martes, 21 de mayo de 2019

Reseña: "Todo lo que sucedió con Miranda Huff", de Javier Castillo.

Nueva reseña en el blog, siguiendo con la iniciativa de #SoyYincanera. Algún día, espero que no muy lejano, intentaré subir alguna que otra reseña de los libros que leo por mi cuenta, al margen de esta iniciativa, pero de momento Cronos sigue alineado en mi contra, así que los demás deberán aguardar su turno.

No sé muy bien cómo afrontar la reseña de este título, porque a día de hoy no tengo claro si el libro ha terminado de convencerme o no. Era la primera vez que me acercaba a este autor, y debo reconocer que tenía las expectativas un poco altas, por lo bien que están siendo acogidos sus títulos en todas las redes sociales. Mira que soy de la opinión de que no hay que acercarse a los libros con las expectativas altas, pero debo reconocer que he caído en mi propia trampa, y que quizá esperaba un poco más de la historia. ¿Quiere decir esto que no me ha gustado? No puedo dar un NO rotundo, porque he ido aumentando las ganas de seguir leyendo a medida que pasaban las páginas, pero quizá esperaba mucho más, no sé... A ver ahora cómo explico lo que he sentido.

Como siempre en este blog, vamos con los datos técnicos del libro:
Título: Todo lo que sucedió con Miranda Huff
Autor: Javier Castillo
Editorial: Suma de Letras
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-9129-218-0
448 páginas
Primera edición: marzo de 2019
P.V.P.: 18'90€

Sinopsis (tomada del propio libro)


Un fin de semana en una cabaña en el bosque.
Un matrimonio en crisis.
Una misteriosa desaparición.
¿Qué ha sucedido con Miranda Huff?

Una pareja en crisis decide pasar un fin de semana de retiro en una cabaña en el bosque en Hidden Springs, pero cuando Ryan Huff llega para encontrarse con Miranda la puerta está abierta, hay dos copas de vino sobre la mesa, nadie en el interior y el cuarto de baño se encuentra lleno de sangre.
Todo lo que sucedió con Miranda Huff es un thriller psicológico de ritmo vertiginoso donde parece imposible encontrar a Miranda con vida. lo que Ryan desconoce es que la desaparición de su mujer conecta su historia con la de su mentor, el gran James Black, y con el descubrimiento del cadáver de una mujer desaparecida treinta años atrás en la misma zona.
Después del éxito arrollador de El día que se perdió la cordura y El día que se perdió el amor, con más de 300.000 ejemplares vendidos, Javier Castillo, maestro del suspense, despliega su virtuosismo narrativo para profundizar en los misterios de lo cotidiano, allí donde permanecen ocultos los miedos más primarios. Una experiencia de lectura palpitante y enérgica que corta la respiración.


Datos sobre el autor (tomados del propio libro)


Javier Castillo creció en Málaga y estudió Empresariales y un máster en Management en ESCP Europe. Ha trabajado como consultor de finanzas corporativas, pero abandonó los números a raíz del éxito de su primera novela, El día que se perdió la cordura (Suma), convertida en un fenómeno editorial, publicada en Italia, México, Colombia, Argentina y Portugal, y próximamente en Turquía, Japón y Corea. Asimismo los derechos audiovisuales han sido adquiridos para la producción de la serie de televisión. Su segunda novela, El día que se perdió el amor (Suma), afianzó a Javier Castillo como maestro del suspense y ambas novelas llevan vendidos más de 300.000 ejemplares en España. Todo lo que sucedió con Miranda Huff es su tercera novela y supone su confirmación como uno de los mejores escritores del género.

