de convertir la masía en una escuela de cocina invadiera los recuerdos de su padre, a lo que no contribuye que su madre hubiera retirado todas las fotografías. La madre de Helena no se nos presenta como alguien frío, simplemente tiene otra manera de manifestar sus sentimientos (a esto me refería cuando más arriba indicaba que podemos reconocer en la prosa de la autora y en los personajes por ella creados a algunos familiares o amigos con los que podemos identificar a los protagonistas que aquí se nos plantean).

Estamos ante una historia entrañable y familiar, de recuerdos, de vuelta a los orígenes, narrada por la propia protagonista, Helena, que a través de recuerdos y gracias a unos diálogos abundantes va a dibujar un panorama familiar entretenido, divertido, que da lugar a risas y llantos, al recuerdo de anécdotas, al conocimiento de lugares sorprendentes dentro del mismo pueblo (la propia casa a la que vuelve la familia que ha cambiado su aspecto general y se ha convertido en un negocio que quiere aprovechar el auge del turismo rural), al descubrimiento de lugares con encanto, como La biblioteca voladora, un pequeño negocio de venta (o más bien de disfrute de libros) regentado por un personaje peculiar, Jonathan Strenge, más preocupado por mantener una buena conversación sobre libros con posibles clientes que por vender esos mismos libros, con el que particularmente no me importaría compartir una taza de té acompañada de un bollo delicious o galletitas (tendréis que leer el libro para conocer a este fantástico personaje), o una curiosa floristería regentada por un tipo fornido con pinta de vikingo, y que también dará mucho juego en la trama. Y por si fuera poco, Helena se va a encontrar con un amigo de infancia, Marc Montañés, al que va a volver a unirse gracias al encanto del pueblo, la serenidad que allí se respira y el recuerdo de momentos vividos en el pasado. Es cierto que a medida que vas entrando en la historia tienes la sensación de que todo va a acabar bien, de que los protagonistas no van a tomar malas decisiones, de que todo parece fácil, pero está tan bien escrito y tan bien narrado que entras de lleno en la trama, la acabas comprando, y cuando se acerca el final del libro quedas con ganas de más. No te molesta que la historia no te haya deparado sorpresas, quieres que acabe bien y lo consigue. El libro tiene la virtud de que te hace rememorar tus propios recuerdos de infancia, te hace reflexionar sobre cosas que dejaste de decir o hacer, hace que eches de menos a los que ya no están contigo, pero desde la añoranza, y te hace reflexionar acordándote de cómo eran sin idealizarlos, algo que en ocasiones hacemos.

Estamos ante una historia fresca, muy bien narrada, con profusión de diálogos, que se nos queda corta, porque bien podría ser leída de tirón, pero nos gusta disfrutar las lecturas y las saboreamos, y la autora ha conseguido que con su libro también disfrutemos, haciendo un repaso de una manera sutil por algunos títulos de la literatura que nos han acompañado a lo largo de la vida (Helena y Marc sin ir más lejos son Peter Pan y Wendy). Personalmente a mí me ha removido recuerdos personales y es algo que he agradecido, me han gustado los guiños a personajes carismáticos que dan su punto de extravagancia y humor a la trama, y he disfrutado con la historia en general y con lo que quiere transmitir. Ya sé que últimamente lo digo mucho, pero es cierto, y creo que en el caso de Mónica sea más fácil que repita, porque creo que sus novelas no son demasiado extensas y me gusta su forma de escribir, así que pasado con nota este primer acercamiento a su forma de narrar, no dudaré en repetir si algo suyo se cruza en mi camino. Me ha gustado el estilo, y ha sido un soplo de aire fresco entre la lectura de  la novela negra con la que tanto disfruto. He quedado contenta con la experiencia y no dudo en recomendar esta lectura, si queréis una novela ágil, con trama interesante y fácil de leer para este final de verano que ya se nos va, aunque os advierto que si la cogéis os va a durar un par de tardes si acaso entre las manos, porque gracias a la abundancia de diálogo y a los veintidós capítulos cortos en los que se divide, cada uno de ellos con un título específico, se devora. Si tenéis oportunidad, no la dejéis pasar. Yo no me he arrepentido de que haya sido uno de los títulos elegidos como lectura en #SoyYincanera.
Gracias a las responsables de la iniciativa y a Roca Editorial por el ejemplar.
¡Nos leemos!

lunes, 13 de agosto de 2018

ARDERÁS EN LA TORMENTA. John Verdon.

