Gracias a la lectura conjunta que hemos llevado a cabo en Twitter dentro de la iniciativa de #SoyYincanera, he podido acercarme al último libro publicado por Santiago Díaz, El buen padre. Algunos de los miembros del grupo tuvieron la oportunidad de disfrutar en su momento de Talión, su primera novela, pero aunque yo no lo he podido leer, no me arrepiento de haber conocido al autor con este libro, con el que hay que tener mucho cuidado, porque si te descuidas, lo devoras casi de tirón.
Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:
Título: El buen padreSantiago Díaz Cortés (Madrid, 1971) es guionista de cine y de televisión con veinticinco años de carrera y cerca de seiscientos guiones escritos. Su primera novela, Talión, ganó el Premio Morella Negra 2019 y el Premio Benjamín de Tudela 2019, ha sido traducida a varios idiomas y está siendo adaptada como serie de televisión. Su segunda novela, El buen padre, inicia la serie protagonizada por la inspectora Indira Ramos, y sus derechos de traducción se han vendido al extranjero antes de su publicación.
Como he dicho más arriba, hay que tener cuidado con este libro porque si te descuidas lo devoras de una sentada, porque si algo tiene "El buen padre" es intriga y acción. La historia arranca fuerte en sus primeras páginas, con la policía acudiendo a un chalé de Madrid donde descubren el cadáver de una mujer, Andrea Montero, a todas luces asesinada a manos de su marido, y todo esto desarrollado en apenas tres páginas. La historia que narra el libro se inicia un año después de estos hechos, y el lector pronto conocerá a la inspectora de Homicidios Indira Ramos, una persona peculiar obsesionada con la higiene, que sufre un trastorno obsesivo-compulsivo que le impide comportarse como alguien normal, algo que en un primer momento puede resultar extraño, pero que arranca alguna que otra sonrisa en el lector.
La inspectora de Homicidios Indira Ramos examina el vaso de zumo con detenimiento, buscando alguna marca que le haga sospechar que no está tan limpio como debería. La camarera se arma de paciencia ante una escena que se repite todos los domingos desde hace casi medio año.一¿Qué? ¿Está a su gusto o no está a su gusto?
一El vaso lo has lavado a mano con jabón neutro, ¿verdad?
一Sí, señora... 一responde harta一, igual que los cubiertos, el plato y la taza de café. ¿No cree que va siendo hora de que confíe en mí?En lo relativo a la higiene, Indira no confía ni en la camarera ni en nadie, y eso que cuando su psicólogo le puso como ejercicio obligatorio salir a desayunar una vez a la semana, eligió esa cafetería porque era la más limpia que encontró, a pesar de que está en la otra punta de Madrid. Cuando a una le han diagnosticado un TOC (un trastorno obsesivo-compulsivo que le impide tener un comportamiento medianamente normal), cualquier precaución es poca.
La inspectora pronto va a convertirse en el eje central de la trama, especialmente tras la aparición de una maleta que contenía el cadáver de una mujer que alguien intentó hundir en el estanque del Buen Retiro. La inspectora se va a poner al frente de esta investigación junto a su equipo, con el que no parece tener mucha relación, porque simplemente la soportan, aunque no entiendan sus excentricidades ni su rectitud en el trabajo, que le llevó a denunciar a un policía que puso pruebas falsas para facilitar la detención de un culpable. La inspectora Ramos no sentía que con ello traicionara a nadie, porque lo importante para ella era cumplir las reglas por encima de todo, especialmente en el trabajo, y esa actitud hará que se fije en ella un anciano, Ramón Fonseca, que había abandonado un año antes Málaga para trasladarse a Madrid, para estar cerca del Centro Penitenciario Madrid II, en Alcalá de Henares, donde cumple condena su hijo Gonzalo, detenido por haber acuchillado a su mujer hasta matarla un año antes. Ramón Fonseca está convencido de la inocencia de su hijo, y como "buen padre" va a hacer todo lo posible para que el verdadero culpable pague por lo ocurrido; para conseguir que se retome la investigación va a poner contra las cuerdas a la policía, declarándose culpable del secuestro de tres personas cuya búsqueda abre todos los informativos de la televisión. El carácter recto que la inspectora Indira Ramos ha demostrado en su trabajo le hace merecedora, a ojos del anciano Ramón Fonseca, de retomar la investigación que llevó a su hijo a la cárcel buscando al verdadero culpable. Las víctimas del secuestro no están elegidas al azar, son responsables según Ramón del desenlace que está viviendo su hijo: Juan Carlos Solozábal, el abogado que no lo defendió como debía, Almudena García, la jueza que lo condenó, y Noelia Sampedro, una joven escort que declaró contra él en el juicio. Ramón Fonseca está convencido de que estas tres personas actuaron mal, dejándose sobornar para que su hijo pagara por algo de lo que estaba convencido no era culpable, y para acelerar la salida de su hijo de prisión pone un plazo de tres semanas para cerrar la investigación, que pide que caiga bajo la responsabilidad de Indira, que cree que será la única capaz de llegar a la verdad por su rectitud sin dejarse sobornar ni manipular por nadie hasta dar con el culpable.