Impresiones sobre el libro


Ya he comentado más arriba que no tenía claro cómo afrontar la reseña de este libro, porque realmente no sé si ha acabado de convencerme la historia o no. No sé si ha sido la historia en sí, el hecho de que la acción esté ambientada en los Estados Unidos, tomando como referencia los entresijos del mundo del cine, algo que se me queda un poco alejado, o que no era el momento para abordar esta lectura por mi parte, o porque quizá esperaba mucho más de la historia tras haber leído tan buenas críticas, tanto de este libro como de su autor. Quizá deba entonar el mea culpa por haber abordado esta lectura con las expectativas tan altas, y debo reconocer que me he llevado un buen chasco, aunque la historia se haya ido arreglando a medida que avanzaba en su lectura. ¿Cuál ha sido el problema? Creo que me ha recordado bastante a algunos otros títulos ya conocidos (me viene a la cabeza "Perdida", de Gillian Flynn), quizá el hecho de querer parecer un guion de una serie o película americana de estas de sobremesa... no sé, algo ha fallado, y puede que haya sido yo, vuelvo a repetirme, pero creo que me esperaba muchísimo más de la trama y de la historia en general, y más teniendo en cuenta cómo empieza, con el misterio servido en las primeras líneas:
"Aún sentía el olor de la sangre en mi nariz. Veía la cinta policial meciéndose con la brisa, rodeando el vehículo de Miranda, y las luces de las linternas bailando entre la oscuridad de Hidden Springs. Escuchaba el siniestro silencio que invadía la cabaña. No había rastro de ella por ninguna parte. Parecía que la tierra se la había tragado o que el bosque la había engullido en mitad de la noche. Mi mujer había desaparecido."
"-- Hay signos de violencia en el baño. Hay sangre, la cortina de la ducha tiene varios rieles rotos y está descolgada tirada en el suelo. La cama del dormitorio está deshecha. Hay dos copas de vino casi vacías en la cocina y una llena hasta arriba en la mesilla del salón. Si no ha visto a su mujer, ¿por qué hay dos copas usadas? ¿De verdad que no ha estado con ella aquí?"
El libro parte de una buena premisa, aunque quizá ya esté algo explotada por el mundo de la literatura y el cine. Un matrimonio que no pasa por su mejor momento como pareja, lejos de darlo todo por perdido, trata de solucionar sus problemas acudiendo a un asesor matrimonial, que les "receta" una escapada romántica a una cabaña aislada de un bosque de Hidden Springs. Podríamos estar ante una novela romántica, pero no es el caso; el libro es un thriller, pero quizá la historia está algo vista. El matrimonio Huff, Ryan y Miranda, quedan en acudir por separado a la cita, y la intriga está servida desde el primer momento, porque cuando Ryan llega a la cabaña no encuentra rastro de su mujer, a pesar de que su coche espera en la puerta y ella misma le ha mandado un mensaje indicándole que lo estaba viendo llegar. Dentro de la cabaña, encuentra caos y sangre, y todo parece indicar que el destino de Miranda no es nada halagüeño, algo que parecen corroborar pronto los encargados de investigar la desaparición de Miranda, especialmente cuando encuentran el cuerpo sin vida de una mujer no demasiado lejos de donde está ubicada la cabaña.

El inicio del libro engancha, de eso no hay duda. La intriga está servida desde el primer momento, pero hay algo que falla, que hace que no haya conectado tanto con la historia ni con los protagonistas. No quiero quitarle mérito al autor por haberse lanzado a escribir este libro, no es esa mi intención. Personalmente he leído mucho y me sigue pareciendo digno de elogio que alguien se decida a escribir un libro, y tengo claro que son muchos los autores que se deciden a ambientar sus novelas en países más comerciales, donde a priori pueda parecer más corriente que se den actos violentos, pero por desgracia hoy día la violencia está en todas partes, y resulta creíble en cualquier parte de nuestro país (solo hay que echar un vistazo a las noticias de los telediarios). ¿Por qué digo esto? He leído muchos ejemplos de novela negra ambientados en España, y sinceramente me he creído la mayoría de las veces lo que los autores han tratado de transmitirnos, así que no entiendo demasiado la necesidad de ambientar este libro cerca del paraíso del cine, ni presentar a los protagonistas, Ryan y Miranda, como guionistas que malviven en su profesión. Quizá eso es lo que no ha conseguido que conecte del todo con la historia, que se me ha quedado un poco lejana. Por otra parte, los personajes no están demasiado definidos, no empatizas con ninguno de ellos, no acabas de saber quién tiene la razón, y la forma de actuar de unos y otros no es defendible al 100%.