De nuevo, y a pesar de los calores de agosto, volvemos a la carga desde el grupo #SoyYincanera con la reseña del último título protagonizado por el detective David Gurney, un libro que hará las delicias de los amantes de la saga, sin duda alguna, porque Dave es mucho Dave.

Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:

Título: Arderás en la tormenta
Título original: White River Burning
Autor: John Verdon
Traductor: Santiago del Rey
Editorial: Roca Editorial de Libros, S.L.
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-16700-72-1
504 páginas
Primera edición: junio de 2018
P.V.P.: 19'90€

Sinopsis (tomada del propio libro)

La tensión ha ido en aumento en White River. El inminente primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo de una policía local inquieta a una población económicamente deprimida y racialmente polarizada, enfrentada por discursos incendiarios, manifestaciones airadas y casos de incendios y saqueos.
La situación en White River se vuelve realmente tensa cuando se producen más muertes en lo que parece ser una escalada de venganzas. Sin embargo, cuando Gurney se pregunta por la verdadera naturaleza de todo este baño de sangre y se centra en aspectos peculiares de cada uno de los homicidios, el fiscal del distrito le ordena desvincularse de la investigación.
Obsesionado con los indicios que no corroboran la versión oficial de los hechos, Gurney decide actuar por su cuenta..

Datos sobre el autor


John Verdon trabajó en varias agencias publicitarias en Manhattan como director creativo hasta que, como su protagonista, se trasladó a vivir al norte del estado de Nueva York en un entorno rural. Sé lo que estás pensando fue su primera novela, un éxito mundial. En 2011, Roca Editorial publicó No abras los ojos, que también fue un éxito de crítica y ventas, a la que siguieron Deja en paz al diablo, No confíes en Peter Pan y Controlaré tus sueños. Su serie, que protagoniza el carismático detective retirado David Gurney, es ya un referente del género negro y criminal.



Impresiones sobre el libro

Quizá a la hora de abordar esta reseña no vaya a ser todo lo parcial que se espere de una persona que comenta libros, pero lo que tengo claro a la hora de reseñar es que no voy a imponer mi opinión, dejo claras mis impresiones y mis gustos, pero no pretendo convencer a nadie. ¿Y por qué digo esto? Básicamente porque John Verdon me tiene ganada, me gusta el personaje que ha creado, un policía retirado (o al menos eso es lo que se supone) con un amplio número de casos resueltos a su espalda, que ha abandonado la vida en la gran ciudad para "retirarse", junto a su esposa Madeleine, a una zona de campo, alejado de los problemas y los agobios de la gran ciudad, para "disfrutar" del retiro que se merece. Pero si Dave Gurney tiene algo peculiar es que él difícilmente puede estar sin hacer nada, sus células grises tienen que trabajar, y en eso lo encontramos al principio del libro, "entretenido" en lo que parece ser una excavación arqueológica en sus tierras, llevado por su propia curiosidad. Y en esas está cuando recibe la llamada de Sheridan Kline, el fiscal del distrito, que busca la ayuda de Gurney para desentrañar una serie de acontecimientos que están teniendo lugar en White River, propiciados por el aniversario de la muerte de un hombre negro a manos de la policía y lo que parecen ser los disturbios como respuesta a ese abuso de poder. El asesinato de un policía a manos de un francotirador y las revueltas que este y el anterior hecho están revolucionando las calles de White River hacen que el fiscal pida la ayuda de Gurney, de una forma algo extraoficial, porque Gurney va a investigar pero solo tendrá que dar cuenta al fiscal de sus avances, y conociendo a David y al fiscal, al que ya los seguidores de la serie hemos tenido el "placer" de encontrar en otros títulos, la cosa no iba a acabar tan bien como se esperaba. Entre el equipo encargado de investigar los disturbios que se están dando en la zona destacan Dell Beckert, jefe de policía de White River con grandes aspiraciones políticas y su adjunto y mano derecha Judd Turlock, el alcalde Dwayne Shucker, el sheriff Goodson y Mark Torres, joven policía que está en el cuerpo principalmente para ayudar a los demás, encargado de la investigación en un principio y que pronto comprenderá que Gurney tiene razón en su forma de actuar.

