Volvemos a la carga en el blog con una nueva reseña de una novela que hemos disfrutado en twitter gracias al buen hacer de #SoyYincanera.
La novela que hoy traigo a mi espacio virtual es "La tragedia del girasol", de Benito Olmo, y si tenéis intención de leeros este libro, aunque no es algo imprescindible, yo os recomiendo que os hagáis con la aventura anterior de su protagonista, el exinspector de policía Manuel Bianquetti, al que podemos encontrar por primera vez en "La maniobra de la tortuga", una historia con la que he podido disfrutar y que me ha servido para conocer más aspectos del personaje, su base, y así comprenderlo mejor. Me hubiera gustado hacer una pequeña reseña del libro anterior, pero este mes se ha complicado demasiado y no he podido cumplir ese deseo. No es imprescindible haber leído la primera historia, pero personalmente tengo una pequeña manía con leer las sagas en orden, así que aprovechando que lo tenía comprado en mi kindle desde hacía bastante tiempo, no dudé en dedicar algunas horas a esta primera aventura para luego entrar de lleno en el disfrute del libro que hoy trataré de reseñar, que como ya he dicho, puede leerse de forma totalmente independiente, aunque esa pequeña manía mía ha hecho que lo lea en segundo lugar. Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:
Título: La tragedia del girasol
Autor: Benito Olmo
Editorial: Suma de Letras
Formato: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-9129-182-4
Primera edición: abril de 2018
400 páginas
PVP: 16'90€
Sinopsis (tomada del propio libro)
Suspendido de empleo y sueldo, el exinspector de policía Manuel Bianquetti se ve obligado a malvender sus servicios como investigador privado hasta que recibe un encargo aparentemente sencillo: proteger a un importante empresario durante su estancia en la ciudad.
Sin embargo, lo que parece un trabajo rutinario desembocará en un reguero de muertes que obligará a Bianquetti a dar rienda suelta a su instinto detectivesco para sobrevivir, llevándole a descubrir que, a menudo, el sol que más calienta también es el que más quema.
Sobre el autor
Benito Olmo (Cádiz, 1980) es escritor y guionista. Es autor de las novelas Caraballo (2007) y Mil cosas que no te dije antes de perderte (2011). Fue finalista del I Premio de novela La Trama / Aragón Negro. Su última novela, La maniobra de la tortuga (Suma, 2016), resultó finalista del III Premio Santa Cruz a la mejor novela negra publicada en 2016. Se han vendido los derechos para realizar la adaptación cinematográfica de esta obra y está previsto que empiece a rodarse a finales de 2018.
©fotografía del autor: Carlos de Francisco
Impresiones sobre el libro
Ya he comentado más arriba que en poco tiempo he tenido la suerte de disfrutar de las dos historias protagonizadas por Manuel Bianquetti, ahora exinspector de policía que se ha visto suspendido de empleo y sueldo debido a los acontecimientos que se narraron en la historia anterior, y que tiene que dedicarse a trabajar como detective privado para hacer frente a su pésima situación económica, y porque Bianquetti no puede dejar de trabajar, dedicándose a lo que de verdad sabe hacer, investigar poniendo todo su ser en lo que hace. Cuando recibe la llamada de su antiguo compañero, el inspector Silva, al que no le une una relación afectiva precisamente, para que se haga cargo de la protección de un magnate empresarial, Carlos Ferraro, que se va a desplazar a Cádiz para asistir a un partido de fútbol y disfrutar de su adorado Real Madrid; en un primer momento se siente ofendido con la propuesta porque considera que no se ha hecho policía para hacer de niñera de los caprichos de un ricachón, y también porque la proposición viene de manos de alguien con el que no se lleva bien precisamente, pero a pesar de sus reticencias acabará aceptando lo que a priori podía parecer un trabajo fácil, aunque no tardará en revelarse como algo mucho más complicado.
"Durante aquellos doce meses de inactividad, sus malos modos y su permanente mal humor no había hecho otra cosa que aumentar, y empezaba a ser consciente de que su trabajo como inspector de policía no había sido solo un medio para subsistir, sino también una vía por la que canalizar la rabia".
