domingo, 11 de junio de 2017

Las monedas de los 24. Juan Pedro Cosano.

Aunque este libro que hoy traigo transcurre en el Jerez del siglo XVIII, aprovechando que el personaje principal es abogado, será en esta categoría donde encuadre la reseña dentro de la #YincanaCriminal2017.

Datos del libro

Título: Las monedas de los 24
Autor: Juan Pedro Cosano Alarcón
Editorial: Ediciones Martínez Roca (Editorial Planeta)
Formato: Rústica con solapas
Ilustraciones del interior: Manuel Calderón
ISBN: 978-84-270-4327-5
Primera edición: marzo de 2017
496 páginas
PVP.: 19'90€

Sinopsis (tomada del propio libro)

Un asesino en serie y una auténtica investigación forense en la que Pedro de Alemán y Camacho, abogado de pobres, arriesga más que su vida.

A pesar de los éxitos en los tribunales que le avalan, al comienzo de esta historia Pedro se ve obligado a aceptar la defensa de un rico artesano de la ciudad, que ha sido acusado de violación por su bella sirvienta. Aunque consigue la absolución del reo, Pedro se da cuenta de que ha cometido un error gravísimo, y para ahondar más en los remordimientos, nace en él una irresistible atracción por la humilde muchacha.
Paralelamente, empiezan a producirse en la ciudad unos crímenes terribles: varias mujeres son asesinadas de una manera especialmente violenta. Todas ellas están relacionadas de una manera u otra con las principales casas nobles de la ciudad («los 24» a los que alude el título), y en cada escena del crimen se ha encontrado una moneda romana. El abogado se verá inmerso a su pesar en la investigación de estos asesinatos que parecen plantear un enigma irresoluble.
Este libro, que se puede leer de forma independiente, es la tercera entrega de las peripecias de Pedro de Alemán y Camacho, abogado de pobres de la ciudad de Jerez a mediados del siglo XVIII y protagonista de El abogado de pobres (premio novela de Abogados 2014) y Llamé al cielo y no me oyó.
Una novela para lectores deseosos de quedar embebidos en una historia a la antigua usanza: absorbente y extraordinariamente bien contada, pero con elementos de intriga y acción propios de la mejor serie policíaca del momento.

Datos sobre el autor

Juan Pedro Cosano Alarcón (Jerez, 1960). Abogado, casado y con dos hijos, accedió al mundo editorial en 2014, cuando su novela El abogado de pobres (Martínez Roca), mereció, por unanimidad del jurado, el "V Premio Abogados de Novela". Le siguieron Llamé al cielo y no me oyó (Martínez Roca, 2015), segunda entrega de las aventuras de Pedro de Alemán, el abogado de pobres del Jerez del siglo XVIII, un personaje soberbio que ha cautivado a miles de lectores; y La fuente de oro (Espasa, 2016) un aplaudido melodrama que retrata el mundo bodeguero jerezano durante los años treinta del siglo pasado. Anteriormente había publicado la novela histórica Hispania (Ed. Ópera Prima, 2003), el poemario La noche calma (Edición Personal, 2007) y la novela negra Las muertes pequeñas (2009).

Foto del autor tomada de la página del Diario de Jerez.

Impresiones sobre el libro

Empecé a leer "Las monedas de los 24" en la lectura simultánea que del libro comenzamos algunos afortunados en Twitter, y avancé bastante en la lectura, puesto que la trama resultaba interesante y se sucedían los asesinatos, pero por circunstancias me vi obligada a abandonar su lectura y a retomarla ya casi al final de la yincana. Este es el último título que he leído para tratar de completar la iniciativa y debo decir que ha resultado una grata experiencia enfrentarse a él. Conocía de oídas al autor y el nombre de los dos títulos anteriores protagonizados por don Pedro de Alemán, el abogado de pobres, pero no había tenido oportunidad de acercarme a ellos. Ahora, y tras las recomendaciones de otros blogueros y la lectura de este libro, debo decir que ya tengo en mis manos "Llamé al cielo y no me oyó", el título que precede al que hoy aquí traigo, y supongo que no tardaré mucho en afrontar su lectura, puesto que "Las monedas de los 24" me ha dejado un buen sabor de boca.

