Segunda entrega de la saga de "Los crímenes de Mitford", de la mano de Jessica Fellowes. Ya tuvimos oportunidad de disfrutar del primer título, gracias a la iniciativa de #SoyYincanera, y de nuevo gracias al grupo hemos podido deleitarnos con esta nueva historia que hemos ido comentando por Twitter.
Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:
Título: Un cadáver con clase
(Serie Los crímenes de Mitford)
Título original: Bright Young Dead
Autora: Jessica Fellowes
Traductora: Rosa Sanz
Editorial: Roca Editorial de Libros, S.L.
Formato: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84-17541-02-3
384 páginas.
P.V.P.: 19,90€
Sinopsis (trasera del libro)
Te presentamos a los Bright Young Things, un grupo de agitadores hedonistas de los años 20 cuyas búsquedas de tesoros fueron la obsesión de los periódicos de aquella época. Uno de sus grandes juegos tiene lugar durante la fiesta del décimo octavo aniversario de Pamela Mitford, fiesta que acabará siendo tan trágica como cruel, y en la que el carismático Adrian Curtis es asesinado a las puertas de una iglesia cercana a la casa de la familia Mitford. La policía rápidamente señala a Dulcie, una de las criadas, como la asesina. Pero Louisa Cannon, doncella de las hermanas Mitford y excriminal, está convencida de que Dulcie es inocente y hará todo lo necesario para limpiar su nombre. Todo eso mientras el verdadero asesino se encuentra a unos cuantos pasos.
Sobre la autora
Ya tuve oportunidad de reseñar "Los crímenes de Mitford", el anterior libro de la saga, en este mismo blog; en esa misma entrada publiqué una pequeña biografía de la autora, Jessica Fellowes. Si os interesa conocer detalles sobre ella, bien podéis acercaros a mi reseña, y así os animáis a conocer esta serie desde el principio, si no lo habéis hecho ya, o podéis leer la ficha de la autora que la editorial tiene en su página web.
Impresiones sobre el libro
La trama empieza con los preparativos para la fiesta del decimoctavo cumpleaños de Pamela Mitford, organizada por su hermana Nancy, que pretende convertir la fiesta de Pamela en su propia fiesta, invitando a todos sus amigos a la casa familiar. Para que la fiesta resulte más entretenida organizan una búsqueda del tesoro, un entretenimiento con el que disfrutaban los jóvenes de la alta sociedad de la época, que acabará trágicamente con la muerte de uno de los invitados, Adrian Curtis.
Las sospechas recaerán rápidamente en Dulcie, una de las criadas que acompaña a una de las invitadas a la fiesta, a la que descubren robando unas joyas de la mansión, y que también tuvo una discusión con el invitado asesinado. Dulcie es amiga de Louisa Cannon, doncella de la casa de los Mitford y encargada del cuidado de Pamela y los pequeños de la casa, protagonista indiscutible de la anterior novela y de esta misma, que está totalmente convencida de la inocencia de Dulcie en lo que respecta al asesinato de Adrian, y que hará todo lo posible por encontrar al verdadero culpable, aunque para ello tenga que volver a relacionarse con personas nada recomendables, ejemplos de una vida que ella misma dejó atrás cuando empezó a trabajar al servicio de la familia Mitford.
Louisa volverá a entrar en contacto con el detective Guy Sullivan, personaje clave del libro anterior y al que le une una gran amistad, para intentar con su ayuda demostrar la inocencia de Dulcie. Guy está inmerso en una investigación que busca la detención de Alice Diamond y su banda, las Cuarenta Ladronas, un grupo de mujeres que llevan tiempo robando en la zona donde se concentran los grandes almacenes londinenses, a las que la policía no ha podido detener. Guy trata de hacerse un nombre dentro de la comisaría embarcándose en esta investigación, ayudado por su compañera Mary Moon, una policía a la que tampoco tienen en demasiada estima y a la que solo encargan temas de papeleo. Guy y Mary van a afrontar una investigación no exenta de riesgos, buscando a la cabecilla y a su banda en locales poco recomendables frecuentados por todo tipo de personajes. Hay que decir que Alice Diamond existió realmente, y que de nuevo la autora, como ya hizo en su libro anterior, mezcla hechos reales y ficticios, y personajes reales con otros inventados, y la fórmula parece funcionar.
Como al parecer cada uno de los libros gira en torno a una de las componentes de la familia Mitford, ahora será Pamela la protagonista, con la excusa de su fiesta de cumpleaños y su relación con los jóvenes de la alta sociedad inglesa; gracias a ello conoceremos como se divierten estos jóvenes cuando están controlados por alguien de su familia (búsquedas del tesoro en las mansiones en las que llevan a cabo las numerosas fiestas a las que acuden) o disfrutando del ocio en lugares no aconsejables en la ciudad de Londres, lejos del control férreo de padres y miembros del servicio doméstico destinados a su cuidado y vigilancia.
