domingo, 28 de diciembre de 2014

La barraca. Vicente Blasco Ibáñez.


Reseña de un clásico de la literatura española.


Datos sobre el libro

Título: La barraca
Autor: Vicente Blasco Ibáñez
Editorial: Alianza Editorial

Diseño cubierta: Alianza Editorial
Ilustración: Joaquín Sorolla, La vuelta de la pesca (fragmento), 1904. Colección particular.
©  Herederos de Vicente Blasco Ibáñez
©  Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2004
ISBN: 84-206-5784-0
Colección: Biblioteca Blasco Ibáñez
Formato: rústica, bolsillo
200 páginas


Sinopsis (tomada del propio libro):
Sobre las tierras del tío Barret, que se atrevió a romper las cadenas y a cortar la cabeza del amo, don Salvador, con la consiguiente ruina de su familia, pesa una maldición.
Convertidas en símbolo de la lucha contra los terratenientes, nadie debe cultivarlas. La hostilidad se desata contra un forastero, Batiste Borrul, que, con el sueño de sacar a su familia adelante, decide arrendarlas, desatando así una tempestad de odio y resentimiento que culmina trágicamente.
"La barraca", ejemplo de novela naturalista, fue publicada en 1898.


Datos sobre el autor

Vicente Blasco Ibáñez, escritor, periodista y político español, nació en Valencia en 1867 y falleció en Menton (Francia) en 1928. Fue autor de una vasta producción narrativa. De ideas republicanas, se estableció en Madrid y sufrió dos breves exilios en los que tomaría contacto con el movimiento naturalista francés. En 1894 fundó "El Pueblo" (diario de Valencia), periódico defensor del republicanismo. Fue elegido dos veces como diputado a las Cortes. En 1916 publicaría la novela que le dio fama internacional, "Los cuatro jinetes del Apocalipsis". En 1923 con la dictadura de Primo de Rivera se retiró a Francia, donde escribiría novelas más para gustar al público que como luchador político.
Como su obra es muy extensa y sobre su biografía se podrían dar más datos, dejo el enlace a su ficha en Lecturalia.



Impresiones sobre el libro


Merece la pena acercarse a los clásicos, y por supuesto a los autores españoles que entrarían en esta categoría. "La barraca" es uno de esos libros no demasiado extenso que quizá muchos hemos dejado de lado porque sabíamos de qué iba. A este hecho ha contribuido gratamente la excelente adaptación televisiva del libro protagonizada por Álvaro de Luna y dirigida por León Klimovsky, emitida por TVE en 1979. Tuve oportunidad de disfrutar de la serie no hace mucho en formato dvd, y debo reconocer que esta lectura me ha hecho rememorarla gratamente, puesto que es una fiel adaptación del libro publicado en 1898.

Estamos claramente ante un ejemplo de literatura naturalista, llena de descripciones, que nos hace partícipes de la historia y nos imbuye en la trama. Aunque en el libro se abusa de la utilización de verbos esdrújulos, esto no impide seguir la historia (levantábase, marcábase...), muy al contrario, la enriquece. El autor usa el despertar un día cualquiera en lo que constituye la albufera de Valencia para poner al lector en antecedentes de una historia que tuvo lugar años antes en las que eran tierras del tío Barret, tierras que son a la vez protagonistas de la trama y motivo por el que surgen conflictos entre los que por allí vivían y una nueva familia que llega a la zona buscando mejorar su modo de vida.

El espacio se había limpiado de tenues neblinas, transpiración nocturna de los húmedos campos y las rumorosas acequias. Iba a salir el sol. En los rojizos surcos saltaban las alondras con la alegría de vivir un día más, y los traviesos gorriones, posándose en las ventanas todavía cerradas, picoteaban las maderas diciendo a los de adentro con su chillido de vagabundos acostumbrados a vivir de gorra: "¡Arriba, perezosos! ¡A trabajar la tierra para que comamos nosotros!..."
Una vez que la albufera se despierta, vamos poco a poco conociendo a los protagonistas que la pueblan, como Pepeta,  y su marido Toni, más conocido como Pimentó. Pepeta dirige todas las mañanas sus vacas para que los parroquianos puedan tener su leche, y las ordeña cada día por las calles de Valencia. Ella es una mujer sacrificada, luchadora, que hubiera querido tener hijos, pero que tiene que conformarse con cuidar de su marido, Pimentó, que siempre estaba borracho y huía del trabajo, pero que era respetado en la albufera porque había conseguido que nadie trabajara las tierras malditas que se habían llevado el esfuerzo del tío Barret y habían supuesto la desgracia para su familia. En el barrio de pescadores donde se concentraba la prostitución Pepeta encuentra a Rosario, que harta de pasar hambre junto a sus hermanas se dedica a este oficio por culpa de un terrateniente, don Salvador, que no supo valorar el esfuerzo enorme de sus padres para trabajar unas tierras que no eran las suyas y que llevó la desgracia a su familia. Son precisamente estas tierras las protagonistas de la historia: son tierras abandonadas que nadie osa trabajar y que parecen estar malditas; Rosario y sus hermanas están muy agradecidas a Pimentó y a los demás habitantes de la albufera que han impedido que alguien se atreva a acercarse a ellas. Las tierras de don Salvador son como un símbolo de advertencia a los demás terratenientes de la zona; si no se portan bien con los agricultores y no aflojan un poco con sus pretensiones pueden dejar de sacar partido a sus tierras, y eso a nadie conviene. Esta regla establecida acaba rompiéndose con la llegada de una nueva familia, al frente de la cual estaba Batiste, dispuesta a trabajar las tierras de la barraca maldita, buscando un futuro mejor que saliera de su propio esfuerzo.