En "Las monedas de los 24" nos acercamos a la figura de don Pedro de Alemán y Camacho, abogado de pobres en la ciudad de Jerez, a mediados del siglo XVIII. La acción transcurre desde el Viernes Santo de 1757 hasta la madrugada del Jueves Santo de 1758. Se trata de una historia conclusiva, en la que no queda ningún cabo suelto, y eso es algo que se agradece; además, no es necesario haber leído las historias anteriores para disfrutar esta trama, y si bien es cierto que en algunos momentos del libro sí se hace referencia a algunos hechos de los narrados en los dos títulos precedentes, esto no perjudica a la trama, más bien al contrario, consigue que entren ganas  de acercarse a su lectura.

Según el dossier de prensa del libro:
"El abogado de pobres era un letrado al que se encomendaba la defensa de quienes no tenían medios para pagar los honorarios de un abogado privado. Se trataba de un oficio público muy mal remunerado.
La ley consideraba pobres a quienes no tenían sueldos o salarios anuales superiores a los tres mil maravedíes, a las viudas y huérfanos sin recursos, a los presos sin medios y a los desvalidos por su avanzada edad."
Precisamente por ser un oficio mal remunerado, don Pedro de Alemán decide aceptar la defensa del dorador Antonio Galera, acusado de violación por su sirvienta, Evangelina González. Aunque el abogado de pobres no tiene del todo claro que su cliente sea inocente, y en contra de lo que le dicta su conciencia, acepta su defensa a cambio de dinero, y en el juicio conseguirá demostrar que la sirvienta pudo defenderse de la supuesta agresión. La relación que desde ese momento surge entre Evangelina y don Pedro será pieza fundamental en la trama. Pedro de Alemán, con remordimientos por haber contribuido a manchar la honra de Evangelina al haber defendido a su supuesto agresor, y a pesar de estar muy enamorado de su esposa Adela Navas, con la que tiene una niña, Merceditas, sentirá una fuerte atracción hacia Evangelina, que ella es capaz de leer en sus ojos y por lo que prefiere mantener las distancias con el abogado.

La aparición en Jerez del cadáver de Dionisia Menéndez, asesinada el viernes 15 de abril de 1757, que trabajaba en casa del veinticuatro Jerónimo Enciso del Castillo, acaba con la detención de su marido, Francisco Porrúa, acusado de su asesinato. El hecho de que habitualmente la maltratara se convierte en la excusa perfecta para cargarle el crimen, y aunque Pedro de Alemán se encargara de su defensa, en calidad de abogado de pobres, nada podrá hacer para evitar el ajusticiamiento. El asesinato posterior de Felisa Domínguez, que trabajaba como costurera para doña María Consolación Perea y Vargas Espínola, dueña de una venticuatría, en circunstancias parecidas a la muerte de Dionisia, brutalmente asesinadas y violadas ambas, parece relacionar ambos crímenes. Y si hay algo que además de la violencia conecta las dos muertes es la aparición junto a los cuerpos de las víctimas de un denario romano de plata, que a ojos del abogado de pobres no podía estar al alcance de los cabezas de turco que la justicia detiene como responsables de las distintas muertes. Cuando las víctimas ya son la esposa y la hija de dos veinticuatros, las teorías de don Pedro Alemán serán tomadas en consideración, y el estudio de las monedas que aparecen junto a los cadáveres, de cuyo dibujo se encargará Evangelina, contratada por el propio abogado, serán pieza fundamental en la trama para llegar a la resolución del caso.

