Nueva reseña en el blog, de nuevo de manos de la iniciativa #SoyYincanera, y gracias a la editorial Alrevés.
Vamos con los datos técnicos del libro:
Impresiones sobre el libro
No es la primera vez que me acerco a la obra de Félix García Hernán. Es un escritor al que conocimos gracias a la buena relación que #SoyYincanera mantiene con la Editorial Alrevés. Félix es un escritor muy cercano, al que rápidamente se le coge cariño, y hemos tenido la suerte de conocerlo personalmente e intercambiado con él impresiones sobre sus libros. Tres son los libros que ha publicado de él la Editorial Alrevés, y tres son los libros que hemos tenido el placer de disfrutar en #SoyYincanera. Si queréis ver las impresiones que los dos títulos anteriores me dejaron, no tenéis más que pinchar en los respectivos enlaces para acceder a las correspondientes reseñas: Cava dos fosas y Pastores del mal nos acercaron al personaje de Javier Gallardo, que ya con el primer libro vino para quedarse, y al que personalmente estoy deseando encontrar de nuevo en Delfines de plata, tanto en versión escrita como en audiovisual, porque me ha gustado la elección de Rodolfo Sancho para interpretar al comisario, y estoy esperando que llegue el momento en el que pueda disfrutar de la lectura de esa historia que no he tenido el placer de leer, esperando que sea reeditada, y del film.
Centrándonos en el libro que hoy nos ocupa, comentar que con Días sin sol Félix ha vuelto a conseguir que entremos de lleno en la trama. Estamos ante un libro que se desarrolla en 2012, años después de la crisis que puso patas arriba la economía mundial, allá por 2008, y cuyas consecuencias todavía colean. A lo largo de una especie de prólogo, cuarenta y tres capítulos y un epílogo, el autor nos presenta a unos personajes a los que sin duda vamos a tardar en olvidar, porque sus reflexiones, su rabia y su forma de actuar hacen que en algunos momentos podamos empatizar con ellos, llevándonos a una profunda reflexión.
En un capítulo inicial, a modo de prólogo, Félix ya va a poner al lector en antecedentes de uno de los hechos clave que se van a suceder a lo largo de la trama. En las primeras hojas del libro ya asistimos a un asesinato, de un personaje, Rodrigo de la Torre, por el que no vamos a sentir un ápice de empatía. No sabremos muy bien en estas primeras páginas el porqué de la elección de la víctima y qué es lo que buscan sus verdugos con su muerte, pero está claro que el autor pone el énfasis en describir al personaje como alguien petulante, que cree que el dinero todo lo puede comprar, y que se ha lucrado a costa de participar en la red de corrupción que imperaba en el Ayuntamiento de Madrid, aceptando "regalos" que le habían proporcionado un alto stand de vida y cuentas en el extranjero que no conocía ni su familia, dinero que había ayudado a frenar la investigación contra la corrupción, en base a contratar caros bufetes de abogados que no dudaban en defender lo indefendible, poniéndose del lado del que más tiene.
En estas primeras páginas vamos a conocer a dos de los personajes que van a llevar una especie de cruzada particular contra este tipo de hechos y contra algunos de los que los llevaron a cabo, y conoceremos también en qué situación se encuentra el comisario Javier Gallardo, que ha sido "ascendido", en una especie de castigo, y se ve involucrado en labores administrativas que poco tienen que ver con lo que a investigación se refiere.
Tras estas primeras páginas de impacto, nos adentramos en la lectura del libro, y vamos a conocer de primera mano a los tres protagonistas principales, César, María y Eduardo, personajes que poco tienen que ver entre sí, dejando al margen que la crisis ha pasado por encima de ellos arruinando su vida, y que encuentran en esta fatalidad un punto en común a pesar de residir en diferentes lugares y dedicarse a actividades muy distintas entre sí. Un foro digital en el que anónimamente expresan sus opiniones y su rabia con la nefasta situación en la que vive el país, donde solo unos pocos privilegiados parecen beneficiarse de las desgracias ajenas, sin que sus actos tengan consecuencias, será el nexo de unión que una a estos personajes. Como lectores iremos descubriendo la trama a medida que se va desarrollando, de la mano de esta especie de "vengadores", que irán relatando su situación personal y gracias a ellos iremos descubriendo los acontecimientos, de forma que en esta ocasión iremos por delante de las fuerzas de seguridad, porque como lectores vamos a conocer qué opinan los protagonistas y qué paso van a llevar a cabo a continuación, lo que hará que en determinados momentos empaticemos con ellos, aunque en otros desearemos que los investigadores los frenen.
Si algo tiene esta novela es que empatizas con los "malos", y lo pongo así, entrecomillado, porque no tienes claro si son realmente malos, o quizá actuaríamos como ellos de haber pasado por algo parecido en nuestras vidas. César, María y Eduardo tienen una historia dura detrás con la que podría ser fácil que nos llegáramos a compadecer, otra cosa es el método que deciden emplear para llevar a cabo su venganza, y no hay que olvidar que sus actos harán que haya víctimas, y con el crimen es difícil identificarse, aunque sí resulta fácil hacerlo con la situación por la que pasan, aunque con matices. El autor consigue con su historia que como lectores nos planteemos qué hubiéramos hecho de estar en la piel de los protagonistas, aunque lo de tomarse la justicia por su mano no siempre es positivo. En un primer momento estos personajes aparecen como una especie de "vengadores" en los momentos difíciles por los que pasa el país, pero en el fondo están realizando una venganza personal, contra aquellos que les han hecho daño, convirtiéndose la cruzada que llevan a cabo en algo que realmente solo a ellos les atañe y que no va a acabar con los problemas de la mayoría. No sé si consigo explicarme: como lectores podemos entender los problemas por los que pasan estos individuos, pero sería complicado empatizar con el método empleado para solucionarlos, pese a que podemos estar de acuerdo en que los responsables de su situación se merecen un castigo.