Junto a estos personajes, algunos nuevos en la trama, y a Madeleine, el pilar que sustenta la vida de Gurney y su contrapunto de serenidad, encontramos a Hardwick, un investigador amigo de Dave que no duda en acompañar al personaje en sus pesquisas por muy alocadas que le parezcan sus teorías.

El asesinato de un hombre negro al parecer inocente, por parte de la policía, y la muerte de un policía que un año después controlaba una manifestación a manos de un francotirador ponen al descubierto en "Arderás en la tormenta" una serie de problemas raciales que siguen dándose en EE.UU. a pesar de que se nos vende como un país de oportunidades. Los conflictos raciales salen a la luz en este libro y John Verdon aprovecha estas discrepancias para enfrentar a dos grupos, los supremacistas blancos y los miembros de la UDN, organización esta última que lucha por la defensa de los derechos de la gente de color y cuyos líderes también tendrán un papel relevante como víctimas o verdugos de esta trama que aquí se nos presenta.

El tema de los conflictos raciales en EE.UU. será uno de los tratados en el libro, pero no el único, porque si las novelas de John Verdon se caracterizan por algo es por ser una crítica a la sociedad actual en la que vivimos, con ricos que se aburren con todo y de todo, gentes que luchan por sobrevivir aunque dando importancia a los derechos que les asisten como ciudadanos, a pesar de su color o ideología, el odio que parece pervivir en algunos que no olvidan lo que sufrieron sus antepasados, los policías que ponen por delante sus aspiraciones políticas a su deber de luchar por los ciudadanos, frente a aquellos miembros del cuerpo que están allí por la necesidad de servir, aunque cada vez se sientan más vulnerables y comprendan que su labor tiene cada vez menos sentido, y como punto negativo, la utilización que de las noticias hacen las redes sociales y los programas basura de televisión, a los que no importa la gravedad de lo que cuentan ni sus consecuencias, que solo aspiran a ganar audiencia y a conseguir más publicidad y por tanto más dinero, sin que les importe el efecto que lo que cuentan en sus programas pueda tener en la vida de los que escuchan sus soflamas.

Con "Arderás en la tormenta" descubriremos de nuevo al Gurney al que estamos acostumbrados, aunque quizá la investigación aquí sea más pausada. Cuando los acontecimientos por los que Gurney es contratado parecen tener sentido y las piezas encajan casi a la perfección, Dave se desvincula con su pacto con el fiscal y empieza a investigar por sí mismo, guiado por su instinto, y con el beneplácito de Madeleine, que cosa extraña en ella, quiere que Gurney investigue la muerte de un buen policía que no merecía haber muerto asesinado, porque si a Gurney le hubiera pasado algo ella hubiera querido que alguien tan bueno y honrado como su marido hubiera investigado el caso. El papel de Madeleine en este libro no es tan negativo como puede parecernos en entregas anteriores. Sigue echándole en cara a Gurney que se relacione mejor con los problemas que su antiguo trabajo le plantea que con las personas de carne y hueso que tiene a su alrededor, pero esta vez deja trabajar a Gurney porque se siente identificada con las viudas de los policías y querría que alguien como su marido investigara el fondo de un caso que no es tan sencillo como a priori se presenta si ella estuviera en ese lugar.

