Título: El testamento del becario
Autor: José Antonio Leal Canales
Editorial: Algaida Editores
Primera edición: marzo, 2010
ISBN: 978-84-9877-363-7
Formato: Tapa dura con sobrecubierta
336 páginas
Obra ganadora del XIII Premio Novela Ciudad de Badajoz.
(La aspiración de un profesor se verá truncada tras ser acusado de asesinato).
Sinopsis: Desde la cárcel, donde se encuentra tras haber sido condenado por asesinato, el escritor Pablo Romano reconstruye la historia de su último año en la ciudad de Parada, lugar bello y levítico, escenario del crimen, donde fue becado por la universidad para impartir un curso de Escritura Creativa. Pero la cotidianidad de su vida se rompe con la aparición del cadáver de su alumna más brillante.
Argumento: Pablo Romano, profesor de instituto en una ciudad de provincias, cuyo verdadero sueño es ver publicada una de sus novelas, recibe una carta con el membrete de la Consejería de Cultura donde se le comunicaba que se le había otorgado una de las becas para escritores que cada año convocaba el Gobierno autónomo junto con la Universidad. En pocos días su vida cambiaría y tendría que vérselas con Augusto Ramallo, decano de la facultad de Filosofía y Letras y su oponente, Francisco Mesones, catedrático de Teoría Literaria, Alejandro Pizarro, el otro becado con el que ya había tenido problemas por criticar su obra, y Patricia Rodas, una joven estudiante protegida del decano y con gran protagonismo en la historia.
Según las impresiones de su amiga Irma Osuna, una poetisa a la que lo une algo más que una amistad, ha recibido la beca porque nadie más lo había intentado. Estaba claro que una era para Alejandro Pizarro, la otra estaba destinada a un joven escritor que se estrelló con su coche.
En su primera clase, dirigida a los alumnos matriculados en el curso de Escritura Creativa, desmitificó la teoría del miedo al folio en blanco; cualquier escritor que se precie siempre tendrá ideas, lo que necesita es tiempo. Se debe esperar pacientemente a ser invadido por ese otro que es el que realmente escribe.
Impresiones
Es una novela de intriga algo original, puesto que está narrada en primera persona, escrita desde la biblioteca de una cárcel. Cuando Pablo Romano recibió la beca para escritores de la Universidad, no pensó que la comenzara allí. Es un guiño a la literatura, y al cerrado mundo universitario. Compara su celda con las que aparecen en otros títulos, como Papillon, de Henri Charrière. El autor protagonista se hace eco de los pensamientos de otros autores, como Stendhal (lo peor de estar en prisión es no poder cerrar tu puerta).
Será la novela de un preso acusado de la violación y muerte de una brillante estudiante con un futuro prometedor en el mundo universitario, Patricia Rodas, a la que unía una relación algo más intensa que la de profesor-alumna; preso que se declara inocente y utiliza la única forma que tiene para contarlo, la escritura. La novela es una reconstrucción de la vida del protagonista desde la concesión de su beca y llegada al endogámico mundo universitario, con sus quehaceres diarios y relaciones personales, y sobre todo, un alegato a su inocencia planteando dudas sobre otros que pudieron tener oportunidad y motivo para acabar con la vida de Patricia.
Dos parecen ser los apoyos de Pablo Romano en su cruzada particular: su amiga Irma Osuna, compañera sentimental que se ofrece a pasar a máquina los folios que escriba para enviarlos a una editorial para que puedan ser publicados, y su compañero de celda, hacia el que siente una complicidad.
No es una novela densa, y tampoco aburrida. Vamos conociendo a los distintos personajes de la mano del protagonista, bajo su punto de vista, viendo cómo se comportan y cómo evolucionan, y empezamos a sospechar que algunos de ellos podrían haber resultado sospechosos. Un mal abogado y una discusión entre Pablo y Patricia malinterpretada por una vecina son las causas que acabaron con los huesos del protagonista en la cárcel. La novela es su alegato de inocencia.
Nos convertimos en detectives que buscan una verdad a medida que avanzamos en la lectura de la novela. Todos los protagonistas tienen algo que ocultar, nada es lo que parece. Creo que el autor ha sabido montar una buena historia reconstruyendo el último año de vida de su personaje principal, poniendo la narración en sus manos. Es una novela de intriga atípica, que aprovecha las incursiones en el mundo universitario de la mano de un escritor frustrado para hacer un guiño a algunos aspectos de la literatura universal. El deseo del protagonista era escribir un libro, y acabaría haciéndolo desde la cárcel, aunque con sorpresas finales.