Si algo tiene la historia es que destacan los diálogos, lo que hace que la lectura fluya; además, el hecho de estar narrada desde tres puntos de vista, y en tres períodos de tiempo diferentes: 2015, 1996 y 1975, en primera persona por los propios protagonistas, Ryan y Miranda, en lo referido a los recuerdos de cuando los dos se conocieron en la Universidad, cursando sus estudios sobre cine, allá por 1996, y en tiempo presente, en septiembre de 2015, y por un narrador externo cuando la historia se remonta al año 1975, momento que tiene como protagonista a James Black, un importante director de cine que por esa época era estudiante en la universidad, y que con el tiempo será el mentor de los protagonistas, ayuda a enriquecer la trama, porque como lectores vamos tomando conciencia de que los problemas que parecen sufrir los protagonistas están de alguna manera conectados con hechos del pasado, y está claro que el autor ha sabido crear una atmósfera de intriga, pero en mi modesta opinión ha sido algo previsible, porque repito, me ha recordado a alguna que otra historia ya leída, pero debo reconocer que tiene su mérito que haya montado una historia de intriga interesante.

El hecho de narrar los acontecimientos según el punto de vista de cada uno de los protagonistas principales aporta un punto a favor del autor: juega al gato y al ratón con el lector. Ryan narra un acontecimiento según su percepción, remontándose a la época en que conoció a Miranda cuando ambos estudiaban para llegar a ser guionistas de cine, y pocas páginas después tenemos el punto de vista de Miranda sobre el mismo tema. Como lectores tomamos partido, o no, sobre quién dice la verdad, pero es complicado empatizar con los personajes, porque en mi modesta opinión no están lo suficientemente desarrollados, y lo mismo ocurre con el personal de policía encargado de investigar la desaparición de Miranda. Me da la sensación de que se dejan llevar, la investigación pasa un poco como de puntillas, no sé si resulta creíble la forma de actuar del cuerpo policial, pueden parecer personajes un poco planos. Con todo y con eso vuelvo a reiterar que la historia se deja leer, resulta entretenida, aunque en algún momento nos recuerde a historias ya leídas, y en ningún momento voy a recomendar que no se lea. Creo que el poco feeling que he sentido ha sido un poco más por mi parte, porque tenía muchas ganas de leer a este autor y quizá esperaba algo más de esta obra; no he leído los libros anteriores por él publicados, así que no puedo comparar, no sé si esta es más floja o mejor que las otras. Lo que tengo claro es que debo volver a mi pensamiento inicial, voy a procurar (y sé que me va a resultar difícil dada la avalancha de opiniones que hay por las redes de cualquier novedad literaria que se publique) acercarme a los libros como solía hacerlo, sin esperar demasiado de ellos, porque así tengo claro que disfruto mucho más con la lectura. Quizá lo ideal es que hubiéramos podido leer este libro nada más haber sido publicado, para no dejarnos llevar por la oleada de buenas opiniones que sobre él se han vertido, y abordarlo desde otro punto de vista, con las expectativas más bajas. Con todo, creo que igual en una segunda lectura (si pudiera dársela) disfrutaría más de la historia. De todas formas, no os dejéis llevar por lo que os acabo de contar; estoy segura de que este libro es ideal para desconectar de otras historias mucho más profundas y sesudas, o para disfrutar de estos días de verano que están a la vuelta de la esquina. Si tengo oportunidad, cuando tenga algo de tiempo, intentaré leer los dos libros anteriores del autor, para hacerme una idea de su forma de escribir y si esto ha sido un espejismo propio de mis ansias para que algo me guste, o si la sensación que me ha provocado tiene una base.

Con todo, siempre me quedo con alguna frase que me ha llamado la atención de los libros, y este párrafo que abajo reproduzco nos viene al pelo, aunque la falta de tiempo nos impida llevarlo a cabo. En esto estoy totalmente de acuerdo con el autor:
"(...) Para escribir hay que leer libros, y para dirigir hay que ver películas. Muchas. Muchísimas. No hay otro camino. Es el único posible. Lo triste para un director es que nunca podrá ver todas las películas que se han hecho y jugando con esa misma idea, un escritor...
-- ...nunca podrá leer todos los libros que se han escrito (...)" 
¿Y vosotros, habéis leído este libro o los anteriores del autor? Espero que mis reseñas futuras sean algo más positivas que la que hoy os he ofrecido. ¡Nos leemos!

martes, 7 de mayo de 2019

"423 Colores", de Juan Gallardo y Rafael Avendaño.

