Siguiendo con la iniciativa de #SoyYincanera, hoy nos acercamos al último libro publicado por Manuel Ríos San Martín, autor al que ya tuve la oportunidad de descubrir en una novela anterior, "Círculos", con cuya lectura quedé gratamente satisfecha.
Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:
Título: Donde haya tinieblasCuando me enteré de que salía publicada la nueva novela de Manuel Ríos me hizo mucha ilusión poder leerla, y se me iban poniendo los dientes largos a medida que el autor iba colgando noticias sobre ello en su cuenta de Twitter. Como he comentado más arriba, hace algún tiempo pude disfrutar de "Círculos", y debo decir que ni la novela ni el protagonista nos dejó indiferentes a aquellos que participamos en la #YincanaCriminal2017. Manuel está acostumbrado a moverse en el mundo de la pequeña pantalla, como parte responsable de algunas de las series que han triunfado en nuestro país, y ese oficio se nota, y es capaz de transmitir sobre el papel unas historias muy fáciles de imaginar, llenas de ritmo, y protagonizadas por unos personajes que desprenden verdad, a los que es fácil poner cara, con sus virtudes y sus secretos, personajes con los que vas empatizando a medida que avanzan las tramas. Si en "Círculos" quedamos prendados con el protagonista principal, un psicópata de manual del que personalmente guardo buenos recuerdos, no es difícil que con este libro hayamos quedado atrapados por la pareja encargada de la investigación, los inspectores Juan Martínez y Nuria Pieldelobo.
No he tenido oportunidad de leer el libro anterior escrito por el autor, pero es algo que espero solucionar en breve, porque me gusta la combinación de asesinatos y datos históricos que el autor ha sabido explotar en sus últimos dos títulos, haciendo una combinación que a mi modo de ver puede llegar a funcionar bastante bien, al menos a mí me han gustado las alusiones a pasajes bíblicos que encontramos en "Donde haya tinieblas", y también la descripción de los monumentos que adquieren importancia en la trama como escenarios de los crímenes. Si "La huella del mal" toma como referencia el yacimiento de Atapuerca, en "Donde haya tinieblas" vamos a asistir a un recorrido por la geografía española visitando algunos de los enclaves que tienen relación con imágenes del Génesis del Antiguo Testamento, porque el asesino en serie parece obsesionado con ciertos pasajes bíblicos a la hora de llevar a cabo sus crímenes, y será labor de la pareja protagonista descubrir quién se esconde tras esos macabros planes.
No podía haber elegido el autor protagonistas más diferentes para ponerlos al frente de la investigación de la desaparición y muerte de una jovencísima modelo rusa, Karolina Mederev, cuya carrera tiene mucha repercusión en las redes sociales, y que tiene la particularidad de no tener ombligo. El inspector Martínez es un buen detective, empático y hablador, aunque aún mantiene rasgos de la vieja escuela y puede resultar un poco machista en ocasiones. Está pasando por un buen momento profesional, pero arrastra problemas familiares como padre de dos mellizos adolescentes más preocupados por sus campeonatos de fútbol en la consola que de hacer frente a sus responsabilidades académicas, y una hija mayor, Alicia, que se ve desbordada por la actitud de sus hermanos. Martínez quiere mucho a su familia y se pasará buena parte de la trama hablando de sus hijos y de Teresa, su mujer, de la que admira el hecho de que pudiera compaginar su trabajo y sus obligaciones familiares. Compaginar familia y trabajo para un policía no siempre es fácil, y menos si se le añade el hecho de que la investigación llevará a los protagonistas a recorrer distintos puntos de la geografía española, lejos de sus hogares, con lo que la situación familiar, lejos de arreglarse, se complica por momentos. Estos aspectos de la vida personal del inspector Martínez nos llegarán a través de sus pensamientos, porque el autor lo ha puesto al frente de la narración de la trama, y así iremos sabiendo cómo avanza la investigación, cómo es la relación profesional que mantiene con la joven inspectora Nuria Pieldelobo, su compañera en el caso, y cómo van desarrollándose las cosas con su familia a través de notas de voz que el detective va grabando en wasap, y los contados mensajes telefónicos que va intercambiando con sus hijos. Si algo define al inspector es la dispersión: en su cabeza va haciéndose un resumen de cómo avanzan los acontecimientos y qué ha sentido ante el interrogatorio de aquellos que parecen relacionados con el caso, pero es incapaz de sintetizar y de retener nombres. A cada uno de los implicados en la investigación los identifica con un mote según su forma de actuar o a qué se dedican, y hace lo mismo con sus compañeros de trabajo. Los lectores seremos partícipes de la opinión que el inspector tiene de El Muñequín, el asistente de la modelo asesinada, o de la Bótox, la directora de la agencia para la que trabajaba, o del Fitnessmanager, como "bautiza" al responsable del gimnasio al que acudía la joven cuando tenía trabajo en Madrid. Esta identificación de los protagonistas por los motes con los que los ha calificado el inspector, y el seguir sus conversaciones con Pieldelobo y las elucubraciones que pasan por su