No he tenido el placer de haber leído a Carmen Amoraga con anterioridad a este libro, pero cuando las jefas de #SoyYincanera plantearon la posibilidad de conseguir un ejemplar del mismo y llevar a cabo una lectura simultánea por twitter no lo pensé dos veces, porque confío bastante en su criterio. Ha sido un placer acercarme a la prosa de esta autora, aunque no sé si seré capaz de plasmar lo bueno que me ha parecido el libro.
Sin más vamos con los datos técnicos:
Título: Basta con vivir
Autora: Carmen Amoraga
Editorial: Planeta, S. A., bajo el sello de Ediciones Destino.
Colección Áncora y Delfín. Volumen 1413.
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-233-5287-6
Primera edición: octubre de 2017
320 páginas.
P.V.P.: 18'90€
Sinopsis (tomada del propio libro)
Pepa es una mujer madura en quiebra emocional. Siente que ha malgastado su vida y culpa al mundo de su aparente desgracia. Sola, enfadada y amargada, siente como una herida la felicidad del resto, y para protegerse del dolor no encuentra otra forma que vivir dentro de una coraza que oculta sus verdaderos sentimientos.
Durante unas vacaciones forzosas, Pepa se ve obligada a reflexionar y a tomar consciencia de los errores que la han llevado a estar donde está. Justo cuando comienza a reconciliarse con sus recuerdos, empieza a observar a una chica embarazada que toma el sol a diario en un banco de la misma plaza en la que Pepa pasea a su perro. Esa joven es Crina, que vive una tragedia ante los ojos impasibles de una sociedad que no quiere verla.
Crina llegó a España engañada por su propia pareja, que la vendió a una red de trata de blancas, y ahora esa red planea vender al bebé que espera. Pepa, inmersa en el proceso de rehabilitación de su invalidez emocional, es la única persona que puede ver más allá de lo que se ve, y decide volcarse en ayudar a esa desconocida.
Una novela intensa que nos habla de crecimiento, superación y resiliencia. Que nos muestra la verdad de lo que somos y cómo ayudar a otra persona puede llegar a salvarnos de nosotros mismos. Un canto a la vida y a la fuerza de la solidaridad.
Y esto es lo que nos dice el libro sobre su
autora,
Carmen Amoraga.
Nacida en Picanya, Valencia, en 1969, es licenciada en Ciencias de la Información y ha trabajado para radio y televisión. Ha sido columnista en diversos medios, como Levante-EMV, Cadena Ser, Cartelera Turia, Mujer hoy o Harper's Bazaar España. Ha sido asesora en relaciones con los medios de comunicación de la Universitat de València y actualmente es Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana. Es autora de Para que nada se pierda (1997, II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla), La larga noche (2003, Premio de la Crítica Valenciana), Algo tan parecido al amor (finalista del Premio Nadal 2007), El tiempo mientras tanto (finalista del Premio Planeta 2010), El rayo dormido (Destino, 2012) y La vida era eso (Premio Nadal 2014), entre otros.
Fotografía de la autora: © Javier Salas
Portada del libro tomada de Internet.
