De nuevo volvemos a la carga con las reseñas de la iniciativa #SoyYincanera, que estamos desarrollando en twitter unos "locos" que amamos la literatura y disfrutamos comentando buenos libros entre todos. En esta ocasión traigo a mi página virtual la reseña de "El color de la luz", un libro publicado por Suma de Letras y que ha dado mucho juego a la iniciativa, y así lo habréis visto si habéis tenido la oportunidad de seguirnos en la citada red social bajo la mencionada etiqueta de #SoyYincanera y #ElColorDeLaLuz.
Sin más, vamos con los datos del libro:
Título: El color de la luz
Autora: Marta Quintín
Editorial: Suma de Letras
ISBN: 978-84-9129-028-5
Primera edición: febrero de 2018
Formato: Rústica con solapas
432 páginas
P.V.P.: 17'90€
Sinopsis (trasera del libro)
Blanca Luz Miranda es una empresaria de éxito. Su objetivo: amasar una gran fortuna para comprar arte. La adquisición, en una subasta de Nueva York, de uno de los cuadros más inquietantes del pintor Martín Pendragón cumplirá el sueño de esta anciana de ojos enigmáticos. En esa misma sala una periodista observa la escena con interés, está convencida de que tras ese pago millonario se esconde un secreto y hará todo lo posible por descubrirlo. Lo que no sabe es que será Blanca Luz quien decida cómo se escribe su historia.
Marta Quintín construye con maestría una novela que explora diversos tiempos y lugares (España, la Guerra Civil, el París artístico de los años veinte, Nueva York...) y plantea una historia de amor descarnado, imposible por la propia naturaleza humana, por la inseguridad, el miedo; por la incapacidad de reconocer que tal vez el error fue no amar. Una novela llena de matices, veladuras, fricciones, secretos, que nos descubre que toda obra de arte esconde una historia que puede redimirnos.
Datos sobre la autora
Marta Quintín nació en Zaragoza un 6 del 6 del 89 y cuando tenía cuatro años la subieron a una mesita de su clase de párvulos para que les contara a los demás niños una historia de su elección. Eligió la de Cenicienta. Desde entonces lo único que recuerdo del resto de su vida es haber contado unas cuantas más. Como aquellas con las que ganó varias veces el premio Tomás Seral y Casas de relato corto o las que ha recogido como periodista en la agencia EFE, la Cadena Ser y la NASA española, o esa otra que se llama Dime una palabra y que es su primera novela publicada al calor de los rascacielos de Nueva York. La historia más reciente de todas las que ha contado es El color de la luz. El resto están por venir.
Foto de la autora (cedida por ella misma), tomada de la página de Me gusta leer.
Impresiones sobre el libro
Cuando en #SoyYincanera nos propusieron la lectura del libro de Marta Quintín reconozco que no sabía muy bien qué iba a encontrar entre sus páginas, pero lo que sí tenía claro era que se ponía delante de nuestros ojos un caramelito que destacaba principalmente por una portada preciosa que abría todo un abanico de posibilidades y una historia que sin dudarlo resultaba atrayente, no porque se tratara de una historia de amor, sino por el hecho de que ese amor que parece que el libro iba a relatar se perpetuaba a lo largo de un amplio espacio de tiempo, llevando a los protagonistas a pasar por una ciudad indeterminada del norte de España en los primeros años del siglo XX, el París de los años veinte, la Guerra Civil española, el París de la Segunda Guerra Mundial y el Nueva York algo más actual (década de los ochenta del siglo XX), todo ello aderezado con un canto al mundo del arte, y lo que es más importante, y esto es mérito de la autora, con un lenguaje muy cultivado que a pesar de lo complicado que puede resultar en un primer momento, hace que disfrutes con la trama y te den ganas de continuar la historia, porque si hay que decir algo de este libro es que, a pesar de las muchas descripciones que en él aparecen, y del alto grado de vocabulario que maneja la autora, las páginas vuelan entre nuestras manos, y eso es mérito de aquella que ha ideado la trama; hay que reconocer que la autora ha sabido llevar al lector entre las páginas sin que en ningún momento se pierda el interés por la historia, porque queríamos saber en qué quedaba una relación que los protagonistas inician desde muy jóvenes y el motivo que hace que la vida de cada uno de ellos transcurra por caminos totalmente separados.
