martes, 17 de mayo de 2022

Las lágrimas del caimán. Susana Hernández.

 Nueva reseña en el blog, gracias a la iniciativa de #SoyYincanera.

Datos técnicos del libro

Título: Las lágrimas del caimán
Autora: Susana Hernández
Editorial: Bunker Books, S. L.
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-17895-61-7
Depósito legal: CO 269-2021
278 páginas
Obra ganadora del III Certamen Auguste Dupin

Sinopsis (tomada del propio libro)

A la vuelta de un viaje a Inglaterra, la famosa escritora de novela negra Karen Alcázar, encuentra a su amante colgado en el cuarto de baño. Pronto se confirma que, pese a su apariencia de suicidio, se trata de un asesinato. El Grupo de Homicidios de los Mossos d'Esquadra, con el sargento Campillo al frente, se encargará de la investigación. Para descubrir la verdad en el asfixiante verano barcelonés, Campillo y su equipo deberán despejar varias incógnitas, la primera la auténtica identidad de Eduardo Mora, el fallecido. Un crimen del pasado, una venganza, una red de mentiras. Una historia en la que nadie es del todo inocente ni completamente culpable.


Datos sobre la autora (tomados del propio libro)

Susana Hernández (Barcelona) ha estudiado Imagen y Sonido, Integración Social, Investigación Privada y Psicología. Ha colaborado en diversos medios de comunicación ejerciendo como crítico musical, redactora de deportes, y locutora de radio. Ha publicado las novelas: La casa roja, La puta que leía a Jack Kerouac, Curvas peligrosas, Contra las cuerdas, Cuentas pendientes (ganadora del premio a la mejor novela negra en el Festival Cubelles Noir 2016), Males decisions (Premio Cubelles Noir a la mejor novela negra en catalán 2018), La reina del punk, Los miércoles salvajes y Mai més. Su novela Malas decisiones ha sido traducida al italiano. Las lágrimas del caimán, galardonada con el III Premio Auguste Dupin de novela negra, es su décima novela.


Impresiones sobre el libro

No es la primera vez que he tenido oportunidad de disfrutar de la prosa de Susana Hernández. En este mismo blog, y gracias a la iniciativa #SoyYincanera pude leer y reseñar "Los miércoles salvajes", así que cuando desde el grupo se propuso abordar la lectura de su último libro, no dudé ni un momento en apuntarme y he disfrutado con la trama que el libro plantea, y con el buen hacer que tiene la autora de presentar un caso interesante y digno de una buena novela negra, aunque si he de ser sincera, me hubiera gustado que la editorial hubiera cuidado un poco la publicación de este libro, que desde mi modesto punto de vista requeriría de una relectura para solventar algún que otro problema de edición (especialmente en cuanto a palabras que se repiten y que en ocasiones faltan), sin desmerecer para nada la interesante historia que encierra el libro, pero que en ocasiones hace que te salgas de la trama, y creo que eso se solucionaría en una segunda edición con una lectura más pausada, solucionando todos estos pequeños fallos de "imprenta" que encuentras a lo largo de las páginas. Como muestra, un pequeño ejemplo de lo que os hablo, en este caso de omisión de palabra, que nos sirve de ejemplo también para demostrar la forma cercana que la autora tiene de introducir a sus personajes.

"A las ocho menos cuarto de la mañana, la temperatura en Barcelona rozaba los veintisiete grados, lo que presagiaba valores muy por encima de los treinta a la hora del vermut. Campillo leía el periódico y mojaba el cruasán en el café con leche en un bar cercano a la comisaría, justo debajo del aparato del aire acondicionado. Sabía que (la) ocurrencia le costaría una faringitis. Lobo entró en la cafetería con el gesto crispado.
一Olvídate de los fichajes. Tenemos movida.
El sargento levantó la vista molesto. Todavía no entendía del todo la curiosa forma de expresarse del cabo, a medio camino entre la jerga juvenil y el habla (de) los delincuentes del cine. A veces le hacía gracia, y otras, como aquella mañana, lo sacaba de quicio". (Página 57)

Reconozco que empecé a apuntar los fallos, con sus páginas y todo, pero al final me di cuenta de que lo importante era entrar en la historia y disfrutarla, que de eso se trataba, y que los problemas de corrección que el texto necesitaba debían correr a cargo de otro. Vaya por delante que estos errores, por repetición u omisión de palabras que encontramos en el texto no van a desmerecer la historia, pero sí es cierto que pueden sacarte de la misma en determinados momentos. No tengo muy claro qué me ha ocurrido a mí particularmente con la lectura de este libro. Reconozco que me costó arrancar. Cuando mis compañeras de #SoyYincanera tenían avanzada la lectura, yo apenas había leído sesenta páginas. No tengo muy claro qué motivo pudo causar esta desidia lectora, que me hizo empezar la lectura en tres ocasiones, aunque en mi caso la tercera sí fue la vencida, y cuando pude hacerme con un enfoque global de la historia y de los personajes planteados por la autora, leí la novela casi de tirón. Tengo claro que pasé por un bache lector, y no porque la novela no resultara interesante, que lo es desde casi el principio, sino porque en ocasiones, por unos motivos u otros estamos menos concentrados y nos cuesta entrar en las tramas, sin que el problema sea del libro que tenemos entre manos, al que en ocasiones solo hay que buscar un momento adecuado para afrontar su lectura.