Me ha gustado en esencia, ya que además de su parte de intriga, en la novela pueden encontrarse algunos consejos sobre la escritura. Así, para el protagonista se debe encontrar la primera frase que dotara de sentido a la novela. En la primera frase estaba contenido todo lo importante. Patricia era capaz de reconocer el principio de todos los libros que había leído. Hay guiños continuos a obras conocidas, como Crimen y castigo, de Dostoyevski, Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. En la cárcel el protagonista pensaba en el suicidio; la muerte era un tema recurrente en la literatura, junto con el amor. Se habla de la Biblia como un libro cruel, porque en él se encuentra crueldad y muerte, de la mitología clásica con dioses vengativos, de la Sherezade que tuvo que luchar para que no la matara su marido, de las tragedias de Shakespeare. Dan ganas de retomar algunos de estos clásicos con la lectura del libro.
En conjunto, una obra amena, diferente, con alguna que otra sorpresa, durante la lectura y al finalizar la misma, donde nada es lo que parece ni nadie parece actuar de una forma clara. Una novela en la que los personajes tienen algo que ocultar, todos movidos por sus propios intereses, y que enlaza aspectos del pasado de la vida de los personajes con la actualidad, narrados bajo la óptica del protagonista, un hombre acusado de un crimen y que escribe un libro contando su verdad con la esperanza de que su caso se reabra y pueda tener la defensa que no tuvo en el juicio. A mí me ha gustado bastante, es algo diferente, y lo recomiendo, sobre todo a los que quieran leer algo distinto. No conocía el libro ni al autor, y para mí ha sido una grata sorpresa el encontrarlo.
Argumento: Pablo Romano, profesor de instituto en una ciudad de provincias, cuyo verdadero sueño es ver publicada una de sus novelas, recibe una carta con el membrete de la Consejería de Cultura donde se le comunicaba que se le había otorgado una de las becas para escritores que cada año convocaba el Gobierno autónomo junto con la Universidad. En pocos días su vida cambiaría y tendría que vérselas con Augusto Ramallo, decano de la facultad de Filosofía y Letras y su oponente, Francisco Mesones, catedrático de Teoría Literaria, Alejandro Pizarro, el otro becado con el que ya había tenido problemas por criticar su obra, y Patricia Rodas, una joven estudiante protegida del decano y con gran protagonismo en la historia.
Según las impresiones de su amiga Irma Osuna, una poetisa a la que lo une algo más que una amistad, ha recibido la beca porque nadie más lo había intentado. Estaba claro que una era para Alejandro Pizarro, la otra estaba destinada a un joven escritor que se estrelló con su coche.
En su primera clase, dirigida a los alumnos matriculados en el curso de Escritura Creativa, desmitificó la teoría del miedo al folio en blanco; cualquier escritor que se precie siempre tendrá ideas, lo que necesita es tiempo. Se debe esperar pacientemente a ser invadido por ese otro que es el que realmente escribe.
Impresiones
Es una novela de intriga algo original, puesto que está narrada en primera persona, escrita desde la biblioteca de una cárcel. Cuando Pablo Romano recibió la beca para escritores de la Universidad, no pensó que la comenzara allí. Es un guiño a la literatura, y al cerrado mundo universitario. Compara su celda con las que aparecen en otros títulos, como Papillon, de Henri Charrière. El autor protagonista se hace eco de los pensamientos de otros autores, como Stendhal (lo peor de estar en prisión es no poder cerrar tu puerta).
Será la novela de un preso acusado de la violación y muerte de una brillante estudiante con un futuro prometedor en el mundo universitario, Patricia Rodas, a la que unía una relación algo más intensa que la de profesor-alumna; preso que se declara inocente y utiliza la única forma que tiene para contarlo, la escritura. La novela es una reconstrucción de la vida del protagonista desde la concesión de su beca y llegada al endogámico mundo universitario, con sus quehaceres diarios y relaciones personales, y sobre todo, un alegato a su inocencia planteando dudas sobre otros que pudieron tener oportunidad y motivo para acabar con la vida de Patricia.