Cada semana irá muriendo uno de los secuestrados, sin que el anciano revele su ubicación. Esa cuenta atrás impuesta por el secuestrador imprime agilidad a la trama, en la que los acontecimientos van desarrollándose de forma rápida. A pesar de eso, en la novela encontramos crítica social, asistimos a la vida en el interior de las prisiones, con las peleas propias entre reclusos, cuyos cabecillas quieren imponerse sobre otros grupos, aunque el pago para ello sean vidas humanas. Se hace una crítica al poder del dinero que como siempre parece que todo lo compra. Se habla de infidelidades, del peligro del juego y de como los vicios pueden arruinar la imagen de las personas ante la sociedad, de sobornos, de la prostitución como medio para salir de la pobreza, de la especulación inmobiliaria y de los pocos escrúpulos de algunos empresarios por llevar a cabo sus obras sin importar las consecuencias ni a quien se lleven por delante, y asistimos también al desprecio por el arte y la cultura, prevaleciendo sobre este último aspecto el ansia de algunos por ganar dinero a toda costa. Como puede apreciarse, son muchos los temas que encontramos en esta historia en la que cada detalle está perfectamente ligado, convergiendo las historias de cada uno de los personajes que aparecen en la trama, de forma que el lector puede ir comprendiendo cómo se desarrollaron los diferentes hechos, encontrando motivos para sospechar de unos y otros, y temiendo por la vida de algunos de los personajes que desfilan por la historia, y no únicamente por la vida de los secuestrados, que parecen vivir una cuenta atrás a priori imposible de parar. Los secuestrados están aislados, y no sabrán muy bien el motivo de su secuestro, pero a medida que avanzamos en la trama vamos a ir conociendo detalles de la vida de los mismos y vamos a poder seguir el hilo que los une.
Aunque puede parecer que estoy contando demasiado de la historia, todo esto que comento se desarrolla muy al principio del libro. El autor ha sabido tejer una trama que no deja nada al azar, los personajes que van apareciendo guardan secretos que van a ir saliendo a la luz a medida que avanzan las páginas, de forma que como lector vas dudando en cada momento de qué es lo que ha pasado realmente en la vida de los protagonistas, dudas de quién es culpable y de qué lo es, porque en las vidas de los protagonistas que ha creado Santiago Díaz hay luces y sombras: los secuestrados guardan secretos, los malhechores con los que se cruza la policía en las investigaciones que van llevando a cabo intentan salvarse por todos los medios, y la propia policía, empezando por la inspectora y también su equipo se presentan como gente de a pie, con numerosos defectos y problemas. Entre el equipo policial destacamos al subinspector Iván Moreno, que mantiene una tensa relación laboral con la inspectora Indira Ramos, a la que no perdona que delatara a un buen amigo, haciendo todo lo posible por no facilitar la relación de la inspectora con el resto del grupo, aunque en este tira y afloja vamos a asistir a acercamientos entre los dos motivados por el propio trabajo que desempeñan, que van a tambalear los sentimientos y los prejuicios de la inspectora con respecto a los que la rodean.
