Impresiones sobre el libro
Ya conocía a la autora de un libro anterior, "La pareja de al lado", que tuve la oportunidad de reseñar en el blog, y si bien no estamos ante una literatura sesuda, la verdad es que el libro que en su momento leí como este que hoy traigo son libros fáciles de leer, en cuya lectura se avanza de forma ágil, una vez que te metes en la historia. Cuando me regalaron "Alguien a quien conoces" leí de golpe más de 50 páginas, y me metí en la trama, pero no sé cuál fue el motivo de que no lo retomara. Le había dado una primera leída, de esa que hacemos en las librerías para saber si nos gusta el estilo de un libro, y por tanto si hay posibilidad de que lo compremos. Creo que precisamente, por ser un regalo (y no un libro que tenía que devolver a la biblioteca, o un libro cuya lectura corría prisa porque me había comprometido a una reseña), su lectura se ha ido retrasando en el tiempo, y ha tenido que ser la #YincanaCriminal2021 la que lo saque del olvido. Y me da rabia, porque es un libro que se lee muy bien, que apenas me ha durado entre las manos, y me acuerdo de la persona que me lo regaló, y de lo que he tardado en disfrutar de su regalo.
La autora sitúa la trama en un vecindario acomodado, en el valle del río Hudson, en el estado de Nueva York. Ya desde el principio, en el prólogo, asistimos a un asesinato. La víctima es una mujer, y alguien se encarga de contarnos, en presente, como acabó con su vida. No hay mejor forma de atraer la atención del lector, eso está claro. En muy pocas líneas la autora consigue que nos metamos en la historia. Estamos acostumbrados, por las series y películas estadounidenses principalmente a las urbanizaciones situadas en las afueras de las ciudades donde en cada una de las viviendas parece que se guardan secretos. Pueden parecer urbanizaciones idílicas, pero la imaginación de algunos escritores puede sacar un gran partido a la ambientación. Aquí se plantea un gran dilema: ¿hasta qué punto conocemos a nuestros vecinos? En España estamos más acostumbrados a edificios en altura, con varios pisos por planta, y está claro que de puertas adentro cada familia es un mundo, y seguro que también se esconden secretos, pero estas urbanizaciones estadounidenses, de casas independientes, son ideales para imaginar una buena trama de intriga.
Desde las primeras páginas ya sabemos que hay una víctima. Un marido, Robert Pierce, denuncia la desaparición de su mujer, Amanda Pierce, aunque en la comisaría de Aylesford a la que acude no le prestan demasiada atención, pensando que su mujer le ha abandonado sin más. Por otra parte tenemos al joven Raleigh, un chico de dieciséis años obsesionado con entrar en las casas de sus vecinos cuando estos no están, para observar cómo viven y para burlar la seguridad de sus ordenadores. Pero Raleigh será descubierto por su madre por unos mensajes de móvil que intercambia con un compañero de clase, interesado por sus actos. Olivia Sharpe, la madre de Raleigh, siente que su hijo no ha actuado bien y que debe pedir disculpas a los propietarios de las dos casas en las que su hijo le reconoció que había entrado, y desde el anonimato escribe una carta dirigida a sus dueños disculpándose por la mala acción de su hijo. Los padres de Raleigh, conscientes de que lo que ha hecho su hijo es ilegal y para evitar problemas mayores, deciden buscar la ayuda de un abogado, para que los asesore sobre qué hacer y cómo actuar. El abogado, Emilio Gallo, recriminará la actitud de Raleigh, pero le recomendará no hacer nada, una vez que se asegura que nadie más conoce sus actos, más allá de sus padres y el compañero que había mandado los mensajes preguntando por sus andanzas. Olivia envía las cartas antes de la visita al abogado, al margen de su marido, y una de las casas en las que su hijo se coló sin permiso fue la de Robert y Amanda Pierce. La cosa se complica cuando aparece de forma fortuita el cadáver de Amanda escondido en el maletero de su propio coche, que aparece hundido en un lago cercano.
La trama está servida. Alguien ha matado a Amanda, de eso ya teníamos noción en el inicio del libro, pero lo difícil va a ser descubrir quién es el o la culpable de tal acto. En la urbanización todos parecen guardar secretos, desde el marido de Amanda hasta el propio Raleigh. Pero también parecen guardar secretos el resto de los vecinos, tanto hombres como mujeres, en una urbanización donde todos parecen perfectos, con buenos trabajos y bien situados económicamente. Amanda era una mujer atractiva que atraía las miradas y las envidias de muchos, y a medida que avanza la investigación se va a descubrir que podía tener enemigos, que su matrimonio no era todo lo idílico que podría parecer, y que algunos vecinos esconden más de lo que cuentan.
Shari Lapena ha conseguido crear una historia adictiva, muy fácil de leer, muy rápida, con mucho diálogo, y en la que los acontecimientos y las sospechas que van cayendo sobre unos y otros se van sucediendo de una manera eficaz. Como lectores vamos haciendo cábalas intentando saber qué pasó y quién es el responsable, qué descubrió Raleigh en sus muchas incursiones a casa de sus vecinos, y si tuvo algo que ver con la muerte de Amanda. Muchos de los vecinos serán interrogados por los encargados de la investigación, y como lectores vamos a ir sospechando de unos y otros. La trama se mantiene hasta el último momento, los secretos se suceden y varios son los sospechosos que la policía va a ir interrogando para llegar al desenlace final. En esta urbanización es fácil pasar de persona que colabora con la policía aportando datos para la investigación, a sospechoso, y más de un vecino tendrá que buscar ayuda legal para preservar sus intereses.
En la historia abundan los diálogos, las especulaciones, los secretos narrados por unos y por otros, y la novela vuela entre las manos. A mí apenas me duró un par de tardes, así que me arrepiento bastante de no haberme acercado antes a ella. Al menos esta yincana criminal está sirviendo para que le dé una oportunidad a esos libros que se han quedado relegados esperando turno. En este libro no estamos hablando de literatura con mayúsculas, pero sí de un título que entretiene, y que cumple su cometido. Supongo que seguiré leyendo a la autora se se cruza de nuevo en mi camino, es sinónimo de pasar un buen rato. ¿La habéis leído vosotros?
Vienen bien estos libros, que entretienen y punto. NO hace falta que todo lo que leamos sean obras maestras.
ResponderEliminarBesotes!!
Hola, de esta autora he leído alguna novela, pero esta no. Por lo que comentas es una lectura entretenida para descansar de otras más densas. Me la llevo apuntada para más adelante. Besos.
ResponderEliminarEstos libros nos dan lo que a veces se busca entretenimiento puro y duro, que no es poco. Este la verdad es que atrae por lo que cuentas.
ResponderEliminarBesote
Estos libros no me acaban de terminar es cierto que pasas un rato entretenida pero poco más. Me da pereza ponerme de nuevo con la autora, espero darle una oportunidad más adelante
ResponderEliminarCoincido con Carolina, a mí estos libros no me terminan de llenar. De hecho había leído a esta autora y ni siquiera recordaba qué libro era ("Un extraño en casa"). Te entretienen un rato, pero en cuanto cierras el libro lo olvidas todo.
ResponderEliminarEn lo que sí coincido es en que el reto de Yincaneras sirve para dar una oportunidad a libros que llevan tiempo esperando su turno en los estantes. :)
¡Besos!
Este no lo he leído en particular, pero sí alguno más de Shari Lapena y están bien como entretenimiento, porque una vez que los empiezas, no puedes dejarlos. Prosa fluida, mucho diálogo y entretenimiento.
ResponderEliminarUn beso.