"- A mí me resulta muy útil ponerme en el lugar del criminal. Mirar el mundo desde su punto de vista. Y lo hago estudiando todo lo que ha hecho. Me sumerjo en sus preparativos, en la ejecución de su plan, en sus probables pasos posteriores. Eso me da una idea de cómo piensa, de cómo toma decisiones. Pero esta vez no está funcionando."
"- Soy un escéptico por naturaleza. Así funciona mi mente."
"Por naturaleza, Gurney tendía a ir adonde le arrastraba la curiosidad sin preocuparse mucho de los refuerzos. Las peculiaridades y las incoherencias le llamaban la atención, despertando su deseo de examinarlas incluso en condiciones que habrían hecho vacilar a otros." 

He dicho al principio que no soy objetiva, porque me gusta la forma de escribir de Verdon y me gusta el personaje que ha creado, aunque solo me lo presente en sus tierras, pendiente de una pequeña excavación que está haciendo que ejercite sus células grises, o al cuidado de sus gallinas. Me gusta la forma de narrar del autor, y disfruto con la sencillez del personaje y sobre todo me gusta que las conclusiones de los casos no se saquen de una chistera. Como lectores asistimos a toda una serie de pruebas, de pros y contras, de forma que tenemos la solución ahí, descartando como hace Gurney a unos y a otros, porque las pequeñas cosas son importantes y todo tiene que encajar, y John Verdon hace que su trama encaje, de eso no hay duda. Nos podremos llevar una sorpresa más o menos grande en cada historia, pero lo que está claro es que personalmente disfruto con cada una de ellas, y las páginas, a pesar de que pueden parecer excesivas, vuelan entre las manos del lector. Quizá no soy objetiva, porque el personaje me tiene ganada desde el principio, y no puedo dejar de imaginarme que algo del autor hay en el personaje, pero lo haya o no, yo sin duda disfruto con su inteligencia y estoy segura que volveré a retomar la saga si hay nuevas entregas. De eso estoy segura.

En el blog, aunque he leído toda la saga protagonizada por Dave Gurney, solo he reseñado dos de las novelas. Os dejo el enlace por si os animáis a conocer algo más del protagonista. Nos leemos.

- Deja en paz al diablo
- No confíes en Peter Pan


miércoles, 1 de agosto de 2018

ASESINOS DE SERIES, de Roberto Sánchez.

En #SoyYincanera hemos hecho un parón a los sorteos de los libros con los que tanto disfrutamos, pero está claro que un grupo como nosotros, ávido de seguir leyendo y devorando todo lo que cae en sus manos no puede estar un segundo sin saborear su principal entretenimiento, así que cuando las integrantes del llamado Comando Madrid de #SoyYincanera nos contaron que habían tenido un encuentro con Roberto Sánchez y habían estado comentando su libro, que enlaza el mundo de la intriga con las series de televisión, y se decidió que iban a participar en una lectura conjunta, algunos de los integrantes del resto del grupo desperdigados por diferentes puntos de la geografía española decidimos no perdernos este acontecimiento y la verdad es que no nos hemos arrepentido de participar, porque "Asesinos de series" ha resultado ser un grato descubrimiento y en particular yo he quedado con ganas de más.

Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:

Título: Asesinos de series
Autor: Roberto Sánchez Ruiz
Editorial: Roca Editorial
Formato: Rústica con solapas
Colección: Thriller y Suspense
ISBN: 9788417092894
PVP.: 18'90€
320 páginas
Publicado en mayo de 2018.
Formato en digital: 
ASIN: B07BH6T4DR


Sinopsis (tomada de la propia editorial):

"Asesinos de series" es el nombre del blog de tres jóvenes (Andrés, Marta y Rubén) que viven juntos en Madrid. Adictos a las series, sueñan con crear su gran éxito internacional: una serie de referencia como podría ser Lost. Andrés se gana la vida escribiendo textos para agencias de publicidad y prospectos de farmacia. Marta es maquilladora en culebrones. Rubén es taxista y, en las largas esperas en el aeropuerto o estaciones, devora todas las series posibles. Un día, reciben la llamada de una productora de televisión para entrevistarles. En realidad les recibe un inspector de policía, Héctor Salaberri. El motivo: se están cometiendo unos asesinatos que tienen algo en común, están inspirados en series de televisión. La policía quiere que les ayuden a encontrar nuevas pistas que puedan aparecer en otros casos y, a la vez, ir dibujando el perfil del asesino.