La novela transcurre en 1925, y la autora ha sabido acercar al lector de forma magistral la época en la que se desarrollan los hechos. Destaca con fuerza la ambientación que destilan las páginas del libro, con un importante contraste entre las distintas clases sociales, pasando del glamour de las grandes mansiones cuyos propietarios están muy acostumbrados a acoger fiestas, hasta los antros de moda del Londres más oscuro, donde se reúnen todo tipo de personas, ladrones y gente de mal vivir, que se mezclan con jóvenes de clase alta que quieren disfrutar de algo de libertad, para escuchar una buena música, disfrutando del consumo del alcohol y alguna que otra sustancia perseguida por la ley. De la mano de Louise y de las hermanas Mitford visitamos como lectores la cárcel donde Dulcie espera cumplir su sentencia, y barrios marginados cuyos habitantes deben hacer frente a muchas dificultades para sobrevivir. Está muy marcado en la novela el contraste entre las mansiones del campo y la ciudad, pertenecientes a las clases pudientes de la sociedad, y los lugares donde habita la clase trabajadora de Londres; del mismo modo, esa diferencia puede apreciarse entre señores y criados, entre la campiña y la gran ciudad; en opinión de Louisa, los habitantes de la ciudad parecen tener algo más de libertad, al menos comparados con la vida de una niñera o criada, aunque su vida no transcurra en muchos casos por un camino correcto. Uno de los escenarios que cobra importancia en la novela es el Club 43, punto de reunión de muchos de los personajes de la trama:
Aunque la historia está narrada de forma pausada, especialmente al principio, los diálogos ágiles hacen que la trama coja ritmo a partir de la mitad del libro. Una vez que Louisa toma la rienda de la investigación en la ciudad de Londres y aparecen como protagonistas Alice y su banda, las páginas van pasando deprisa porque queremos conocer cuál será el destino de algunos de los protagonistas.
Debo reconocer que me ha costado bastante adivinar al culpable del asesinato de Adrian. Quizá hay un poco de lío para seguir los nombres de los distintos amigos de las Mitford, y por tanto dificultad por mi parte para descubrir al responsable de un asesinato que la autora se ha inventado para poner de nuevo de manifiesto las diferencias entre las distintas clases sociales de la Inglaterra de la década de los años veinte. Leer este libro es como volver a disfrutar de un episodio de "Arriba y abajo", aunque con dosis de intriga y acción. Seremos testigos de las diferencias entre las clases pudientes y los miembros del servicio doméstico que trabajan para ellos, y asistiremos asimismo a las diferencias muy marcadas entre el campo y la ciudad, desde el punto de vista de dos de los personajes de la historia: Pamela Mitford y la propia Louisa. La primera disfruta de la tranquilidad de la campiña y los paseos a caballo, y a diferencia de su hermana Nancy, no es muy aficionada a fiestas ni escapadas a Londres; por su parte Louisa parece disfrutar con la libertad que le ofrece la ciudad, no se ve a ella misma ejerciendo de sirvienta y niñera para el resto de sus días. Tendremos que leer nuevas entregas de la serie para ver cómo evoluciona el personaje finalmente.
Louisa volverá a entrar en contacto con el detective Guy Sullivan, personaje clave del libro anterior y al que le une una gran amistad, para intentar con su ayuda demostrar la inocencia de Dulcie. Guy está inmerso en una investigación que busca la detención de Alice Diamond y su banda, las Cuarenta Ladronas, un grupo de mujeres que llevan tiempo robando en la zona donde se concentran los grandes almacenes londinenses, a las que la policía no ha podido detener. Guy trata de hacerse un nombre dentro de la comisaría embarcándose en esta investigación, ayudado por su compañera Mary Moon, una policía a la que tampoco tienen en demasiada estima y a la que solo encargan temas de papeleo. Guy y Mary van a afrontar una investigación no exenta de riesgos, buscando a la cabecilla y a su banda en locales poco recomendables frecuentados por todo tipo de personajes. Hay que decir que Alice Diamond existió realmente, y que de nuevo la autora, como ya hizo en su libro anterior, mezcla hechos reales y ficticios, y personajes reales con otros inventados, y la fórmula parece funcionar.
Como al parecer cada uno de los libros gira en torno a una de las componentes de la familia Mitford, ahora será Pamela la protagonista, con la excusa de su fiesta de cumpleaños y su relación con los jóvenes de la alta sociedad inglesa; gracias a ello conoceremos como se divierten estos jóvenes cuando están controlados por alguien de su familia (búsquedas del tesoro en las mansiones en las que llevan a cabo las numerosas fiestas a las que acuden) o disfrutando del ocio en lugares no aconsejables en la ciudad de Londres, lejos del control férreo de padres y miembros del servicio doméstico destinados a su cuidado y vigilancia.