cabeza, ponen un toque de humor a la investigación de unos hechos que van complicándose a medida que avanza la trama, con el secuestro y posterior asesinato de varios modelos, y todo ello bajo la atenta mirada de las redes sociales, en las que, escondidos en el anonimato, unos critican la labor de la policía para llegar a la resolución de los hechos, y otros ven como merecido el castigo que un asesino en serie ha infringido en los cuerpos de personas influyentes y conocidas para una gran mayoría de personas, con muchos seguidores en Twitter e Instagram. Y es mucha la importancia que se le da en este libro a las redes sociales. Ya se nombran nada más empezar el libro, y los comentarios que los seguidores de estas redes van dejando a medida que se desarrollan los hechos van formando parte de la investigación policial. Las primeras frases del libro (leídas en twitter por algunos personajes conocidos de nuestro país) ya dan una idea de la importancia de las redes y del carácter del inspector protagonista:
«Las redes sociales son una mierda. Lo sé bien porque las tengo todas. Tres cuentas de Twitter, tan solo una de ellas a mi nombre, la que no uso; dos perfiles de Instagram, uno para cuando hay que investigar a adolescentes (cincuenta y tres seguidores), en el otro subo fotos oscuras y extrañas con las que saco mi lado artístico (diecisiete seguidores): Ayer perdí uno. Snapchat, para mandarme tonterías con mis hijos. Pinterest no me dice nada. Por no hablar de Facebook, que solo sirve para comprobar que mis compañeros de colegio están más calvos que yo. Y lo están, que, aunque yo ya tenga mis entradas, no me conservo mal para ser de mi generación. Un fofisano de esos, todavía con cierto encanto. Lo dice mi mujer. Y eso de TikTok, ¿qué es?»
La pareja protagonista no puede ser más diferente entre sí. El inspector Martínez Gutiérrez es un veterano de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia (UDEV) de Madrid. Es un cincuentón fofisano que intenta estar al día con las redes sociales para poder vigilar así un poco más a sus hijos. Pieldelobo es una joven y guapa investigadora, defensora de los derechos de la mujer, valiente y muy activa. Nuria Pieldelobo es una inspectora fuerte, pero obligada a luchar en un mundo de hombres, rodeada de comportamientos machistas en muchas ocasiones. Avanzada la novela sabremos el motivo por el que Nuria se siente tan identificada con la modelo rusa asesinada nada más iniciarse la novela. Son dos protagonistas que se complementan entre sí, tanto en el aspecto físico como en la forma de entender su trabajo, y que plantearán dos hipótesis a la hora de investigar los crímenes que se van produciendo a lo largo de la trama, con víctimas dedicadas al mundo de la moda, y puede que a la prostitución de lujo, adquiriendo importancia como punto a investigar el tema de las mafias rusas que parecen dirigir las redes de prostitución de lujo donde las modelos, demasiado jóvenes en muchas ocasiones, son solo tratadas como carne de la que disfrutar.
En este libro encontramos los ingredientes de un buen thriller: hay asesinatos y la consiguiente investigación, pero encontramos sobre todo ritmo. Estamos ante una novela muy ágil, donde los acontecimientos van desarrollándose de manera fluida, abriéndose varios campos de investigación que no enturbian la trama, sino que más bien la enriquecen. Los protagonistas principales se educaron en ambientes distintos, y les separan bastantes años, y eso se nota. Abundan los diálogos, y algunas de las conversaciones que protagoniza Martínez dejan escapar alguna que otra sonrisa entre la seriedad de los hechos que investigan. La pareja protagonista no parece estar de acuerdo en nada; no coinciden en la motivación que puede seguir el asesino, pero tampoco comparten gustos musicales, y las canciones que van sonando en el coche mientras se desplazan de un lugar a otro del territorio español buscando pistas también dan lugar a controversia entre ellos.
"...Y es que la selección de canciones de mi compañera me dejaba un poco indiferente. Tampoco es que me molestase; que si Bebe, Rosalía, Vanesa Martín y varias otras que no reconocí. Supongo que la mía le parecería espantosa: un poco de Ilegales, Los Enemigos, Lagartija Nick, AC/DC, Metallica, pero también otros artistas con un toque más sensible (tengo mi corazoncito): Antonio Vega, Sting o Kiko Veneno. Así seguimos hasta que su móvil reprodujo una canción que me resultó familiar, aunque sonaba diferente.一¿Esta quién es? 一pregunté por charlar y relajar un poco el ambiente.一Da igual, si no la conoces.一Pero la canción sí. Bueno, creo. Se parece a una de Joaquín Sabina. Me encanta Sabina. 一Se me había olvidado citarlo antes.一¿Qué es lo que te gusta de él, que es taurino, putero o machista?一Bueno, en general sus letras 一respondí sin haber escuchado lo que ella había dicho.Cuando me llegaron al cerebro sus palabras, hice una pausa. Ahí me había dado en toda la frente. Sin anestesia. ¿Qué pasa? Me gustan los personajes complejos, con sus aristas y sus incongruencias. Ser políticamente correcto es aburrido. «Y no soporto a los aburridos», pensé también muy alto, pero no lo dije. Creo que no lo dije, aunque la inspectora me miró con desprecio, como si me hubiera adivinado el pensamiento".