Impresiones sobre el libro
Quizá podamos pensar al leer la sinopsis de la editorial que ahí reside todo, que ya nos han contado de qué va la historia y que no hace falta que nos adentremos entre sus páginas. Es cierto que la sinopsis adelanta bastante la historia, pero lo bueno de este libro no es tanto lo que cuenta, a pesar de que estamos ante una buena trama que puede dividirse en dos partes que luego confluyen, sino en cómo lo cuenta. Ya he comentado más arriba que no había tenido el placer de haberme acercado a la obra de esta autora y que "Basta con vivir" ha sido mi primer acercamiento a su prosa, pero tras la lectura de este título no voy a dudar en darle una nueva oportunidad a Carmen. Desconozco si suele usar siempre la misma forma de narrar, porque si algo tiene "Basta con vivir" es que está plagado de frases subordinadas, que al principio descolocan un poco al lector, pero a las que te vas acostumbrando y que se agradecen. Recuerdo que me costó un poco entrar en la redacción en las primeras páginas, pero al mismo tiempo estaba disfrutando con la manera de narrar de la autora, porque resulta muy descriptiva y fácil de imaginar. Os pongo un ejemplo de lo que digo que podemos encontrar nada más iniciar la lectura:
"La vida cansa a la mujer que trata de dormir en la habitación oscura en una cama que cruje, seguramente porque por las noches apenas cierra los ojos un par de horas, justo antes de que amanezca y el despertador suene a las siete, y antes a las siete menos cuarto y antes a las seis y media, porque entonces, cuando es preciso que se levante, sí que tiene sueño. Un sueño paralizante, incompatible con la vida, incompatible con la obligación de salir de allí, de ponerse las zapatillas, de abrir el grifo mientras mea, de enfadarse porque se ha olvidado de colocar el teléfono de la ducha en el cubo de fregar para no desperdiciar el agua hasta que se calienta, de poner la cafetera en el fuego, de ducharse mientras sale el café, de tomarse el café al mismo tiempo que se seca con el albornoz fucsia que se compró en el Carrefour el invierno pasado y que le costó muy barato y que ya clarea por las costuras y que casi no le quita el frío y casi ni la seca pero que ella no tira porque ella no es de tirar las cosas porque de tirar nadie se hace rico". (...) (Páginas 13 y 14)
En estas primeras páginas ya vamos haciéndonos una composición de como es Pepa, una de las dos protagonistas de la historia, una mujer de unos cincuenta años que vive enfadada con el mundo, que cree que se merece algo mejor y culpa a todos y a las circunstancias en las que ha vivido de su soledad y de su triste vida, sin amor, sin hijos, acompañada de un perro al que ha puesto de nombre Ramón, el nombre del novio que la abandonó, que tuvo que pasar por un cáncer y perdió así la posibilidad de tener hijos, y que se quedó sin amigas porque éstas la traicionaron casándose y teniendo niños... Pepa "recuerda su infancia como si fuera un día nublado", y esta es la actitud que mantiene ante su vida. En algunas ocasiones me he podido sentir identificada con el personaje, no por sus miedos y paranoias, sino porque el personaje tiene su propia versión de los hechos y cree que esa es la buena, sin pararse a preguntar ni a su madre ni a los compañeros de trabajo la visión que ellos tienen, y creo que todos hemos creído en algún momento que algo pasó tal como lo recordamos, y el hecho de no pararse a comentar con los demás puede hacer que nos aislemos del mundo, como se encontraba Pepa, hasta que unas vacaciones forzosas en el trabajo (provocadas por un malentendido con sus compañeros) hacen que comprenda que tiene demasiado tiempo libre y que no sabe en qué ocuparlo, más allá de pasear a su perro, al que tampoco es capaz de dar demasiadas muestras de cariño. Una charla con su madre, que habita en la misma residencia de ancianos donde Pepa trabaja hará que busque ayuda en una psicóloga, y es ahí donde iremos conociendo los pasos que han hecho que Pepa sea como es, y las ganas que tendrá de cambiar tanto física como mentalmente. Los paseos con Ramón la llevarán a retomar el contacto con algunas personas de su pasado, y la acercarán a Crina, la otra protagonista de la historia, una joven rumana de veintitantos años, estudiante de medicina en su país, que ha llegado a España engañada por su novio y que ahora está bajo el poder de una red de trata de blancas que la obliga a prostituirse en contra de su voluntad bajo la amenaza de hacer daño a su familia en su país.