Datos sobre el autor
Roberto Sánchez Ruiz (Barcelona, 1966) es un periodista radiofónico español vinculado a la cadena SER desde 1988. Entre 1994 y hasta 2012, creó y dirigió durante 18 años "Si amanece nos vamos", el primer programa de transición entre la noche y la mañana, valedor de un Premio Ondas, un Micrófono de Plata y una Antena de Oro. Desde septiembre de 2012 colabora en "La Ventana" de Carles Francino.
En sus comienzos profesionales pasó por Radio Cadena Española, de Radio Nacional de España, y la COPE (Sabadell). En 1993 fue nombrado delegado de Radio Valencia 2. A lo largo de su carrera ha trabajado con profesionales como Iñaki Gabilondo, Carlos Herrera, Andrés Caparrós, Julio César Iglesias, Gemma Nierga o Javier Sardá.
En televisión ha presentado los programas "Supercampeones" (Telemadrid), "6,25" (TVE. Espacio dedicado al mundo del baloncesto) y "En el candelabro" (Telecinco, debate de actualidad). Ha sido profesor de Realización y Producción radiofónica en la Escuela Aula Radio de Barcelona.
(Foto y datos del autor tomados de la página de la editorial).

Impresiones sobre el libro

Creo que el que sigue un poco la trayectoria de este blog tiene claro, o al menos en la mayoría de reseñas que últimamente publico puede quedar patente, que la novela negra tiene un peso importante en mis propios intereses, porque desde pequeña siempre he disfrutado con un buen libro de intriga, de esos que nos mantienen pegados a las páginas, y si a ello le sumamos que este libro que hoy trataré de reseñar está escrito por un hombre al que seguía en su etapa como presentador radiofónico en mi adolescencia, con "Asesinos de series" se daban dos ingredientes fundamentales para que el libro me gustara: por un lado, una novela de intriga que además bebe de otra de mis pasiones, las series de televisión, y por otro lado, un autor conocido, al menos una voz conocida al que seguía desde hace varios años. Aún recuerdo, y en ocasiones echo de menos cuando enciendo la radio de madrugada su "Si amanece nos vamos", un programa de radio en las madrugadas que tenía el aliciente de intentar descubrir, siguiendo unas pistas, algún que otro misterio propuesto por los responsables del programa, a base de preguntas que los oyentes hacían al presentador, y esta es la esencia que ha traído a mi memoria la lectura de "Asesinos de series".