Siguiendo con las lecturas simultáneas en #SoyYincanera, hoy os traigo la reseña de un libro que narra una historia dura, pero que ha sabido despertar en mí muchos sentimientos. Sin más, os dejo con los datos técnicos del libro:
Título: 423 colores
Autores: Juan Gallardo y Rafael Avendaño
Editorial: Ediciones Versátil, S.L.
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-17451-24-0
1ª edición: noviembre de 2018
336 páginas

Sinopsis (tomada del propio libro)

En la Siria de 2011 la vida se desarrolla con toda la intensidad, la pujanza y el colorido de unos ciudadanos esperanzados en su futuro. Ghada, la protagonista de esta historia, tiene apenas ocho años y es ciega de nacimiento. Una noche, su padre la despierta con urgencia; tienen que ponerse a salvo porque un feroz dragón sobrevuela los tejados de la ciudad.
Narrada desde el rebosante universo sensorial de Ghada, que intenta comprender el mundo sin entender lo que es la luz ni el color ni los peligros que la rodean, 423 Colores es la conmovedora historia de un padre que lucha para proteger a su hija de una de las guerras más cruentas y tenebrosas de la era moderna, un  tour de force de la imaginación para transformar una huida del horror en una emocionante aventura.

Datos sobre los autores (tomados del propio libro)

Juan Gallardo y Rafael Avendaño (foto tomada de la página de la editorial).
Rafael Avendaño y Juan Gallardo son amigos de toda la vida. Han compartido juegos de infancia, complicidades y lecturas, incluso tocaron juntos en un grupo de rock alternativo... pero lo que mejor hacen es escribir a cuatro manos.

Rafael Avendaño (Almería, 1973) es ingeniero diseñador de redes de fibra óptica y autor en solitario de las novelas La decisión (Ficcionbooks, 2012) y Los Eternos (Grupo Ajec, 2011).
Juan Gallardo (Almería, 1973) es consultor pedagógico en EE.UU. Antes de colaborar con Rafael, su bagaje narrativo estuvo centrado en la crítica musical y en la divulgación de materiales pedagógicos para profesores en EE.UU.

Juntos han publicado Todo lo que nunca hiciste por mí (Grupo Planeta, 2014), Las flores de otro mundo (Grupo Planeta, 2016), El prisionero (Grupo Planeta, 2016), La Mitad Invisible (Grupo Planeta, 2017) y El último viaje de Tisbea (Versátil, 2017).

Impresiones sobre el libro

Debo reconocer que no tenía ni idea de a qué iba a enfrentarme cuando en #SoyYincanera ofrecieron la oportunidad de hacer una lectura conjunta de este libro. Más allá del título, que me parecía de lo más sugerente, y una bonita portada, no podía intuir lo que iba a encontrar entre sus páginas. Sabía que la protagonista era una niña ciega y que el escenario en el que se desarrollaba la trama era principalmente la ciudad de Alepo, en Siria, bajo una guerra despiadada de la que en ocasiones hemos oído hablar en las noticias, aunque es cierto que quizá sin demostrarle todo el interés que se merece, por la cantidad de gente que tiene que abandonar una vida más o menos estable y lanzarse a una aventura que en ocasiones acaban pagando muy caro, incluso con la propia vida, sobreviviendo a bombas, campos de refugiados o enfrentándose a las aguas del Mediterráneo buscando alcanzar las costas europeas y empezar una nueva etapa, y todo ello sin que los gobiernos internacionales hagan nada para intervenir en el conflicto. Reconozco que con este libro he aprendido bastante de cómo se desarrolla la vida en Siria, porque como algunos de los protagonistas reconocen, parece que en el resto del mundo pensamos que allí viven en cuevas, no tienen trabajos estables, no ha llegado la tecnología, y quizá por ese desconocimiento no nos parezcan importante las muertes que pueda causar una catástrofe que lleva mucho tiempo atacando a la población civil. Y esto es lo que nos presenta 423 Colores, una huida hacia delante de un padre, Khaled, proveniente de una familia acomodada, que hará todo lo posible por mejorar las condiciones de vida de su hija de ocho años, Ghada, ciega de nacimiento, y a la que contará historias de dragones dispuestos a atacar a cualquiera que no comulgue con las ideas del gobierno. Khaled creará un mundo de fantasía para su hija, para alejarla de los peligros a los que puede verse afectada en una ciudad convulsa. Estamos ante un libro duro, lleno de matices, que sin duda hay que tener en cuenta. Recuerda un poco en su conjunto a la película "La vida es bella", de Roberto Benigni, en la que un abnegado padre echaba mano de su imaginación para que su pequeño hijo creyera que la estancia a la que la familia se vio avocada en un campo de concentración nazi era en realidad un concurso, una prueba con premio final. En esta misma onda se desarrolla el libro que hoy traemos aquí, una historia dura por el contexto en el que se desarrolla, pero que en algunos momentos resulta un canto a la esperanza por el propio personaje de Ghada, tan inocente, pero tan vital, tan fuerte en momentos complicados.