Toda la historia ideada por Santiago Díaz es muy cinéfila, se nota su oficio de guionista de series de televisión. Aunque la historia está dividida en cinco bloques, son ochenta y nueve los capítulos que la componen. Estamos ante capítulos cortos, que dan agilidad a la trama, con giros continuos de guion y sorpresas que va encontrando el lector a medida que avanza en la lectura. El acto que lleva a cabo "el buen padre" tratando de salvar a su hijo es desesperado. El autor nos plantea un dilema moral en esta historia, ya que uno de los protagonistas toma medidas desesperadas para tratar de salvar a su hijo, en cuya inocencia cree totalmente, aunque para ello deba sacrificar la vida de tres personas, que tendrán sus defectos (que iremos conociendo a medida que avancemos en la lectura), pero que quizá no merezcan morir sin saber el motivo de su secuestro ni quién se beneficia de su posible muerte. Sus hechos son censurables, no hay duda, pero cabe preguntarse qué haríamos nosotros ante esta situación. ¿Qué no haríamos por salvar a un hijo o allegado de cuya inocencia estuviéramos totalmente convencidos si creyéramos que la justicia no ha actuado bien en su causa? ¿Llegaríamos a secuestrar y amenazaríamos con matar a los que consideráramos responsables? Es un dilema complicado, casi seguro que a priori contestaríamos que no, pero para eso está la ficción, para plantearnos en ocasiones dilemas y hacernos disfrutar con los problemas de otros protagonistas. El autor ha sabido tejer tan bien los hilos de la historia que apenas nos da tiempo a plantearnos qué hubiéramos hecho en el lugar del buen padre. Las páginas del libro se van sucediendo de manera magistral, las distintas escenas se van ligando entre sí, los personajes están más relacionados de lo que puede parecer en un principio, y todo acaba conformando un puzle perfecto en el que no queda ninguna pieza al azar.
Estamos ante una lectura trepidante, adictiva, que se devora, con una historia bien hilada, y muy bien descrita, con capítulos cortos que favorecen la lectura, mucha dosis de intriga y acción, con numerosos personajes que aportan mucho a la trama porque a medida que avanzas vas notando la relación que tenían unos y otros y las alianzas que se van forjando entre ellos. Nada queda al azar, todo encaja a la perfección y como lector vas sintiendo diferentes sensaciones. Aunque la inspectora protagonista es un poco peculiar en su forma de actuar, acabas conociendo los motivos de su comportamiento, y la acabas entendiendo, y quieres saber más de ella, quedas con ganas de que al autor se le ocurran nuevas aventuras protagonizadas por ella, y más teniendo en cuenta lo que se relata en el último capítulo del libro. Quedas con ganas de ver esta historia en pantalla, porque tiene ritmo, porque vas visualizando todo lo que se va narrando con mucha facilidad, y porque la historia tiene gancho. Creo que se nota que la he disfrutado, y no me he arrepentido para nada de leerla. Los capítulos cortos ayudan a que la historia avance, y como he dicho, tiene mucho ritmo y es una novela muy visual. Si a eso le sumamos que hay asesinatos, secuestros, el día a día de una prisión y varias investigaciones policiales, tenemos un conjunto apetecible que a pesar de que se puede leer casi de tirón, se disfruta.
A mí no me importaría encontrar de nuevo a la inspectora Indira Ramos y a todo su equipo al frente de nuevas investigaciones ideadas por Santiago Díaz, y si alguien se anima a hacer una adaptación como serie de televisión o película, bienvenida sea. Creo que se va a hacer una serie basada en Talión, la anterior novela del autor, así que espero leerla antes de que esto ocurra. Si queréis un consejo, corred a leer "El buen padre" antes de que acabe en pantalla grande, porque la historia y los personajes creados por el autor lo merecen. En #SoyYincanera hemos disfrutado mucho con el libro, creo que va a ser la tónica unánime de todas las reseñas.
Como siempre, agradecer a #SoyYincanera el haberse fijado en este libro para una lectura conjunta y que hayan hecho posible que me haya llegado un ejemplar, al autor por escribirlo y a la editorial Reservoir Books por facilitarnos los ejemplares para la lectura conjunta. Ha sido todo un placer que espero se pueda repetir en un futuro no muy lejano.
¡Nos leemos!
(Aunque tengo cubierta la casilla con Barcelona, ahora incluyo Madrid por si de aquí a que acabara el año me diera tiempo a duplicar las reseñas para la yincana). ¡Optimista que es una!