miércoles, 14 de junio de 2017

La sangre de los crucificados. Félix G. Modroño.

Cuando pensé en un título para completar la casilla de la #YincanaCriminal2017 en la que se pedía que la historia transcurriera en la antigüedad, pensé en un libro de Félix G. Modroño que había leído hacía tiempo y con el que había disfrutado mucho, y no me ha importado releerlo para reseñarlo en esta iniciativa. Además, la siguiente aventura del protagonista de esta historia está esperando turno en mi estantería, así que me ha venido bien refrescar la lectura.

Sin más, vamos con los datos del libro:

Título: La sangre de los crucificados
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida Eco
Primera edición: 2007
En esta edición bolsillo: 2010
Formato: Rústica con solapas
ISBN:978-84-9877-356-9
384 páginas

Sinopsis (trasera del libro)

Zamora, 1682. Don Fernando de Zúñiga, doctor en medicina por la Universidad de Salamanca, acude a la llamada del obispo. Monseñor Balmaseda le encarga averiguar la procedencia de la talla de un Cristo crucificado, hallada en extrañas circunstancias y que parece estar relacionada con la trágica muerte de un herrador. El doctor Zúñiga pronto averigua que aquel suceso oculta una trama de terribles asesinatos, cuya investigación le llevará en un periplo por la Salamanca universitaria, la Corte madrileña y una Sevilla antes opulenta y ahora tan agonizante como los crucificados que procesionan por sus calles.
La sangre de los crucificados es un thriller histórico magníficamente ambientado en la España de finales del siglo XVII, cuyos protagonistas se mezclan con reyes, religiosos o artistas. Una novela que convierte el esplendor artístico del Barroco y las intrigas políticas en torno al último rey de los Austrias en una trepidante aventura.

Datos sobre el autor


Félix González Modroño nació en Vizcaya en 1965, y allí transcurrió su infancia y adolescencia. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca. Actualmente está afincado en Sevilla.
Como fotógrafo ha publicado Villalpando, paisajes y rincones (2002), un homenaje al pueblo zamorano del que son originarios sus padres, y viene colaborando con la revista Paisajes desde 2003. Después de haber obtenido varios premios con sus relatos, La sangre de los crucificados (2007) fue su primera novela, protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII, que también sería el personaje central de su siguiente obra, Muerte dulce (2009).
Con La ciudad de los ojos grises (2012) cosechó un gran éxito de ventas y el reconocimiento de los lectores. Secretos del Arenal ha obtenido el XLVI Premio de Novela Ateneo de Sevilla. Su último libro, Sombras de agua, fue publicado en septiembre de 2016.
Fotografía y datos del autor sacados del libro hoy reseñado y de su página web: http://www.felixmodrono.com/

Impresiones sobre el libro

Llevo un poco atrasada la lectura de la obra de Félix G. Modroño, y no será por falta de ganas, porque me consta que todos sus libros están teniendo muy buenas críticas en los blogs literarios, y yo misma he disfrutado mucho con el libro que aquí traigo, tanto que incluso lo he releído para poder reseñarlo en la #YincanaCriminal2017. Tengo en mi poder la continuación de la serie, Una muerte dulce, y ahora que he retomado la lectura de las andanzas de don Fernando de Zúñiga, no tengo excusa para no continuarla. En La sangre de los crucificados, hacemos un recorrido por la España de finales del siglo XVII, visitando Zamora, Madrid, Salamanca y Sevilla, siguiendo la senda marcada por don Fernando de Zúñiga, vizconde del Castañar y doctor en medicina por la Universidad de Salamanca, que acude a Zamora requerido por el obispo de la ciudad, Alfonso de Balmaseda, que contrata los servicios de don Fernando, especialista en el estudio de enigmas, para que descubra a un asesino, el responsable de la muerte de un hombre que apareció desangrado y con una extraña herida en el cuello junto a la puerta principal de una iglesia de la ciudad, y cuyo rostro apareció esculpido en una imagen del Señor que apareció ante la puerta del obispo dos semanas antes. Ningún artista local aceptó su autoría, y un criado del obispo, Pelayo, que acompañará a don Fernando en sus pesquisas, reconoció en la escultura el rostro del hombre asesinado, que no era otro que Manuel Beltrán, un herrador. La herida que la escultura presentaba en el cuello le recordará a Fernando de Zúñiga a otra imagen aparecida en la iglesia de los dominicos de Salamanca el año anterior. Al igual que en el caso de Zamora, en Salamanca una anciana a la que tomaron por loca aseguraba que el crucificado era su hijo, que también había sido asesinado.

