viernes, 28 de enero de 2022

¿Quién mató a Palomino Molero?, de Mario Vargas Llosa.

Seguimos dándole oportunidad a los libros pendientes de lectura, gracias a la #YincanaCriminal2021. En este caso, revisamos un título de hace ya bastante tiempo, pero al que no había tenido oportunidad de acercarme. Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:

Título: ¿Quién mató a Palomino Molero?
Autor: Mario Vargas Llosa
Editorial: RBA Editores, S. A.
Formato: Tapa dura
© Mario Vargas Llosa, 1986
© 1986 y 1991, Editorial Seix Barral, S. A.
© RBA Editores, S. A., 1993, por esta edición
ISBN: 84-473-0012-9
190 páginas

Sinopsis (tomada del propio libro)

Un joven soldado de aviación aparece muerto y con signos evidentes de haber sido torturado. Dos policías, un teniente y un guardia, emprenden la investigación del crimen. A través de sus pesquisas, los agentes van descubriendo poco a poco las peculiaridades de la sociedad en la que se desenvuelven -el Perú de los años 50-, adentrándose cada vez más en un inexorable mecanismo de corrupción en el que ambos son sólo dos piezas que no acaban de encajar... Esta novela, que oscila entre el relato de intriga y la denuncia social, se cuenta entre las más representativas del autor peruano.

Datos sobre el autor

Mario Vargas Llosa nació en Arequipa (Perú) en 1936. Tras licenciarse en Letras en la Universidad de San Marcos de Lima y doctorarse por la de Madrid, residió algunos años en París, Londres y Barcelona. Su narrativa alcanzó notoriedad con La ciudad y los perros, novela que obtuvo el Premio Biblioteca Breve en 1962 y el Premio de la Crítica en 1963. De su extensa producción cabe destacar Los jefes, La casa verde, Conversación en La Catedral, Pantaleón y las visitadoras y La guerra del fin del mundo entre otras muchas obras. En 1986 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, y en 1993 con el Premio Planeta (España) por Lituma en los Andes. En 2010 le fue otorgado por la Academia Sueca el Premio Nobel de Literatura.

Impresiones sobre el libro

No sé cuánto tiempo hace que tengo este libro en mi poder, y tampoco sé cómo lo adquirí ni por qué, aunque me suena que me hice con él en una tienda de segunda mano. No creo que comprara el libro por el autor principalmente, sino por la temática de crimen e investigación que encierra su trama. Reconozco que he leído algún libro de Vargas Llosa antes que este, y mucho más extenso, y que aunque los terminé, su lectura se me hizo algo lenta (creo recordar que esto me pasó especialmente con "La fiesta del chivo"). Si me he acercado ahora a este título, que tenía olvidado en una de las estanterías, es porque necesitaba un libro cuya trama transcurriera en un país de Sudamérica para hacer frente a otra de las casillas de la yincana criminal a la que me apunté, y repasando los libros pendientes observé que este se desarrollaba en Perú, no era demasiado extenso y tenía una letra de tamaño aceptable, así que me decidí por él, y debo reconocer que se lee rápido, a pesar de que algunas de las palabras utilizadas por el autor no nos resulten, al menos a mí, demasiado conocidas.

El título es sugerente, sin duda: ¿Quién mató a Palomino Molero?, y responde a las expectativas que crea ya desde la primera página:

«El muchacho estaba a la vez ahorcado y ensartado en el viejo algarrobo, en una postura tan absurda que más parecía un espantapájaros o un Ño Carnavalón despatarrado que un cadáver. Antes o después de matarlo lo habían hecho trizas, con un ensañamiento sin límites: tenía la nariz y la boca rajadas, coágulos de sangre reseca, moretones y desgarrones, quemaduras de cigarrillo, y, como si no fuera bastante, Lituma comprendió que también habían tratado de caparlo, porque los huevos le colgaban hasta la entrepierna. Estaba descalzo, desnudo de la cintura para abajo, con una camisita hecha jirones. Era joven, delgado, morenito y huesudo. En el dédalo de moscas que revoloteaban alrededor de su cara relucían sus pelos, negros y ensortijados».

El teniente Silva y el guardia Lituma serán los encargados de desentrañar el caso, pero se van a tener que enfrentar al miedo de aquellos que parece saben algo pero que no están dispuestos a ofrecer ninguna pista; todos hablan del asesinato, ha sido brutal y es difícil no comentarlo, pero otra cosa es acusar a alguien del mismo. La víctima era un soldado, pero también una persona que disfrutaba tocando la guitarra y cantando, y que parecía daba serenatas a alguien relacionado con la base militar que había cerca de donde se encontró su cuerpo. Silva y Lituma van a preguntar a los que conocían a Palomino, a su madre y a los vecinos de la zona, y gracias a esas conversaciones vamos a saber que Palomino Molero era una buena persona, que no le hacía mal a nadie, al que le gustaba tocar la guitarra y cantar, pero algo malo debió hacer, a alguien tuvo que cabrear para que su cuerpo acabara de la manera tan cruel como fue encontrado.