Dos parecen ser los apoyos de Pablo Romano en su cruzada particular: su amiga Irma Osuna, compañera sentimental que se ofrece a pasar a máquina los folios que escriba para enviarlos a una editorial para que puedan ser publicados, y su compañero de celda, hacia el que siente una complicidad.
No es una novela densa, y tampoco aburrida. Vamos conociendo a los distintos personajes de la mano del protagonista, bajo su punto de vista, viendo cómo se comportan y cómo evolucionan, y empezamos a sospechar que algunos de ellos podrían haber resultado sospechosos. Un mal abogado y una discusión entre Pablo y Patricia malinterpretada por una vecina son las causas que acabaron con los huesos del protagonista en la cárcel. La novela es su alegato de inocencia.
Nos convertimos en detectives que buscan una verdad a medida que avanzamos en la lectura de la novela. Todos los protagonistas tienen algo que ocultar, nada es lo que parece. Creo que el autor ha sabido montar una buena historia reconstruyendo el último año de vida de su personaje principal, poniendo la narración en sus manos. Es una novela de intriga atípica, que aprovecha las incursiones en el mundo universitario de la mano de un escritor frustrado para hacer un guiño a algunos aspectos de la literatura universal. El deseo del protagonista era escribir un libro, y acabaría haciéndolo desde la cárcel, aunque con sorpresas finales.
Me ha gustado en esencia, ya que además de su parte de intriga, en la novela pueden encontrarse algunos consejos sobre la escritura. Así, para el protagonista se debe encontrar la primera frase que dotara de sentido a la novela. En la primera frase estaba contenido todo lo importante. Patricia era capaz de reconocer el principio de todos los libros que había leído. Hay guiños continuos a obras conocidas, como Crimen y castigo, de Dostoyevski, Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. En la cárcel el protagonista pensaba en el suicidio; la muerte era un tema recurrente en la literatura, junto con el amor. Se habla de la Biblia como un libro cruel, porque en él se encuentra crueldad y muerte, de la mitología clásica con dioses vengativos, de la Sherezade que tuvo que luchar para que no la matara su marido, de las tragedias de Shakespeare. Dan ganas de retomar algunos de estos clásicos con la lectura del libro.
En conjunto, una obra amena, diferente, con alguna que otra sorpresa, durante la lectura y al finalizar la misma, donde nada es lo que parece ni nadie parece actuar de una forma clara. Una novela en la que los personajes tienen algo que ocultar, todos movidos por sus propios intereses, y que enlaza aspectos del pasado de la vida de los personajes con la actualidad, narrados bajo la óptica del protagonista, un hombre acusado de un crimen y que escribe un libro contando su verdad con la esperanza de que su caso se reabra y pueda tener la defensa que no tuvo en el juicio. A mí me ha gustado bastante, es algo diferente, y lo recomiendo, sobre todo a los que quieran leer algo distinto. No conocía el libro ni al autor, y para mí ha sido una grata sorpresa el encontrarlo.
Sobre el autor
José Antonio Leal Canales nació en Villa del Rey (Cáceres) en 1958. Estudió Filología Hispánica y actualmente trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Educación Secundaria.
Es autor de El Valbanera o la esperanza (1987) y Cita en La Habana (1998), ambas novelas cortas; y del libro de cuentos Maneras de morir (2001). Posteriormente ha publicado las novelas Los pasos del camaleón (2005) y El fuego y las cenizas (2008). Ha obtenido algunos premios literarios de relatos, como el Barcarola (1988); Miguel de Unamuno (1989) y González Castell (2000); y en la modalidad de novela, el Felipe Trigo (1987) y Seseña (2007).
José Antonio Leal Canales nació en Villa del Rey (Cáceres) en 1958. Estudió Filología Hispánica y actualmente trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Educación Secundaria.
Es autor de El Valbanera o la esperanza (1987) y Cita en La Habana (1998), ambas novelas cortas; y del libro de cuentos Maneras de morir (2001). Posteriormente ha publicado las novelas Los pasos del camaleón (2005) y El fuego y las cenizas (2008). Ha obtenido algunos premios literarios de relatos, como el Barcarola (1988); Miguel de Unamuno (1989) y González Castell (2000); y en la modalidad de novela, el Felipe Trigo (1987) y Seseña (2007).
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