"El color de la luz" nos presenta el personaje de Martín Pendragón, un chico de origen humilde que destaca por sus dotes en el mundo del arte, aunque no se ve respaldado ni por su padre, que no ve en su vocación un futuro para ganar dinero, ni por su madre, que acata la opinión de su marido. Un encuentro casual con don Francisco Miranda, pintor y profesor de arte, al que dibuja un plano de una de las calles de la ciudad donde vive, pone a Martín en el camino adecuado para encaminar su vocación, porque Francisco Miranda se ofrece a dar clases gratuitas al joven, que a partir de ahí acude a la academia del profesor y allí conoce a los que serán sus dos compañeros de estudio, José María Casabella (Chema), con el que entablará una amistad que perdurará a lo largo de los años, y Eduardo Izquierdo, que también formará parte del futuro del protagonista. En la academia también conocerá a las dos hijas de su profesor, es especial a Blanca Luz Miranda, la otra protagonista clave del relato y que será la luz que guíe la obra de Martín a partir del momento de conocerse. La relación que se establece entre el joven pintor y Blanca Luz serán el eje de la historia, y en torno a este tira y afloja que se produce entre ellos girará la obra, pero no se queda en una simple historia de amor, sino que sirve de excusa para realizar un paseo por una parte importante de la historia del siglo XX europeo, aunque no estamos ante una novela histórica, si es esto lo que os asusta; resulta más bien un paseo por aspectos puntuales de la historia europea de ese siglo, desde los estragos que la guerra civil provoca haciendo que mucha gente se arruine y se vea obligada a exiliarse buscando una vida mejor, la ocupación nazi de París y las consecuencias que ésta provoca en el mundo del arte (fueron muchas las obras expoliadas y destruidas por los nazis porque no las consideraban dignas), el París bohemio donde se iniciaron muchos artistas allá por los años veinte; de la mano de Martín Pendragón asistiremos como un ocupante más a La "Ruche" en París, una especie de comuna para artistas creada por el escultor Alfred Boucher, que servirá de fuente de inspiración a Martín para formarse como artista y triunfar en aquello que domina. "El color de la luz" resulta un camino adecuado para disfrutar de una época y envolverse en el mundo del arte, porque un cuadro será el protagonista principal de la historia y el color y la luz estarán presentes a lo largo de toda la trama. La mezcla de personajes reales (algunos de ellos los pintores y escultores con los que Martín coincide en La Ruche) con personajes ficticios muy bien perfilados, hacen de esta novela un título a tener en cuenta.
El libro se inicia en 1982 con una subasta en una sala de exposiciones en Nueva York, y el protagonista es un cuadro que tendrá gran importancia a lo largo de la trama desarrollada en el libro, por el que una anciana llega a pagar una cantidad desorbitante de dinero. Ese "conseguir el cuadro por todos los medios" llama la atención de una joven periodista que se encontraba allí cubriendo el evento y será su instinto el que le diga que detrás de esa cifra millonaria pagada por esa anciana tiene que haber una gran historia, y hará todo lo posible por conseguir respuestas a la gran pregunta que se plantea: ¿Qué motivo puede llevar a alguien a deshacerse de tanto dinero para adquirir un cuadro?