Al igual que la historia está escrita a dos manos, aunque personalmente no he sido capaz de discernir qué autor se encarga de una parte y cuál de otra, porque no he encontrado fisuras en ninguna parte de la trama, que fácilmente podría estar escrita por una única persona, la historia también está narrada desde el punto de vista de dos personajes, la propia Ghada, que a pesar de ser invidente sueña con ser escritora y se encargará de contar sus aventuras de forma inocente en una especie de diario, por el que descubriremos retazos del pasado de Ghada, recuerdos especialmente referidos a su madre, a la que perdió siendo pequeña y cuya rememoración trata de recuperar a través del olfato, porque la minusvalía de Ghada ha hecho que desarrolle en gran medida otros sentidos, como el oído y el olfato, de forma que identifica a las personas que la rodean por el sonido de su voz y el olor que desprenden a su paso. La búsqueda del recuerdo de su madre, a través del olfato, llevarán a Ghada a entrar en relación con un viejo perfumero también invidente, Ahmed, amigo de su padre, gracias al cual desarrollará mejor su sentido del olfato, ayudando en su tienda, a modo de entretenimiento, a la fabricación de nuevos olores, junto con Adnan, el nieto huérfano de Ahmed, y que resultará ser un buen amigo para Ghada, a la que acabará acompañando en la aventura que emprenderá junto a su padre para huir del horror de la guerra que asola su país.
(...) Me dicen que soy ciega. Yo pienso que no ver no determina lo que soy, no ver significa que no veo, no que sea algo diferente. Y a eso no lo llamo tener una minusvalía, porque aun sin poder ver, puedo percibir muchas cosas, incluso algunas que son imperceptibles para los que sí pueden ver.
"Mamá olía a rosas frescas con una pizca de azafrán, llevara o no perfume. Era un rastro apenas perceptible, lo notaba más por las noches, cuando se acurrucaba conmigo en la cama y me cantaba nanas, como si yo fuera un bebé. A los pocos días de su muerte me di cuenta de que podía vivir sin sus nanas, aprendí a ir a la escuela sola, a hacerme el desayuno, a asearme, conseguí ser capaz de hacer todas esas cosas incluso sin la ayuda de papá, pero lo que desde luego no podía hacer era vivir sin ese aroma de rosas frescas con una pizca de azafrán, un rastro que se quedó escondido entre las sábanas de mi cama hasta que un día desapareció". 
Si en la historia narrada por Ghada encontramos ternura, en la historia narrada por el otro protagonista descubrimos crudeza, gracias a la cual los lectores nos enteramos de cuál era la realidad por la que debían pasar los habitantes de Siria en ese complicado año 2011. Desconozco si los autores han vivido de primera mano esa situación o han tenido contacto con alguien que se lo haya podido narrar, pero sí debo decir que la historia en esta parte más cruda está muy bien narrada, nos hace introducirnos en los problemas de la sociedad siria, sus temores, las ganas de libertad que ya se respiraba en algunos de los países vecinos, y la represión a la que la población se vio sometida por albergar entre ellos a integrantes contrarios al régimen. Khaled es el padre de Ghada, y en ocasiones actúa como sus ojos, y tratará por todos los medios, y eso es algo que queda plasmado en la historia, de salvar a su hija de todos los peligros que se ciernen sobre la población civil en Siria, inventando tramas de dragones que escupen fuego, brujas y hechiceros que trabajan en pro de esos dragones,  controlando esos lugares prohibidos a los que no había que acercarse, alejándola así del peligro al que puede enfrentarse una niña pequeña en una ciudad peligrosa, con el impedimento de ser ciega, aunque vaya acompañada de su perro Doobie, gran compañía para la niña pero no demasiado experto en hacer de perro guía.
"Cuando ya sabías hablar perfectamente, debías tener unos tres o cuatro añitos, me pediste que fuera tus ojos. Me costó mucho contener la emoción en aquel momento, pero decidí que siempre, tal como me pediste, te describiría cada color, cada matiz, cada sombra y cada destello. Mi felicidad era dártelo todo, y te hubiera dado hasta mi aliento. Desde que llegaste al mundo tenías mi corazón, ahora tendrías además mis ojos, intentaría ver las cosas como pensaba que tú las verías, para poder contártelas después".
Viviremos la angustia que deben vivir los protagonistas escapando de las bombas en la ciudad de Alepo, enfrentándose también a las armas químicas (que no son otras que el fuego que escupían los dragones en la narración del padre de Ghada), su paso por el campo de refugiados en Turquía, donde la comida escasea, cada vez hay más gente y se va perdiendo la humanidad entre los que allí viven, que no respetan ni a personas mayores, ni a niños ni a cooperantes internacionales, en una lucha por sobrevivir a costa de lo que sea, y cruzaremos en una pequeña barcaza, junto a más de veinte personas, las aguas del Mediterráneo, toda una odisea para llegar al futuro que supone cruzar a una ciudad europea para la gente que huye de un conflicto bélico buscando paz, estabilidad y una vida mejor.