"Crina tiene veintitrés años, o veinticinco, o quizá veintiséis. No lo recuerda bien porque tampoco sabe a ciencia exacta en qué día está o qué hora es. En su vida, todo es aproximado o como si fuera un sueño. Un sueño pegajoso y lento. Un sueño malo, de los que estás deseando despertar". (Página 41)
El día a día de Crina nos impacta. Sabemos que por desgracia es algo que se da más a menudo de lo que queremos pensar y seguramente muy cerca de nosotros, pero que preferimos ignorar. El libro es un canto a mirar a nuestro alrededor, a dejar de pensar en nosotros mismos y de mirarnos solo nuestro propio ombligo, a ampliar nuestras miras y tratar de ayudar al prójimo, porque eso nos engrandece y nos hace crecer como personas. En el libro asistimos al despertar de Pepa de nuevo al mundo, con ánimos renovados, y a las penurias por las que debe pasar Crina, dispuesta a huir gracias al hijo que está esperando, al que espera un incierto futuro en el horizonte, lejos de su madre. La determinación de Crina por luchar por su futuro hijo hará que estas dos mujeres se conozcan, aunque Crina solo sea una embarazada que toma el sol en un banco, bajo la atenta mirada de dos personas que parecen controlarla, y Pepa una mujer que acaba fijándose en ella porque alguien le abre los ojos sobre la verdadera situación por la que pasa la embarazada.
"No era difícil hacer lo que hacía. Bastaba con dejar la mente vacía y con olvidar que alguna vez, entre los pulmones, en el centro del tórax, por detrás del esternón, en el mediastino, había tenido un corazón. Ella lo sabía, que las emociones no estaban allí. De sobra sabía que estaban en el cerebro, pero lo que le dolía era el centro del pecho, como si fuera a abrirse justo ahí un agujero inmenso por el que se le acabaría colando la vida. Se concentraba en no acordarse de nada, en no pensar en nada, en no sentir nada. La nada, que lo envolvía todo y engullía todo lo que ella había sido, la ayudaba a abrir la boca, a bajarse las bragas, a tragarse el miedo, el orgullo, las lágrimas. Te acostumbrarás pronto, le dijo la Mami, pero aún no se había acostumbrado". (Página 43)
Varios son los temas que se tratan en el libro, algunos de ellos muy escabrosos, como la prostitución y la trata de blancas, por desgracia muy relacionados normalmente, el tráfico de bebés, la soledad, impuesta o elegida, y la situación que viven algunos de los mayores que viven en la residencia de ancianos donde Pepa trabaja. La autora ha sabido vincular muy bien todos estos temas para hacer del libro una historia creíble, en la que destaca fundamentalmente el estilo empleado por la autora, claro y directo, a pesar de las frases largas utilizadas con frecuencia, sobre todo al inicio del libro, empleando un tono duro cuando la historia se centra en el personaje de Crina, utilizando un lenguaje más serio por el tema que trata, y dejando los ejemplos de humor al personaje de Pepa, que tiene sus golpes a pesar de la soledad y aislamiento con el que se presenta en las primeras páginas. Personalmente, todavía recuerdo una conversación dirigida a Ramón, con chasco final, de la que pude reírme y con la que disfruté.
Podría seguir hablando del libro, desentrañando algunos pasajes más, pero solo puedo decir que es una historia con la que he disfrutado, que ha resultado ser un buen acercamiento a la obra de su autora, y que me ha removido por dentro, porque nos ha acercado a un tema complicado que normalmente está más cerca de nosotros de lo que nos parece, y que nos ha descubierto a una protagonista peculiar a la que pronto cogemos cariño, y con la que a veces nos hemos sentido identificados, y a la que dan ganas de ayudar y animar desde el minuto uno de comenzar el libro. Pepa y Crina seguirán sin duda en nuestra memoria por bastante tiempo, y eso es algo para agradecer a la autora. Si os han quedado dudas, no dudéis en acercaros a la lectura de "Basta con vivir", porque seguro que no os arrepentís. Personalmente, no voy a dudar en acercarme a otros libros de Carmen Amoraga, y esto es sin duda un punto a su favor. Me ha despertado las ganas de conocer el resto de su obra. Y vosotros, ¿habéis leído algo de ella? Si esta novela se cruza en vuestro camino, no la dejéis escapar, se merece parte de vuestro tiempo y además, se lee muy bien y de forma muy rápida, y lo que es más importante, se disfruta.