La periodista, de la que no conoceremos el nombre en ningún momento, hará todo lo posible por contactar con la anciana, una excéntrica mujer que ha triunfado en el mundo de la moda y cuya única meta en la vida ha sido conseguir dinero para comprar arte. Esta anciana no es otra que Blanca Luz Miranda, ya octogenaria, y las conversaciones que mantiene con la periodista servirán de pie para que el lector conozca la vida y milagros de un pintor consagrado, gracias a los recuerdos que de él conserva la que fue una figura importante en su vida; los recuerdos de Blanca Luz y unas cartas que ésta conserva escritas por Martín a su mejor amigo, Chema, sirven de excusa para reconstruir una historia que se desarrolla a lo largo de casi un siglo y que tiene como protagonistas principales a estos personajes que mantienen una relación desde una temprana edad; el tira y afloja entre ellos, un amor imposible por las circunstancias por las que pasa cada uno de los protagonistas, un querer y no poder, serán reflejados de forma sublime en el libro. Lo que empieza como una amor juvenil, con la pasión propia de los adolescentes, que tienen que luchar entre vivir como pareja o triunfar en el mundo del arte (Blanca Luz como musa de Martín; Martín como pintor que se está formando), las dificultades que pone el propio padre de Blanca Luz, ofreciendo a Martín la posibilidad de viajar a París para formarse como pintor y dejar la puerta abierta a su posible triunfo en el mundo del arte... acabará siendo un amor al recuerdo, a lo que pudo ser y no fue, un viaje por el pasado revivido en la mente de la protagonista, que contará con la pasión que la periodista elegida para narrar su historia y la del cuadro con el que empieza la trama pone en la investigación de una época que ella, y en el mismo sentido el propio lector, acabaremos conociendo en los más mínimos detalles, y todo ello aderezado con un lenguaje muy culto, pero que no complica para nada la trama; contrariamente a lo que pueda pensarse, este vocabulario del que hace uso Marta Quintín en su novela no tiran para atrás a la hora de acercarse a la historia, sino que dan ganas de quitarse el sombrero (si lo lleváramos) ante el vocabulario que la autora emplea, que va variando según sea puesto en boca de uno u otro de los protagonistas.
Reconozco que no quería contar demasiado del libro, porque pienso que es una historia que merece la pena, que merece ser leída, que no puede enmarcarse como novela histórica y tampoco como novela romántica, y con la que personalmente he disfrutado, hasta tal punto que tengo claro que voy a seguirle la pista a esta autora, que pese a la juventud que tiene, demuestra que es capaz de urdir una historia que realmente ha merecido la pena conocer y que sin duda yo recomiendo, y que hemos disfrutado mucho en el grupo de #SoyYincanera, puesto que si este libro tiene algo es el contenido, y son muchas las citas y frases que hemos resaltado del libro, y eso es algo digno de ser resaltado. Si tenéis oportunidad de acercaros a la historia que aquí os traigo hoy, no lo dudéis, porque encontraréis un elenco de personajes principales y secundarios dignos de seguirles la pista y con los que un lector interesado seguro que disfruta, a pesar de que los capítulos del libro son algo extensos, y pese a que no abundan los diálogos, aunque eso es algo que no perjudica para nada la historia y es un punto a favor de la autora el que sea una historia creíble y muy bien escrita.
Hemos destacado muchas frases del libro, yo os dejo con algunas que colgué en twitter, aunque ya digo que se pueden recuperar muchas, porque el libro lo merece:
¿Qué me decís, os animáis a entrar de lleno en esta historia? No os arrepentiréis.