La imagen del crucificado de Zamora desprendía agonía, con la cabeza inclinada hacia arriba y los ojos aún abiertos. Cara de sufrimiento parecía desprenderse de las imágenes que representan la figura del Señor, lo que venía a indicar que el responsable de las muertes (de Zamora y Salamanca según pudo comprobar Fernando de Zúñiga) era un extraordinario artista capaz de plasmar el sufrimiento en el rostro de las imágenes por él esculpidas, y que para alcanzar ese sufrimiento debía torturar hasta la muerte a las personas que tomaba como modelo, siempre en contra de la voluntad de las víctimas. Encontrar a este asesino y comprender cuáles son los motivos que le llevan a perpetrar tales crímenes será la misión del médico, que acompañado por Pelayo, el criado del obispo de Zamora, recorrerá distintos lugares de España tratando de descubrir al culpable e intentando parar esos crímenes, porque lo que parece patente a medida que avanza la trama es que el asesino alcanza cada vez cotas más altas de perfección a medida que va puliendo su estilo, tanto a la hora de torturar a sus víctimas como de plasmar su dolor en las imágenes por él esculpidas, cada vez más reales. A tal perfeccionamiento llega el asesino que el autor se da el capricho de especular sobre el motivo de que la figura del Cachorro de Sevilla parezca tan humana y tan real.

Acompañando a don Fernando de Zúñiga en su periplo buscando al culpable de los hechos y tratando de pararle los pies, asistimos a toda una lección de la historia de la España de finales del XVII; el autor juega a combinar personajes reales que sí existieron en esa época, bajo el reinado de Carlos II, con personajes ficticios como es el caso del principal protagonista. a quien el autor emparenta con Ines de Ayala, personaje real y madre de Fernando, comadrona de la corte que asistió el nacimiento de Carlos II; gracias a este hecho su hijo conoce un secreto que afecta al rey y cuyo conocimiento podía poner en peligro la monarquía, de ahí que la reina madre, doña Mariana de Austria, le tuviera en gran estima. Sus dotes como médico y el conocimiento de este secreto hará de don Fernando un personaje muy apreciado en la corte y en el que muchos, especialmente la madre del rey, confían.

Como toda novela de intriga que se precie, el personaje principal arrastra su propio peso, vistiendo siempre de negro por la pena que arrastra por la muerte de su esposa ("su aspecto no hacía más que reflejar la eterna tristeza que se le adivinaba en el rostro y en su corazón"), y con dos hijas casaderas que de momento prefieren profesar como monjas. La relación entre el médico y sus hijas, y el interés que una de ellas despierta en Pelayo, el acompañante de Zúñiga, avivará el interés a lo largo de la trama.

Conocer la motivación del asesino para cometer los crímenes, y la búsqueda que de él hacen los protagonistas a lo largo de monasterios y lugares relacionados con el mundo del arte, servirá al lector para indagar en distintos acontecimientos de la Historia de España que dan lugar en ocasiones a sentimientos de venganza.

Si algo tiene el libro es que presenta una historia realmente amena que está en definitiva muy bien narrada, en la que se suceden los acontecimientos, lo que hace que en ningún momento se pierda la intriga, algo que como lectora agradezco. El autor ha conseguido relatar fielmente una época de tal forma que parece que estemos viviendo en ella, disfrutando del arte y de los paisajes típicos del momento, acercándonos con la obra un período de la historia de España del que mucho se ha hablado, pero tomando como excusa el mundo del arte y una sed de venganza que tiene sus orígenes en acontecimientos del pasado que podremos descubrir al leer la novela. Sin duda, es un libro con el que cualquier adicto a la novela histórica va a disfrutar, y por la dosis de intriga que encierra sus páginas, también es muy recomendable para todos aquellos que disfruten de novela negra. En este caso, teniendo en cuenta que son dos de mis géneros favoritos, está claro que yo la he disfrutado y que sin duda la recomiendo. Espero poder leer pronto la continuación, a ver qué nos depara la figura de don Fernando de Zúñiga.

Esta reseña participa en la #YincanaCriminal2017 en el apartado "La acción transcurre en la antigüedad".




3 comentarios:

  1. Todavía no he leído nada de este autor, tendré que ponerle remedio.
    Besos

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  2. Me encantó esta novela! Y tengo ya la tercera aventura esperando en la estantería. Espero disfrutarla igual.
    Besotes!!!

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  3. Me estrené con el autor con Sombras de agua, y quiero leer las anteriores aventuras de Zuñiga.
    Un beso ;)

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