"Asesinos de series" es el nombre de un blog que llevan a medias Andrés, Marta y Rubén, tres de los protagonistas del libro que comparten aficiones y un piso en el barrio de Lavapiés. Su interés por las series y sus propias peculiaridades les llevan a vivir juntos, compartiendo espacio vital (en el reducido espacio de un piso en común) y virtual, a través del comentario que de las series de moda hacen en un blog que los tres dirigen, con la idea de que algún día puedan hacer una gran serie sacada de sus ideas y comentarios del blog. Aunque en un principio los tres se dedicaban a comentar todas y cada una de las series de moda, con el tiempo cada uno de ellos se irá especializando en un tipo de ellas, y así las entradas publicadas se harían más fluidas. Andrés, publicista, trabaja principalmente creando prospectos para medicamentos de farmacia, y ello no le impedirá querer ver cumplido su sueño; Rubén, taxista de profesión, aprovechará cada momento libre en sus carreras entre estaciones y aeropuerto para estar al día con las series con las que más disfruta, y Marta, que trabaja como maquilladora en un culebrón, sueña en realidad con el maquillaje de muertos, pero disfruta con una buena serie de intriga. Hasta aquí, unos personajes con los que nos podemos sentir más o menos identificados, porque en algún momento de nuestra vida nosotros mismos hemos seguido multitud de series y soñamos con protagonizar o al menos conocer a algunos de los personajes que en ellas aparecen. El frikismo de nuestros personajes no se limita solo a seguir las series, sino que ellos sueñan con escribir una que tenga un gran éxito, del tipo de "Perdidos", básicamente quieren triunfar con aquello con lo que disfrutan; algo muy lícito, ¿no creéis? Por eso, cuando son convocados por una productora de cierta importancia para una entrevista ya ven su propósito cumplido, pero con lo que no van a contar los protagonistas, ni tampoco el lector es que esta entrevista encierra algo más, porque al otro lado de la mesa de reuniones no solo está es director de la productora, sino también el inspector Héctor Salaberri, otro puntal importante de la historia que va a pedir la ayuda de estos jóvenes para desentrañar una serie de crímenes o muertes inexplicables que se están dando en la ciudad y que parecen responder a un patrón sacado de capítulos de series de más o menos impacto para el gran público, con la particularidad de haber sido comentados en el blog que los tres amigos comparten. No sabremos muy bien si ese interés de la policía por los protagonistas será fruto de querer buscar su colaboración o si es debido a que son considerados sospechosos de las muertes, pero lo que está claro para el lector es que la intriga está servida, y en eso el autor ha sabido combinar muy bien los tiempos, la sucesión de crímenes y las pistas sobre las series en las que parece haberse basado, en este caso en una lucha buscando un responsable y un por qué, que arrastra al lector a lo largo de más de trescientas páginas que son devoradas porque el planteamiento de la trama resulta creíble y la historia en sí está muy bien narrada.

Junto a este inspector de policía que acabará compartiendo alojamiento con el trío protagonista, no se sabe muy bien si para protegerlos o para tenerlos controlados, otras dos personas serán claves en la investigación, la inspectora jefa Isabel Velasco, una mujer dura a pesar de haber tenido que hacer frente a muchos problemas en su vida personal y profesional, siempre teniendo que demostrar que está en el cargo por méritos propios, y el agente Benítez, personaje peculiar que se hace juicios de valor, que se mueve por instinto, y que también tiene problemas personales a los que enfrentarse, y que no soporta que al principio del caso no le hayan hecho partícipe de la investigación que se está llevando y de los avances de la misma. Salaberri, Velasco y Benítez serán el trío policial ocupado de desentrañar una trama que parte con el suicidio desde un hotel de Madrid de un ciudadano del que no se conoce ni la identidad, ni la procedencia, cuyo cuerpo ha caído al suelo de una manera demasiado extraña y cuya muerte recuerda a un episodio de una serie emitida por televisión. El problema principal vendrá cuando se descubra, en muy pocas páginas, que no es esta la única muerte extraña, sino que las mismas se suceden, y lo que es más curioso, parecen estar relacionadas. Un ritmo trepidante, una ganas por saber qué ha ocurrido y por qué, y por desentrañar los secretos que parecen rodear a cada uno de los personajes (miembros del blog y de la policía indistintamente), hacen que las páginas de "Asesinos de series" vuelen entre las manos de los ávidos lectores, al menos creo que ha sido nuestro caso.