423 Colores es un buen libro, en mi modesta opinión no estaría mal que fuera lectura recomendada en los institutos, porque trata varios temas de candente actualidad, especialmente el de la migración y las muertes en el mar buscando una vida mejor. Estamos tan acostumbrados en el mundo occidental a oír este tipo de noticias que ya las tenemos olvidadas, forman parte de nuestro día a día y no les damos la importancia que tienen. Si este libro consigue algo, es remover conciencias. Recomiendo leerlo poco a poco, disfrutando cada párrafo y cada frase; es una lectura dura, que deja escapar alguna lágrima, pero también encontramos esperanza y algo de humor, reflejados en las conversaciones que mantienen Ghada y Adnan, sobre su futuro, y cómo ve cada uno el mundo que les rodea, y en la relación de Ghada con su perro Doobie, pilar importante en la historia.

No sé si he sabido reflejar bien que el libro me ha gustado, a pesar de la crudeza que refleja en algunos de los momentos de su lectura. Es un libro para disfrutar, para leer de forma pausada, para remover conciencias, para ser recordado. Tengo claro que los protagonistas se quedarán conmigo durante mucho tiempo, y que seguiré la pista de los autores, a los que no conocía, pero que me han ganado con su forma de narrar y con la historia que nos han planteado. Ha sido una buena elección, y no me arrepiento de haber participado en la lectura simultánea de este libro. Sin duda, muy recomendable, y difícil de olvidar, especialmente cuando acabas comprendiendo el verdadero significado del título del libro.

He encontrado, buceando por la red, un artículo de La Vanguardia en el que se hace referencia al conflicto de Siria ocho años después. Yo misma no tengo muy claro qué está pasando en estos países árabes, y creo que conviene que nos mantengamos al corriente. Si os interesa, podéis echarle un vistazo. Si no os interesa el artículo, haced caso de mi recomendación y corred a leer el libro, que sin duda no os arrepentiréis.


¡Nos leemos!