Con un claro guiño a una de las películas de intriga de un importante director británico, el autor consigue crear una trama que mantiene al lector en vilo a medida que avanza en la lectura del libro. Aunque conocemos los aspectos que se van a desarrollar de la mano de estos tres justicieros, queda margen para que el autor consiga sorprendernos, y haga una perfecta crítica social de la situación por la que pasa el país, con personas de edad que han perdido los ahorros de toda su vida por confiar en responsables de cajas de ahorro venidos a menos, que los han convencido para que inviertan en preferentes, obligados por sus superiores, o que han confiado sus ahorros a asesores que les garantizaban que iban a aumentar sus ingresos invirtiendo en acciones de empresas que han acabado hundiéndose, funcionarios corruptos que utilizan su puesto para obtener beneficios personales, favoreciendo a unas empresas dispuestas a pagar lo que sea por conseguir sus objetivos, bufetes de abogados que no dudan en ahogar en papeles a los juzgados, para frenar las investigaciones sobre corrupción que intentan devolver al país a la situación en la que estaba antes de la crisis... Jueces que se aprovechan de su cargo y de sus amistades y tratan de utilizar todos los medios a su alcance en beneficio propio, aunque para ello toquen algo tan sagrado como la familia. Algunos de estos problemas son los que pone Félix sobre los hombros de César, María y Eduardo, que demuestran tener personalidades distintas, pero que acabarán unidos por una causa que ellos consideran necesaria, hartos del ninguneo y acoso al que se ven sometidos en su vida diaria. Si tenemos que destacar a una de estas tres figuras, sin duda me quedaría con César, autor intelectual de los acontecimientos, y por el que realmente no llegas a sentir afinidad, por los métodos empleados para llevar a cabo su venganza y porque en el fondo desea ser como aquellos a los que critica.
Si en este libro reencontramos de nuevo a Javier Gallardo, también nos vamos a reencontrar con su equipo. A pesar de dedicarse a tareas administrativas, va a estar pendiente de la investigación, por lo que él mismo va descubriendo, y por los acontecimientos que le va descubriendo su amigo Fernando Luengo, uniéndose también Raúl Olaya. Este libro hace que los que disfrutamos de este equipo volvamos a hacerlo en una trama bien urdida, que nos llevará por diversos escenarios, entre ellos Madrid, Segovia, Barcelona, e incluso Gibraltar, donde conoceremos a un personaje bastante indeseable, que no dudará en involucrarse en la trama buscando sacar rédito, imponiendo su voluntad y sembrando el "respeto" entre unos aficionados que se embarcan en algo que está por encima de sus posibilidades.
El autor lo ha vuelto a hacer. Con un lenguaje sencillo y unos capítulos cortos ha conseguido involucrarnos en una trama en la que abunda la crítica social, recayendo la misma en tres protagonistas que se sienten vapuleados por la situación que vivía el país tras la crisis económica mundial que afecta en mayor medida a los más desfavorecidos, y aunque es cierto que la historia no gira en torno a Javier Gallardo, personaje al que tenemos especial cariño, sino en los tres protagonistas a los que se debe enfrentar y en sus circunstancias, de nuevo su intuición y su seguridad a la hora de investigar y dirigir a su equipo harán que como lectores disfrutemos de su actuación, y que deseemos encontrarlo pronto en una nueva aventura.
Creo que queda claro que la historia me ha gustado, así como el guiño cinematográfico en el que la trama está basada, y el autor ha sabido ganarme de nuevo con su imaginación y su forma de escribir, creando personajes cercanos y creíbles, que podemos identificar con alguien al que conocemos o con historias que hayamos podido leer o escuchar. No resultaría fantasioso que algo así pudiera haberse dado, porque muchos han pasado por momentos terribles en esos años difíciles de crisis y no es raro pensar que alguien se hubiera podido tomar la justicia por su mano, aunque solo sea a modo de venganza contra aquellos que realmente te han hecho daño.
Si no habéis leído nada del autor, no dudéis en hacerlo. Aunque Días sin sol es la tercera historia protagonizada por Javier Gallardo, se pueden leer de forma totalmente independiente. En el caso de la novela que hoy nos atañe, podemos sentirnos más o menos identificados por la cercanía en el tiempo, y porque las crisis económicas parece que aún colean. Elijáis el título que elijáis, no dudéis en acercaros a la prosa de este autor, porque crea historias cercanas, creíbles, en las que destaca la crítica social, y las envuelve en pasajes de acción, fácilmente imaginables, y las ofrece al lector con un lenguaje sencillo y directo, que atrapa, sin duda. Espero haber convencido a alguien de que se acerque a las novelas de Félix, porque merece la pena hacerlo.
Como siempre, nos leemos.