El autor ha hecho un guiño al mundo de las series, además de basando la trama en los propios episodios de series emitidas, recordando algunas que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida y que no se caracterizan solo por ser de temática negra o thriller, sino que encontramos alusiones a "El príncipe de Bel Air", "Mujeres desesperadas", "Prison Break", "Dexter"... series de todo tipo y con un público de lo más variado; uno de los puntazos del libro es esta alusión a las series, que puede despertar el interés de aquel que no las haya seguido, y que despierta las ganas de seguir con el visionado de aquellos que las teníamos algo olvidadas, y eso es mérito del autor y de un trabajo de investigación que ha sabido combinar muy bien las distintas tramas para dar un resultado redondo a la historia aquí narrada. Además, la trama, dividida en ocho capítulos, trae estos encabezados como si de un episodio de serie se tratara; los que seguimos las series sabemos claramente qué significa T01x01, y sinceramente, me gustaría que hubiera una segunda temporada para alguno de los protagonistas, aunque no quiera desvelar para quién para no fastidiar la intriga que el libro aporta.

"Si una persona se deja caer, lo hace sin impulso. Así se matan, abandonándose hasta en ese último gesto, sin fuerzas. Y van cayendo, a cámara lenta. Esa es la sensación que dieron las víctimas desesperadas del 11-S, las que, sabiendo que no había escapatoria al cerco de amasijos en fundición y humos que se arremolinaban en sus pulmones, abrieron las ventanas para cerrar así sus vidas.
La fuerza de la gravedad actúa expectante hasta los últimos momentos, por ver si nos sacamos un paracaídas de la nada, y cuando comprueba que no hay nada que hacer, suelta un mazazo final contundente y acelera el golpe seco. Siempre, cerca de la fachada. No sabría traducirlo a una onomatopeya. Ni Rubén ni nadie que lo hubiera escuchado. La brutal colisión de un cuerpo, el de una estructura de huesos envueltos ya en vísceras huecas, al estrellarse sin desaceleración. Una onda expansiva de silencio lo llena luego todo".
En el libro no solo encontramos un homenaje a las series, y una gran dosis de intriga que mantiene el interés del lector, sino también una crítica velada a temas más o menos candentes de la sociedad, como la desigualdad en el trabajo entre hombres y mujeres, teniendo estas últimas que demostrar muchas veces más su valía frente al resto de trabajadores para ganarse su respeto, los malos tratos en el entorno familiar, el tratamiento que la propia prensa y televisión hace de unos casos que llegan al gran público, como en el caso de las desapariciones, obviando en otros muchos la mención de casos parecidos de los que no llegamos a enterarnos... 

"Asesinos de series" es un libro ideal para estos días de calor, con una trama muy bien llevada que guarda la consiguiente sorpresa final, con unos personajes muy definidos que esconden muchos matices en su interior, de forma que a medida que vas leyendo no sabes muy bien qué esconden en realidad, y descubrir esa faceta es otro puntal a tener en cuenta en la trama. Escrito con un lenguaje ameno, la continua alusión a series televisivas de todos los tiempos es un punto a favor, y no solo para aquellos que las han seguido, sino que dan ganas de anotar los títulos y retomarlas o iniciarlas según el caso, y eso es mérito del autor, que ha sabido introducirlas en la trama sin que desluzca la historia, más bien engrandeciéndola.

En definitiva, lo ideal con "Asesinos de series" es dejarse llevar en la lectura. Estamos ante un libro que se deja leer porque las páginas vuelan solas. El punto de intriga está servido desde el minuto uno, los protagonistas encierran algún que otro secreto y nosotros como lectores vamos a querer desentrañar la trama. Ya he dicho más arriba que quedo con ganas de más, y teniendo en cuenta que al parecer este es el primer libro de su autor, si decide retomar a alguno de los personajes le auguro un buen futuro. Personalmente, no dudaría en repetir experiencia, aquí cuenta con una futura lectora. No me queda más que recomendaros el libro si no habéis tenido el placer de acercaros a él. En un par de tardes puede quedar finiquitado, pero yo os recomendaría que lo disfrutarais a pequeños sorbos, tratando de descubrir el porqué y el sentido de los acontecimientos, que os adelanto no es tarea fácil, pero al final todo queda cerrado y la sensación al terminar la lectura es bastante positiva. Un placer haber descubierto a Roberto Sánchez en su faceta de escritor y haber compartido la experiencia de haber comentado su libro en #SoyYincanera.