"El color de la luz" nos presenta el personaje de Martín Pendragón, un chico de origen humilde que destaca por sus dotes en el mundo del arte, aunque no se ve respaldado ni por su padre, que no ve en su vocación un futuro para ganar dinero, ni por su madre, que acata la opinión de su marido. Un encuentro casual con don Francisco Miranda, pintor y profesor de arte, al que dibuja un plano de una de las calles de la ciudad donde vive, pone a Martín en el camino adecuado para encaminar su vocación, porque Francisco Miranda se ofrece a dar clases gratuitas al joven, que a partir de ahí acude a la academia del profesor y allí conoce a los que serán sus dos compañeros de estudio, José María Casabella (Chema), con el que entablará una amistad que perdurará a lo largo de los años, y Eduardo Izquierdo, que también formará parte del futuro del protagonista. En la academia también conocerá a las dos hijas de su profesor, es especial a Blanca Luz Miranda, la otra protagonista clave del relato y que será la luz que guíe la obra de Martín a partir del momento de conocerse. La relación que se establece entre el joven pintor y Blanca Luz serán el eje de la historia, y en torno a este tira y afloja que se produce entre ellos girará la obra, pero no se queda en una simple historia de amor, sino que sirve de excusa para realizar un paseo por una parte importante de la historia del siglo XX europeo, aunque no estamos ante una novela histórica, si es esto lo que os asusta; resulta más bien un paseo por aspectos puntuales de la historia europea de ese siglo, desde los estragos que la guerra civil provoca haciendo que mucha gente se arruine y se vea obligada a exiliarse buscando una vida mejor, la ocupación nazi de París y las consecuencias que ésta provoca en el mundo del arte (fueron muchas las obras expoliadas y destruidas por los nazis porque no las consideraban dignas), el París bohemio donde se iniciaron muchos artistas allá por los años veinte; de la mano de Martín Pendragón asistiremos como un ocupante más a La "Ruche" en París, una especie de comuna para artistas creada por el escultor Alfred Boucher, que servirá de fuente de inspiración a Martín para formarse como artista y triunfar en aquello que domina. "El color de la luz" resulta un camino adecuado para disfrutar de una época y envolverse en el mundo del arte, porque un cuadro será el protagonista principal de la historia y el color y la luz estarán presentes a lo largo de toda la trama. La mezcla de personajes reales (algunos de ellos los pintores y escultores con los que Martín coincide en La Ruche) con personajes ficticios muy bien perfilados, hacen de esta novela un título a tener en cuenta.
El libro se inicia en 1982 con una subasta en una sala de exposiciones en Nueva York, y el protagonista es un cuadro que tendrá gran importancia a lo largo de la trama desarrollada en el libro, por el que una anciana llega a pagar una cantidad desorbitante de dinero. Ese "conseguir el cuadro por todos los medios" llama la atención de una joven periodista que se encontraba allí cubriendo el evento y será su instinto el que le diga que detrás de esa cifra millonaria pagada por esa anciana tiene que haber una gran historia, y hará todo lo posible por conseguir respuestas a la gran pregunta que se plantea: ¿Qué motivo puede llevar a alguien a deshacerse de tanto dinero para adquirir un cuadro?
La periodista, de la que no conoceremos el nombre en ningún momento, hará todo lo posible por contactar con la anciana, una excéntrica mujer que ha triunfado en el mundo de la moda y cuya única meta en la vida ha sido conseguir dinero para comprar arte. Esta anciana no es otra que Blanca Luz Miranda, ya octogenaria, y las conversaciones que mantiene con la periodista servirán de pie para que el lector conozca la vida y milagros de un pintor consagrado, gracias a los recuerdos que de él conserva la que fue una figura importante en su vida; los recuerdos de Blanca Luz y unas cartas que ésta conserva escritas por Martín a su mejor amigo, Chema, sirven de excusa para reconstruir una historia que se desarrolla a lo largo de casi un siglo y que tiene como protagonistas principales a estos personajes que mantienen una relación desde una temprana edad; el tira y afloja entre ellos, un amor imposible por las circunstancias por las que pasa cada uno de los protagonistas, un querer y no poder, serán reflejados de forma sublime en el libro. Lo que empieza como una amor juvenil, con la pasión propia de los adolescentes, que tienen que luchar entre vivir como pareja o triunfar en el mundo del arte (Blanca Luz como musa de Martín; Martín como pintor que se está formando), las dificultades que pone el propio padre de Blanca Luz, ofreciendo a Martín la posibilidad de viajar a París para formarse como pintor y dejar la puerta abierta a su posible triunfo en el mundo del arte... acabará siendo un amor al recuerdo, a lo que pudo ser y no fue, un viaje por el pasado revivido en la mente de la protagonista, que contará con la pasión que la periodista elegida para narrar su historia y la del cuadro con el que empieza la trama pone en la investigación de una época que ella, y en el mismo sentido el propio lector, acabaremos conociendo en los más mínimos detalles, y todo ello aderezado con un lenguaje muy culto, pero que no complica para nada la trama; contrariamente a lo que pueda pensarse, este vocabulario del que hace uso Marta Quintín en su novela no tiran para atrás a la hora de acercarse a la historia, sino que dan ganas de quitarse el sombrero (si lo lleváramos) ante el vocabulario que la autora emplea, que va variando según sea puesto en boca de uno u otro de los protagonistas.