De la mano de Juan Pedro Cosano y de su personaje, el abogado de pobres, avanzamos por el Jerez del siglo XVIII, asistiendo a toda una clase magistral de la justicia de la época, que no duda en utilizar la tortura para conseguir confesiones, y que suele actuar de forma distinta según sea la condición social del acusado. En el libro asistimos a varias recreaciones de juicios siguiendo los pasos del abogado de pobres, y podemos aseverar que éste se toma su trabajo en serio a la hora de intentar defender a sus clientes, llegando a mantener un duelo dialéctico con la figura del fiscal, más interesado en que los juicios se resuelvan rápido que en buscar al verdadero culpable de los crímenes.
"Cuando Pedro de Alemán, en la mañana de ese miércoles caluroso de estío, recibió el auto del juez, se dijo que perder una batalla no debe disuadir al buen abogado de persistir en la lucha. Mas también se dijo que cómo podía el hombre batallar cuando se le habían retirado todas las armas, hasta la más insignificante, y cuando al otro lado del campo se alineaba frente a él el ejército poderoso de las leyes del reino, que en tantas ocasiones tan poco tenían que ver con la justicia y con la misericordia."
La recreación que el autor hace del Jerez del siglo XVIII a modo de paseo turístico por las principales calles y edificios, recreando las fiestas y la vida cotidiana de sus habitantes, y haciendo referencia a los juicios que en esa ciudad se desarrollan, todo ello sazonado con un lenguaje adecuado, propio de la época, plagado de dichos y refranes, aunque no perjudican la trama, hacen de esta historia una lectura recomendable tanto para los amantes de la novela histórica como para los que disfrutan de una buena dosis de intriga. Personalmente, he disfrutado mucho con la trama y me han quedado ganas de retomar las andanzas del personaje principal. Como he comentado más arriba, me espera "Llamé al cielo y no me oyó", que ya está en mis manos, a la espera de encontrar tiempo para disfrutarla.

El título del libro hace alusión a los veinticuatro. Por si alguien está interesado en conocer esta figura, cito lo que de ellos se dice en el dossier de prensa de la novela:
"Un veinticuatro o caballero veinticuatro era el nombre que recibieron durante el Antiguo Régimen los regidores de algunos ayuntamientos andaluces. Los más documentados son los de Úbeda, Baeza, Jaén, Córdoba, Sevilla, Granada y Jerez de la Frontera. En su mayoría eran ricos.
Las leyes del reino encargaban el gobierno de las ciudades a los regidores y a los jurados. Los primeros, desde los tiempos de Enrique IV de Castilla (1425-1474), eran en Jerez los caballeros veinticuatro, todos pertenecientes al estamento de la nobleza. Los segundos, los caballeros jurados, tenían en el cabildo la misión de ver y oír, y sólo podían intervenir en las sesiones capitulares cuando se podía perjudicar a la corona, las leyes de España o las ordenanzas municipales.
Sobre los veinticuatro jerezanos del siglo XVIII, un estudio económico señala que eran "ricos en patrimonio pero pobres en rentas".
Esta reseña participa en la #YincanaCriminal2017 en el apartado "Uno de los personajes es abogado".

5 comentarios:

  1. Me gusta la novela histórica y la de intriga, si se unen las dos mejor que mejor. Apuntada queda.
    Besos

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  2. La verdad es que me apetece esta novela. La tengo anotada y tu reseña desprende ese buen sabor que te ha dejado. A ver si puedo hincarle el diente.
    Besos

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  3. Muy buena pinta tiene esta novela. No me importaría nada leerla.
    Besotes!!!

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  4. No me importaría nada leerla, pinta bien.
    Un beso ;)

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  5. Está claro que la novela te ha gustado y no me extraña, porque es una gozada, siempre, leer a Juan Pedro Cosano. Me alegra mucho que además hayas conseguido "Llamé al cielo y no me oyó", porque ya verás como también te resultará deliciosa. La trama es diferente, pero tan tremenda como esta. Es verdad que en esta se menciona (creo que en dos ocasiones) la anterior, en particular por un hecho trascendental que transcurre aquí y que viene de la anterior, pero eso no le roba ni una pizca de interés. Así que espero que la leas pronto y que pueda ver tus comentarios.

    Un beso.

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