Este libro trata temas importantes además de la investigación de los asesinatos: la importancia de las redes sociales, el movimiento feminista, el machismo aún presente en ámbitos importantes de nuestra sociedad, y la lucha de la mujer por hacerse un hueco en esos ámbitos, la dureza del mundo de la moda donde todo parece valer para conseguir un nombre en la profesión, la prostitución de lujo, la pederastia, los abusos practicados por algunos miembros de la Iglesia... Los asesinatos parecen tener un trasfondo religioso, porque siguen pasajes del Génesis. Se reflejan en el libro diferentes ideas de la Iglesia a la hora de seguir el mensaje de Dios, entre los religiosos que creen que lo importante es el perdón si hay arrepentimiento, y aquellos que piensan que los malos actos deben acabar con un merecido castigo. Pero a pesar de que son muchos y variados los temas que se tratan, el autor ha sabido combinarlos muy bien y ha dotado a la trama de momentos de humor que ayudan a destensar la complicada situación por la que atraviesan los investigadores tratando de desenmascarar a un asesino en serie movido por cuestiones religiosas.
Si algo destaca en la novela son los escenarios escogidos por el autor para desarrollar la trama, siguiendo el trasfondo religioso con el que parecen estar rodeados los asesinatos. Los escenarios suponen un acertado recorrido por la historia del arte en la península, tan bien descritos que a mí personalmente me han dado ganas de ir a conocer estos enclaves, porque ya se sabe que en este país hay mucho y bueno por visitar. De la mano de Martínez y Pieldelobo recorreremos parte de la geografía española visitando monumentos importantes elegidos por el asesino para depositar los cadáveres de sus víctimas, como la ermita de la Virgen del Ara, en Fuente del Arco, Badajoz, que será el escenario donde aparezca el cuerpo de Karolina, bajo unos frescos que representan la escena de la expulsión del Paraíso. El Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca, y el Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu, en Guipúzcoa, serán los otros dos escenarios claves en la trama.
¿Qué puedo decir para concluir? Que estamos ante un libro altamente recomendable, con el que se disfruta sin duda. Que no os echen para atrás las más de quinientas páginas que tiene, porque es una historia que se devora. La historia está dividida en seis partes: Pecado, Culpa, Tentación, Castigo, Alianza y Misericordia. La trama se desarrolla a lo largo de ciento siete capítulos, lo que nos da una ligera idea de que no estamos ante capítulos extensos, son más bien cortos y llenos de ritmo, con mucho diálogo y escenas de acción, resultando un libro muy visual, que estoy convencida también acabará siendo adaptado como parece ser va a ocurrir con el anterior libro del autor, que espero poder leer antes de que se emita su adaptación a la pequeña pantalla. El autor ha sabido crear una historia que no pierde un ápice de interés, creando unos personajes a los que tardaremos mucho tiempo en olvidar, mezclando numerosos temas de actualidad y manteniendo la incógnita sobre la autoría de los asesinatos y el motivo de los mismos, que como lectores iremos descubriendo a medida que avanza la trama, al ritmo de los inspectores protagonistas, unos personajes potentes con sus defectos y sus virtudes, que nos han llegado, gracias a unos diálogos que merece la pena disfrutar.
Como siempre, agradecer a las responsables de #SoyYincanera el haber elegido este título para llevar a cabo una lectura conjunta, porque lo hemos disfrutado sin duda. Dar las gracias a la editorial por habernos facilitado ejemplares, y al autor por escribir esta maravilla, y por su complicidad a la hora de comentar nuestros tuits de la lectura. Ya sé que nos repetimos mucho cuando unos personajes nos gustan, pero no lo decimos por decir: personalmente me gustaría ver de nuevo a Martínez y Pieldelobo en acción; no sé si será posible, pero por pedir que no quede.
Si queréis disfrutar con una trama interesante, unos diálogos ágiles y unos personajes que no te dejan indiferente, aportando un toque de humor, esta lectura es altamente recomendable. Yo la he disfrutado mucho, y sin duda la recomiendo, así que, si cae en vuestras manos, no la dejéis escapar.
¡Nos leemos!
#SeguiremosBailando