Cuando Bianquetti recibe la propuesta de Silva está trabajando como detective, buscando a una prostituta, Regina, entre los bajos fondos; pronto las dos tramas, la de la búsqueda de la prostituta y la de trabajar como escolta para un magnate se convertirán en los dos pilares del libro, sin que uno quite importancia al otro, aunque si bien la búsqueda de Regina sacará la parte más humana de Bianquetti, su trabajo como escolta ocasional sacarán su parte ruda, enfrentándolo a toda una serie de peligros que hacen de la historia un auténtico guion cinematográfico en el que será fácil imaginar cada una de las escenas narradas.
Bianquetti va por libre, acostumbrado a trabajar solo porque el pasado que arrastra de violencia y su propia complexión física no hacen de él alguien con el que fácilmente se entablen relaciones afectivas, aunque los lectores de "La tragedia del girasol" pronto podremos entrever un fondo humano en este personaje tan pintoresco. Está claro que el protagonista tiene corazón, y así se vislumbrará en sus relaciones con Cristina, una de las protagonistas de la trama anterior con la que mantiene algo más que una amistad:
"... Cada vez que oía su voz experimentaba la misma sensación de serenidad, como si los problemas de su día a día se arrinconasen en un lugar de su mente hasta volverse insignificantes. Una sensación a la que estaba empezando a acostumbrarse".
Del mismo modo, este lado humano puede vislumbrarse en el trato con su hija, a la que parece haber recuperado, a pesar de la mala relación que parece mantener con su madre, porque Sol, que es así como se llama su hija, ve en Bianquetti un referente al que seguir, lo cual va a a dar pie a una perspectiva mucho más humana de un personaje que a primera vista podría destacar por su rudeza, a la que no ayuda un físico imponente que parece recordar a un Frankenstein con una cara y un cuerpo lleno de magulladuras a consecuencia del ímpetu que pone para solucionar los problemas a los que se tiene que enfrentar.
Si hay algo que no le cuadra a Bianquetti desde el momento en que acepta el trabajo es el extenso grupo que han buscado a modo de guardaespaldas para proteger al pez gordo en su visita a Cádiz. Si la mayoría de ellos parecen estar sacados de una guardería para jóvenes escoltas, perdidos dentro de sus trajes de etiqueta, los dos miembros que están a la cabeza de este grupo y por tanto encargados de su supervisión no dan buena espina a nuestro protagonista, que no acaba de entender que la seguridad de un hombre importante quede en las manos de este grupo.
"... Que ocuparan solo una fila le pareció una torpeza más que sumar a la larga lista de errores que había detectado en aquel descuidado dispositivo de vigilancia, ya que al dejar libres los asientos que Ferraro tenía delante y detrás, cualquiera con malas intenciones podría situarse en las proximidades del hombre al que debían proteger".Y la intriga está servida. Un personaje con gancho, rudo en apariencia pero en el fondo un pedazo de pan, que tiene tendencia a meterse en problemas y que se siente identificado con los menos desfavorecidos de la sociedad, a los que no duda en ayudar, y un par de historias paralelas que irán aflorando a lo largo de toda la historia hacen de "La tragedia del girasol" un libro fácil de leer, con una trama ágil, que transporta al lector a tierras de Cádiz y alrededores, descubriéndonos un paisaje desapacible porque la historia se desarrolla en un tiempo inestable, y que saca a la luz los problemas del tráfico de drogas y lo que por allí se mueve, desplazando al personaje a entablar relaciones tanto con representantes de los bajos fondos como con las clases más favorecidas; y si pensábamos que faltaba algo en la historia, también el autor hace uso de la llamada femme fatale, como buena novela negra que se precie:
"... aquella mujer tenía cierto magnetismo, un aire embaucador. Él mismo, que se consideraba bastante alejado de sentimentalismos, notaba un hormigueo en la boca del estómago cada vez que evocaba su presencia, sus miradas o la sensual forma de sus labios, pese a que no dejaba de repetirse una y otra vez que aquella mujer no le interesaba de aquel modo".En cuarenta y siete capítulos, el autor plantea una historia que se devora, porque está formada por capítulos cortos en los que destaca el empleo del diálogo y una prosa cercana, que se caracteriza sobre todo por ser muy visual, tanto en las descripciones de los paisajes como en las diferentes escenas de acción protagonizadas por el eximpector, y creo que en ello tiene mucho que ver su autor, guionista, que ha montado una trama fácil de imaginar y con la que el lector (al menos puedo hablar por la parte que me toca) disfruta; al menos debemos agradecerle la creación del gran Bianquetti, un personaje que ha calado hondo en las mentes de los lectores ya desde la aventura anterior, y del que personalmente quiero conocer detalles de cómo evoluciona, aunque eso sí, le pediría al autor que no lo someta a tantos peligros, porque otra como esta y acaban con el protagonista; supongo que el autor será capaz de crear en el futuro una nueva historia en la que el personaje no pierda su esencia pero no le vaya la vida en ello, que al menos pueda disfrutar de algo bueno en la vida.