La llegada de Batiste y los suyos será motivo de enfado en la albufera, aunque éste solo pensará en trabajar la tierra y conseguir con su esfuerzo acabar con la mala suerte que les ha ido acompañando a lo largo de su vida. No necesitan a nadie, solo el esfuerzo de sus manos y la ayuda de la familia y de su viejo caballo Morrut para adecentar unas tierras largo tiempo abandonadas y que con el sudor de todos acabarán dando su fruto. Su llegada a la zona y ese esfuerzo por trabajar e intentar contentar a los terratenientes dueños de las tierras (los herederos de don Salvador) no será bien acogido por los demás y por ese motivo les harán la vida imposible, bajo las órdenes de Pimentó, tanto en los campos como en la fábrica donde trabajará la hija mayor; incluso en la escuela de don Joaquín, el profesor, que intenta inculcar en los niños de la zona algo de cultura para que no sean tan bestias como lo son sus propios padres. Don Joaquín está contento con los tres hijos pequeños de Batiste, porque se esfuerzan bastante y sus padres pagan puntualmente las dos monedas que cobra cada sábado (los padres de otros niños se hacían los despistados), aunque teme por ellos cuando salen del colegio, porque puede ver en los ojos de los demás niños el mismo odio que ve en los ojos de sus padres. Precisamente este odio ancestral a no perder los pocos privilegios que los agricultores habían conseguido de los terratenientes es lo que lleva a éstos a hacer la vida imposible a la nueva familia que se instala en la barraca tanto tiempo abandonada, y como consecuencia de este odio los más débiles serán los más perjudicados. Pascualet, el hijo pequeño de Batiste sufrirá las consecuencias más fuertes de este odio, y su sacrificio servirá para que durante algún tiempo las gentes de la zona comprendan que han actuado mal, aunque este hipotético remanso de paz apenas dure.
"...Todo su cuerpo estremecíase de cólera, con esa terrible cólera del pacífico que cuando rebasa el límite de la mansedumbre es para caer en la ferocidad."
En apenas diez capítulos el lector se hace una idea de cómo debía ser un día a día en el campo dependiendo de las inclemencias del tiempo, del reparto del agua en la huerta y de las relaciones entre los agricultores de la zona. Del mismo modo, conocemos la difícil situación de estos trabajadores del campo que daban su vida y esfuerzo por sacar adelante unas tierras que no eran suyas mientras los propietarios de las mismas vivían en la ciudad disfrutando de las rentas y del fruto de su trabajo, exigiendo el mismo pago año tras año sin importar si la cosecha había sido buena o mala o si la persona que trabajaba estas tierras había tenido algún percance que le impidiera llevar su cosecha a buen puerto.

Los personajes que encontramos en la trama están bien definidos, como lectores tomamos pronto partido por la nueva familia que llega con idea de buscar un futuro mejor, aunque también podemos entender las razones que llevan a los otros a comportarse como lo hacen. La lectura resulta una buena aproximación a un tiempo y un espacio del que poco conocemos; la huerta valenciana en el siglo XIX, con huertas en manos de terratenientes que viven de las rentas y del duro esfuerzo de los que trabajan esas tierras es algo que se nos escapa a los que vivimos en ciudad, pero gracias a estas lecturas nos aproximamos bastante a cómo debió ser ese ambiente y qué se respiraba por allí. En la novela encontramos fuerza, tesón, odio, trabajo, deseos de una vida mejor, perseverancia y decepción... tristeza en algún momento, pero en conjunto resulta una lectura agradable muy bien narrada con la que sin duda se disfruta. Recomendable sin duda para quienes quieran acercarse a la lectura de esos clásicos españoles que tenemos abandonados. La obra de Blasco Ibáñez es muy extensa, y sin duda en ella encontraremos variada producción. Un autor a tener en cuenta.


2 comentarios:

  1. Blasco Ibañez es un eterno pendiente para mí

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    Respuestas
    1. Yo he disfrutado mucho con este libro, también era un autor pendiente para mí, pero casi seguro este año repito con él, que en casa tengo algún que otro título.

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