一En el pueblo no se habla de otra cosa 一dijo Doña Adriana一. Yo vivo aquí desde que nací y nunca jamás, en todos los años que tengo, se ha visto en Talara matar a nadie con esa maldad. Aquí la gente se mata como Dios manda, peleando de iguales, de hombre a hombre. Pero así, crucificando, torturando, jamás de la vida. Y ustedes no hacen nada, qué vergüenza.

Las pesquisas de los encargados de la investigación se van a dirigir hacia los militares compañeros de Palomino Molero, pero el Coronel Mindreau, al mando de la base, pone dificultades para que puedan hablar con ellos, por lo que la investigación se complica. 

Estamos ante un libro no demasiado extenso, que no llega a las doscientas páginas, y la trama se desarrolla en solo ocho capítulos. El asesinato aparece en la primera página, y antes de terminar el libro ya sabemos qué ha pasado y quién o quiénes han sido los culpables, porque está claro que un crimen de esta magnitud necesita de más de uno para que sea llevado a cabo. Vamos a ir conociendo el desarrollo de los hechos a la misma vez que los policías encargados de la investigación, por las conversaciones que mantienen con unos y otros, intentando reconstruir los últimos días de vida del muchacho. Lo importante es saber quién mató al chico y por qué lo hizo, esto último es quizá tan importante como encontrar al responsable. Nadie parece querer dar pistas sobre lo ocurrido, ni siquiera sacan información en las tabernas de algún militar borracho, pero una nota que alguien ha dejado les pone sobre la pista de un lugar donde Palomino se refugió con una joven, con la que estaba dispuesto a casarse. La joven resulta ser la hija del Coronel Mindreau, y pronto se va cerrando el cerco en torno a lo que pudo haber pasado, aunque nada es lo que parece, y las versiones que unos y otros cuentan sobre lo acontecido difieren mucho entre ellas. El desenlace de la investigación tendrá consecuencias inesperadas. 

Para ser un libro corto, afronta varios problemas. El asesinado es indígena, que osa enamorarse de la hija de un alto mando militar, blanquita y con posibles, que ya tenía un "novio oficial" en la base aérea, que sí era del agrado de su padre. Las desavenencias sociales del Perú de la época están bastante bien reflejadas; hay una segregación racial que separa a los habitantes autóctonos de la zona de los gringos y militares que viven en la base aérea, y esas diferencias se notan también en el lenguaje utilizado por los diferentes protagonistas, más coloquial en el caso del teniente y guardia encargados de la investigación, y de los conocidos del muerto (que usan expresiones coloquiales con las que personalmente no estoy familiarizada) y el lenguaje empleado por los altos cargos de la base militar, más correcto. A pesar de la atrocidad del asesinato, encontramos momentos de camaradería y amistad entre el guardia Lituma y su superior, el teniente Silva, y momentos de humor, porque el teniente está empeñado en llevarse a la cama a Doña Adriana, la dueña de la fonda donde suelen comer, una mujer entrada en carnes, casada y madre, y que es mucho mayor que él. Los diálogos entre Silva y Lituma sobre este aspecto dan el toque de humor a la trama, y la propia Doña Adriana no se quedará atrás para frenar las intenciones del teniente. Es bueno encontrar una pizca de humor en los libros cuando las historias son tan crudas.

Es un libro corto, entretenido, y autoconclusivo. Sabremos qué paso y quién fue el responsable, pero la historia quedará un poco abierta por la actitud de la gente de la zona, que no querrán creer la versión oficial y creerán que los culpables están en una escala superior, siguiendo el pensamiento de que los que tienen poder pueden manipular las investigaciones.

Reconozco que prácticamente he devorado el libro, por su poca extensión y porque mantiene la intriga, pero creo que quizá debería haberme tomado algo más de tiempo en leerlo, para disfrutarlo más. Es fácil recordar qué ha pasado y quién es el responsable de los hechos, pero una lectura más pausada me hubiera dado una visión más global sobre la situación social que el autor relata en su trama, por la que reconozco he pasado casi de puntillas, pero creo que a pesar de todo, le he sacado partido a esa parte del texto. 

Últimamente busco libros cortos para intentar terminar la yincana criminal, algo que se plantea harto difícil, pero busco también leer libros que llevan tiempo esperando turno en mi estantería, y creo que eso sí lo estoy consiguiendo.

Y vosotros, ¿lo habéis leído? Estoy casi segura que sí. Si no lo habéis hecho, podéis darle una oportunidad, que lo merece.

Con esta reseña participo en la #YincanaCriminal2021 en el apartado "Todo es posible en América", para completar la casilla "Transcurre en un país de Sudamérica".




1 comentario:

  1. Yo no puedo con Mario Vargas Llosa, quizás porque cuando lo leí por primera vez me sobrepasó al poco de empezar y lo dejé. Después volví con el mismo libro (La ciudad y los perros) y se me hizo bola. Ya nunca más he vuelto a intentarlo, por muy bien que me lo vendan. Este tiene pintaza, por lo que cuentas, pero ni por esas.

    Un beso.

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