Para terminar, recomendando la lectura del libro, que personalmente he disfrutado, comentar que me ha encantado encontrar el sentido del título en su interior, algo que sinceramente se agradece, y lo mismo me ocurrió con el libro anterior.
"Como un girasol -se dijo-, condenado hasta el final de sus días a seguir el movimiento del sol que le da la vida, el mismo sol que al cabo de unas semanas se la quitará, achicharrándolo".Si queréis conocer el personaje de Bianquetti, conocer el sentido del título del libro y acompañar al protagonista por las calles de Cádiz y alrededores, tanto por los bajos fondos como en escenarios de más lujo, no dudéis en acercaros a las páginas de este libro que hoy traigo, porque la lectura merece la pena, pero sobre todo merece la pena conocer a un protagonista que sin duda deja huella. ¿Os animáis a conocerlo?
¡Nos leemos!
Buena reseña Loli.
ResponderEliminarY mucha huella que deja Bianquetti. Creo que tod@s vamos a repetir con él. Fabulosa reseña!
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy buena reseña Loli, creo que Bianquetti nos ha ganado a todos, por su forma de ser, y su forma de actuar, que son totalmente opuestas. Un beso.
ResponderEliminarMagnífica reseña Loli, has tocado todos los palos. Grande Bianquetti. 😘
ResponderEliminarMuy buena y completa reseña. La verdad, es un protagonista que da para mucho, aunque coincido contigo, en que las palizas fueron demasiadas y habría que verle, sin que pierda su esencia, en un escenario un poco más favorecedor.
ResponderEliminarMuy buena reseña. Un beso
ResponderEliminarExcelente. He comentado hace poco, que me parece un gran acierto la suspensión de Bianquetti: da mucha libertad a la hora de crear una trama. ¡Sí! Siempre estás muy acertada en tus conclusiones: guion (guión revertiano) cinematográfico son dos buenas palabras si uno piensa en el trabajo final, en la novela en su conjunto. Escribes, además, que el detective es un personaje con mucho gancho. Si tuviera que escoger entre la trama y Bianquetti, me quedo con él sin duda. Un beso enorme, Loli.
ResponderEliminarUna reseña en la que has plasmado maravillosamente los puntos fuertes de la novela. Coincido contigo en todo lo que dices. Un beso
ResponderEliminarBuena reseña. Ya tengo apuntadisimos los libros del inspector Bianquetti, empezaré por el primero.
ResponderEliminarBesos
Un reseña estupenda, elaborada y con poso. Gracias por leerme. Abrazos!!!
ResponderEliminarUna reseña muy, muy completa, Loli, me ha gustado mucho. Un beso
ResponderEliminarYo también he andado a vueltas con el título y, afortunadamente, Olmo nos ha dado el significado.
ResponderEliminarLa verdad es que tu reseña es espectacular, Loli. Claro que esto no es nada nuevo, porque siempre acabas sorprendiéndome por lo bien que lees cualquier novela.
ResponderEliminarUn beso.
Estoy contigo en que no es imprescindible leer La maniobra de la Tortuga pero si completamente recomendable. Una muy cuidada reseña
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