Susana Hernández es una buena escritora de novela negra, y en este libro lo ha demostrado también. A lo largo de veinticuatro capítulos, divididos en tres partes, que la autora titula "El séptimo día de lluvia", "El sargento que escuchaba canciones de amor" y "La hora del Big Bang" respectivamente, se desarrolla la trama de esta historia, que se remonta a los años noventa del pasado siglo, en unas escenas protagonizadas por niños, y que acaban con el inquietante hallazgo del cuerpo sin vida de uno de ellos. Está claro que estos hechos del pasado van a repercutir en la trama del presente, un presente que tiene lugar entre julio y diciembre de 2006. Casi sin tregua, sin reponernos de lo que supone que aparezca el cuerpo sin vida de un joven, conoceremos a una de las protagonistas de la historia, la escritora Karen Alcázar, que abandona su casa junto a su asistente, Gaby, para viajar a Londres a promocionar su última novela, nominada a un prestigioso premio. Allí deja a su amante, Eduardo Mora, y a su vuelta, tras setenta y dos horas de promoción, vuelve a su casa y lo encuentra ahorcado en el baño, y esto que os adelanto solo ocupa las primeras veintiséis páginas del libro. No se puede decir que la historia no arranque con fuerza. El equipo encargado de la investigación de esta muerte, primero tachada de suicidio y pronto confirmada como asesinato, al frente del sargento Campillo, va a descubrir pronto que detrás de la muerte de Edu Mora hay mucho que investigar, empezando por la personalidad real del fallecido, al que movían razones poderosas para entrar en la vida de la escritora. Pronto vamos a ir descubriendo que los acontecimientos giran en torno a la vida de la escritora, que estuvo casada con el doctor Jacobo Peña, propietario de una clínica infantil de salud mental, y que los personajes que van apareciendo en la historia tienen más relación entre sí que la que quieren que salga a la luz. Así, como lectores iremos descubriendo qué puede esconder Jacobo, cuya clínica no pasa por los mejores momentos, y qué relación le sigue uniendo a Karen, con la que aún sigue casado. A medida que avanzamos en la trama vamos comprobando qué une a los implicados en la muerte de Edu, conoceremos a un personaje peculiar, Ander, relacionado con el pasado del doctor, que parece estar lleno de ira, y descubriremos a un inquietante personaje que se hace llamar Big, del que sabremos que lo pasó muy mal en su adolescencia, sin que tengamos muy claro qué personaje se esconde bajo este pseudónimo. La trama está servida. Hay muertes, investigación, y mucha intriga, que se mantiene a lo largo de las páginas, que hace que como lectores vayamos sospechando indistintamente de unos y otros, porque lo que está claro en esta novela es que los protagonistas tienen mucho que esconder, y como lectores disfrutaremos a medida que se nos descubre la verdad.

Como buena novela negra, son varios los temas que se tratan en la misma, desde el odio, la venganza, el amor enfermizo y la amistad, los problemas del juego, la salud mental enfocada tanto a niños como adultos, el alzheimer... Los representantes de la justicia aparecen retratados como personajes cercanos, con sus luces y sus sombras, y es fácil identificarse con ellos. La autora ha conseguido que nos pongamos en la piel de varios de los protagonistas, al menos que entendamos su forma de actuar... la de todos menos la del asesino, al que intentaremos descubrir por todos los medios a nuestro alcance, sospechando de unos y otros a medida que avanzamos en la lectura. 

Como punto muy positivo en la lectura hay que indicar que los capítulos vienen introducidos por citas cinematográficas que particularmente he agradecido. Muchas de las películas que se citan las he visto, y me han entrado ganas de revisar algunas de ellas. Como punto inquietante, encontramos algunos capítulos encabezados como "El caimán", el auténtico protagonista de la historia y cuya identidad querremos descubrir desconfiando de unos y otros. Este personaje es el que le da sentido a la historia, y sirve de nexo de unión entre el pasado y el presente.

"Lleva demasiadas horas al sol. Nota la piel inflamada y los pensamientos volátiles, revueltos. A su alrededor el día de verano brilla en todo su brutal esplendor. Niños, jovencitas, señoras entradas en años, hombres barrigudos y seres de todos los pelajes olvidan sus penas. Calientes y morenos se sienten mejor, más atractivos, cercanos a los niños despreocupados que fueron. Parecen normales. ¿Qué latirá bajo esas pieles tostadas? Hay cosas peores que matar.
Como estar muerto en vida".

A pesar de los problemas de corrección que la novela necesitaría, algo que tiene fácil solución desde mi modesto punto de vista, creo que la historia merece la pena y que se disfruta. La autora ha demostrado que sabe de lo que habla, que se maneja bien en el mundillo de la novela negra, y que ha creado unos personajes con sus luces y sombras a los que me ha gustado conocer. Sin duda, recomiendo la lectura de esta novela, que creo que se entiende mucho mejor, al menos a mí me ha pasado, si se lee casi del tirón, porque así no te pierdes con el pasado y presente de los personajes que aparecen, cuya historia está muy relacionada entre sí, siendo necesaria para desentrañar la trama, y hace que disfrutes, o sufras, según se mire, con el presente de los encargados de resolver los crímenes, porque la historia personal de los representantes de la ley y su forma de comportarse también aporta mucho a la trama, y la enriquece, aunque estos pasajes puedan resultar crudos en ocasiones, pero en conjunto las historias que relata "Las lágrimas del caimán" resultan un buen ejemplo de la novela negra que a muchos amantes del género nos gusta. Historia recomendable, sin duda, que quedará de diez en una futura edición en la que queden pulidos algunos errores de corrección, al menos ese es mi deseo.

¡Nos leemos!