Reyes Calderón Cuadrado nació en Valladolid en 1961, aunque reside en Pamplona. Tiene 9 hijos. Doctora en Economía y en Filosofía, es profesora y vicedecana primera de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra. Profesora visitante en La Sorbona y en la Universidad Berkeley de California, desarrolla su labor profesional alrededor del buen gobierno y la anticorrupción. Articulista y conferenciante habitual, combina su labor académica con la escritura.
Es autora también de los libros Ego te absolvo, Gritos de independencia, Las lágrimas de Hemingway, El expediente Canaima (estos dos últimos comparten personajes, el inspector Juan Iturri y la juez Lola MacHor, con el libro que hoy reseñamos ).
En el 2010 se publicó su libro El último paciente del doctor Wilson, también protagonizado por la juez, y ahora podemos acercarnos a su último título, La venganza del asesino par, publicado en el 2012, donde aparece Rodrigo, el alter ego del doctor Wilson.
Los crímenes del número primo
Editorial: RBA Libros, S.A.
Primera edición: enero 2008
ISBN: 978-84-9867-011-0
Tapa dura.
480 páginas.
Sinopsis: Pello Urrutia, el abad del monasterio benedictino de Leyre, ha desaparecido. Fermín Chocarro, el sacristán del monasterio, es el primero en notar que algo va mal. En el monasterio no sólo habrán de hacer frente a la desaparición del abad, sino también al robo de las formas consagradas. Aunque Chocarro no era más que el fraile sacristán, contaba con una licenciatura en ciencias exactas, pero no estaba ordenado sacerdote. Sus superiores en el convento (entre ellos el padre Ignacio, el rector), no querían que la noticia trascendiera. El abad últimamente había dado muestras de no encontrarse muy bien y temían que hubiera sido él el responsable de la sustracción de las formas. En el convento se correrá la noticia de que estaba visitando a un familiar para no levantar sospechas.
Sin embargo, los acontecimientos se suceden, y en el arzobispado se recibe un paquete dirigido al arzobispo Cañarte: un dedo humano amputado en el interior de una cajita en forma de ataúd. El paquete viene acompañado de un pergamino, al parecer antiguo, escrito en arameo y latín, al que han añadido una forma supuestamente consagrada. El mensaje del pergamino y la recepción de la forma hacen creer al arzobispo y a su secretario, Andueza, que el dedo pertenece a alguien de la iglesia y que por tanto hay que tratar de solucionarlo sin levantar demasiado polvo. En lugar de acudir a las fuerzas policiales, el arzobispo trata de ponerse en contacto con las abadías de la zona, por si algún abad ha desaparecido, y al mismo tiempo pide ayuda al inspector Juan Iturri, al que considera amigo de fiar, y que está en la Interpool, quien ya resolvió un robo en el Palacio episcopal en 1990. Iturri, que se encuentra en Bayona (Pontevedra), con un importante caso de pederastia entre manos, promete ayudar en la investigación.
El libro está estructurado en tres partes: Perfume de azufre (Libro 1º), Color infierno (Libro 2º) y La infinidad de los números primos (Libro 3º). Si la primera parte sirve a la autora para presentar los hechos y acercarnos a la trama, la segunda parte nos acerca al personaje central del libro, la juez Lola MacHor, que a partir de aquí será la narradora de la historia. Como juez de guardia, tiene que enfrentarse a la experiencia más terrible de su carrera: dos cuerpos vestidos con hábitos clericales rasgados, son encontrados en una remota ermita, en Mendigorría, brutalmente asesinados. Junto a los cadáveres aparece una gran cantidad de dinero y un antiguo Lignum Crucis, al parecer de gran valor. Aunque hacen lo posible porque la noticia no trascienda, pronto circulará por internet.
Si en un primer momento se ocupa de la investigación el inspector Álvarez, será separado del caso puesto que a la juez no le gustan sus métodos. Pronto el inspector Juan Iturri, respondiendo a la llamada del arzobispo, se suma al caso. Los dos se conocen desde hace tiempo, cuando Iturri liberó a Lola de una injusta acusación de homicidio. Iturri está secretamente enamorado de Lola, aunque ella está casada y es madre.
El desarrollo de los hechos y el avance de la investigación parecen indicar que el asesino está retando a la policía con un juego que responde a alguna regla matemática. Según el sacristán Chocarro, que ayudará a la juez en la investigación, los números primos son considerados desde la antigüedad "los números más misteriosos, puros e impredecibles de todo el lenguaje matemático". La relación entre el arzobispo de Pamplona y el abad del monasterio de Leyre, según Chocarro, es que son los números 1 y 2 de la Iglesia navarra (ambos números primos).
La novela transcurre por los ambientes palaciegos de la Iglesia navarra, nos acerca a monasterios humildes y nos traslada a la ciudad de Marbella, todo ello para dar caza a un asesino que parece movido por ansias de venganza.
La historia atrapa desde el primer momento, y las descripciones de ambientes son enriquecedoras. La autora se centra también en la descripción de los personajes, sobre todo los principales, y así conocemos la relación de Lola con su familia y con los que la rodean. Si hay que poner un "pero" al libro es que el azar parece un personaje más en la historia, puesto que las resoluciones de los distintos casos que se plantean a lo largo del libro se solucionan de manera muy "fácil" en las últimas páginas, casi por casualidad.
Con todo, el libro engancha, y los personajes atraen. El ambiente religioso que se respira te puede atraer más o menos, pero confronta temas actuales como la pederastia y el maltrato de género, con la tranquilidad que se respira entre las piedras de viejos monasterios.
En general, a mí me ha gustado. ¿Alguien se anima?
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