Reconozco que no quería contar demasiado del libro, porque pienso que es una historia que merece la pena, que merece ser leída, que no puede enmarcarse como novela histórica y tampoco como novela romántica, y con la que personalmente he disfrutado, hasta tal punto que tengo claro que voy a seguirle la pista a esta autora, que pese a la juventud que tiene, demuestra que es capaz de urdir una historia que realmente ha merecido la pena conocer y que sin duda yo recomiendo, y que hemos disfrutado mucho en el grupo de #SoyYincanera, puesto que si este libro tiene algo es el contenido, y son muchas las citas y frases que hemos resaltado del libro, y eso es algo digno de ser resaltado. Si tenéis oportunidad de acercaros a la historia que aquí os traigo hoy, no lo dudéis, porque encontraréis un elenco de personajes principales y secundarios dignos de seguirles la pista y con los que un lector interesado seguro que disfruta, a pesar de que los capítulos del libro son algo extensos, y pese a que no abundan los diálogos, aunque eso es algo que no perjudica para nada la historia y es un punto a favor de la autora el que sea una historia creíble y muy bien escrita.
Hemos destacado muchas frases del libro, yo os dejo con algunas que colgué en twitter, aunque ya digo que se pueden recuperar muchas, porque el libro lo merece:
"A todas las personas que conocemos a lo largo de nuestra vida, las veremos en algún momento por última vez. La ventaja con la que jugamos es que, en la mayoría de los casos, ignoramos que no habrá una próxima".
"Yo concibo que el amor es algo que, una vez que nace, no se muere nunca. O así debería ser. Y si no lo es, si el amor está condenado a nacer con el germen de la muerte, ¿qué sentido tiene empezarlo jurándonos mutuamente esos para siempre que por anticipado sabemos que se acabarán tarde o temprano?"
"Los años habían conseguido que ya supiera aquella verdad que era a la vez la más reconfortante y la más triste de todas: que, aunque sea sin la persona a la que más has querido, la vida está diseñada para pasar al siguiente capítulo. Sin rasgarse las vestiduras más de lo debido".
"... Por fortuna o por desgracia, los años habían conseguido que ya supiera aquella verdad que era a la vez la más reconfortante y la más triste de todas: que, aunque sea sin la persona a la que más has querido, la vida está diseñada para pasar al siguiente capítulo, sin rasgarse las vestiduras más de lo debido".Si alguien está interesado en saber cómo ha evolucionado esta lectura en twitter no tiene más que acceder a las etiquetas #ElColorDeLaLuz y #SoyYincanera para saber qué impresiones nos ha suscitado a los que hemos podido disfrutar de esta lectura. Espero haber podido convenceros de que es un libro que merece la pena leer y que disfrutaremos de una buena historia narrada con un vocabulario muy cuidado y que a lo largo de sus páginas descubriremos qué sentido tiene la luz y el color, muy presentes a lo largo de toda la trama. La novela es sin duda un buen punto de partida para seguir la obra de su autora, y es algo que ya tengo apuntado en mi agenda particular, ante futuras publicaciones; sin duda, habrá que seguirle la pista.
¿Qué me decís, os animáis a entrar de lleno en esta historia? No os arrepentiréis.