La novela transcurre en 1925, y la autora ha sabido acercar al lector de forma magistral la época en la que se desarrollan los hechos. Destaca con fuerza la ambientación que destilan las páginas del libro, con un importante contraste entre las distintas clases sociales, pasando del glamour de las grandes mansiones cuyos propietarios están muy acostumbrados a acoger fiestas, hasta los antros de moda del Londres más oscuro, donde se reúnen todo tipo de personas, ladrones y gente de mal vivir, que se mezclan con jóvenes de clase alta que quieren disfrutar de algo de libertad, para escuchar una buena música, disfrutando del consumo del alcohol y alguna que otra sustancia perseguida por la ley. De la mano de Louise y de las hermanas Mitford visitamos como lectores la cárcel donde Dulcie espera cumplir su sentencia, y barrios marginados cuyos habitantes deben hacer frente a muchas dificultades para sobrevivir. Está muy marcado en la novela el contraste entre las mansiones del campo y la ciudad, pertenecientes a las clases pudientes de la sociedad, y los lugares donde habita la clase trabajadora de Londres; del mismo modo, esa diferencia puede apreciarse entre señores y criados, entre la campiña y la gran ciudad; en opinión de Louisa, los habitantes de la ciudad parecen tener algo más de libertad, al menos comparados con la vida de una niñera o criada, aunque su vida no transcurra en muchos casos por un camino correcto. Uno de los escenarios que cobra importancia en la novela es el Club 43, punto de reunión de muchos de los personajes de la trama:
"La atmósfera del local acogía a todos por igual, fuera cual fuese su procedencia."Los temores de la gente pobre no eran para nada los mismos que perseguían a las familias ricas. La autora ha conseguido diferenciar claramente estas dos partes de la sociedad a lo largo de las páginas del libro:
"El hospicio era el gran temor, el hombre del saco de su infancia. Si perdías tu trabajo, si enfermabas, te llevaban al hospicio. Era el lugar donde los pobres iban a morir."Del mismo modo, el servicio doméstico raramente era apreciado (a pesar de la buena relación que Louisa tiene con las hermanas Mitford). Solían pasar desapercibidos, nadie reparaba en ellos, y en caso de que se produjera un delito, tenían las de perder. Esta es una de las premisas de las que parte Jessica Fellowes para construir su historia.
"Era raro que alguien reconociera a una criada de otra casa, ¿quién miraba a la cara de quien sostenía la bandeja de las copas?"
"Siempre sospechan primero de los nuestros."Estamos ante una historia interesante, que mezcla dos tramas que parecen converger entre sí: por una parte la investigación del asesinato de un joven de clase alta del que es acusada una mujer que forma parte del servicio doméstico de la mansión del joven asesinado, y en cuya inocencia cree sin ninguna duda Louisa Cannon, amiga de la acusada y la única que intentará por todos los medios de los que dispone probar su inocencia, contando para ello con la ayuda de Guy Sullivan; por otro lado, la trama en torno a Alice Diamond y su banda de ladronas, y su rivalidad con otra banda masculina, los Elefantes, que sirven a la autora para acercarnos a escenarios más turbios en la vida londinense, contrastando con escenarios de glamour y riqueza propios de las clases altas.
Aunque la historia está narrada de forma pausada, especialmente al principio, los diálogos ágiles hacen que la trama coja ritmo a partir de la mitad del libro. Una vez que Louisa toma la rienda de la investigación en la ciudad de Londres y aparecen como protagonistas Alice y su banda, las páginas van pasando deprisa porque queremos conocer cuál será el destino de algunos de los protagonistas.
Debo reconocer que me ha costado bastante adivinar al culpable del asesinato de Adrian. Quizá hay un poco de lío para seguir los nombres de los distintos amigos de las Mitford, y por tanto dificultad por mi parte para descubrir al responsable de un asesinato que la autora se ha inventado para poner de nuevo de manifiesto las diferencias entre las distintas clases sociales de la Inglaterra de la década de los años veinte. Leer este libro es como volver a disfrutar de un episodio de "Arriba y abajo", aunque con dosis de intriga y acción. Seremos testigos de las diferencias entre las clases pudientes y los miembros del servicio doméstico que trabajan para ellos, y asistiremos asimismo a las diferencias muy marcadas entre el campo y la ciudad, desde el punto de vista de dos de los personajes de la historia: Pamela Mitford y la propia Louisa. La primera disfruta de la tranquilidad de la campiña y los paseos a caballo, y a diferencia de su hermana Nancy, no es muy aficionada a fiestas ni escapadas a Londres; por su parte Louisa parece disfrutar con la libertad que le ofrece la ciudad, no se ve a ella misma ejerciendo de sirvienta y niñera para el resto de sus días. Tendremos que leer nuevas entregas de la serie para ver cómo evoluciona el personaje finalmente.
"Era posible que aquel no llegara a ser nunca su mundo, pero en los últimos tiempos se había acercado bastante. En ese momento la alentaba otra cosa, no el miedo, como en el pasado, sino la ambición. Existía un mundo nuevo y maravilloso para una chica como ella, y tenía la ambición de alcanzarlo."Aunque este libro puede leerse de forma independiente, al tratarse de una serie donde se repiten algunos de los personajes principales, personalmente recomiendo la lectura en el orden de aparición de los libros, porque en este segundo título ya se ha visto la evolución del pensamiento de Louisa y su relación con Guy, y está claro que esta pareja va a depararnos nuevas aventuras. Quedo a la espera de futuras historias, seguro que no nos defraudarán.