Seguimos con las lecturas en #SoyYincanera, y esta vez hemos vuelto al género histórico, disfrutando una lectura que ha tenido como fondo un hecho real que tuvo lugar en la Barcelona que aún se estaba recuperando del final de la Guerra Civil. Sin más, vamos con los datos técnicos del libro:
Título: El intercambio
Autor: Fernando Aleu
Editorial: Roca Editorial de Libros, S.L.
Formato: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84-17541-19-4
Primera edición: noviembre de 2018
416 páginas
PVP.: 19'90 €
Sinopsis (tomada del propio libro)
En mitad de la Segunda Guerra Mundial, los aliados y Alemania acordaron llevar a cabo un intercambio de soldados prisioneros de guerra al final de la cruenta campaña militar del norte de África. En el puerto de Barcelona, que fue el lugar aceptado por ambas partes, cuatro mil soldados, la mitad de cada bando, fueron intercambiados en el muelle de España, el 27 de octubre de 1943, en una operación que supuso la intervención de dos buques de cada bando.
Uno de los prisioneros era un judío alemán de veinticuatro años que, en caso de haber sido devuelto a Alemania, hubiera corrido el riesgo de ser enviado a un campo de concentración. Un grupo de personas unidas por las circunstancias participó en un complot para rescatar a aquel soldado judío.
Datos sobre el autor
Fernando Aleu nació en Barcelona, donde obtuvo el título de doctor en Medicina en 1953. Realizó sus estudios de posgrado en los hospitales de la Universidad de Iowa, el Albert Einstein College of Medicine de Nueva York y en la New York University School of Medicine, donde obtuvo el puesto de profesor asociado de Neurología. Al cabo de nueve años comenzó a reducir lentamente este trabajo para terminar dedicándose a una aventura comercial asociado a la multinacional Puig, con sede en Barcelona. Ha sido presidente de la Cámara de Comercio de España en Estados Unidos, presidente de la Fragance Foundation de Nueva York y miembro fundador del Olfactory Research Fund. Actualmente es el presidente del Queen Sofía Spanish Institute de Nueva York. Ha sido condecorado dos veces por el Gobierno español y ha merecido la Medalla de Honor de la Ciudad de París. El intercambio es su primera novela.
Impresiones sobre el libro
Debo reconocer que no tenía muy claro qué iba a encontrar en la lectura de "El intercambio". Por circunstancias personales el libro ha durado en mis manos mucho más de lo que yo hubiera deseado, y no porque no estuviera interesante lo que la historia narraba, sino porque no estaba yo en mi mejor momento de lectura. Dejando de lado este pequeño problema lector en el que me he visto inmersa, sabía que iba a disfrutar con la historia siempre y cuando tuviera tiempo de entrar en ella (noviembre y diciembre son buenos meses para cogernos en baja forma física, y da igual qué libro tuviera entre mis manos; ya se sabe que si no abres el libro difícilmente puedes entrar en la historia que éste trata de contarte). Explicado este lapsus lector en el que me he visto inmersa, sabía que el libro no iba a desagradarme, porque si bien es cierto que disfruto mucho más con los libros ambientados en la Guerra Civil Española y en la posguerra que se vivió después, y no tanto con los que tienen como fondo histórico la Primera y Segunda Guerra Mundial, el tema tratado en El intercambio tocaba de lleno la posguerra española, y uno de sus escenarios, Barcelona, a poco de terminada la Guerra Civil, con los contrastes entre clases pobres y más privilegiadas, se iban a ver reflejados en la trama, y eso es algo con lo que he podido disfrutar, del mismo modo que lo he hecho con la forma que ha tenido el autor de combinar la vida de diferentes personajes de todas las capas sociales y nacionalidades para que la historia que trata de contarnos en su libro tenga un verdadero sentido. Os puedo garantizar que si no pasáis por un parón lector y conseguís abrir el libro y meteros en la historia a un ritmo normal, los personajes y la trama te atrapan, y no te dejan abandonar la historia hasta que llegas a la resolución final, aunque intuyes más o menos claramente qué va a pasar con el soldado que muchos quieren salvar.
Tiene mérito que estemos ante una primera novela de su autor, Fernando Aleu, que ha echado mano de sus propias vivencias para relatar un acontecimiento que vivió de lleno en su etapa adolescente, el intercambio de prisioneros de guerra entre el bando nazi y el bando aliado en el puerto de Barcelona allá por 1943. No hay nada como escribir sobre algo que se conoce para dotar de mayor verosimilitud aquello que quieres contar. El autor tenía entre sus manos las pinceladas de una historia real de la que fue testigo en su adolescencia, y ha sabido crear todo un elenco de personajes para dotar a la misma de credibilidad, consiguiendo una historia interesante, no exenta de emoción, y donde se da gran importancia a las relaciones humanas, ya sea en el ámbito de la amistad, el amor, o simplemente en la camaradería y abnegación para ayudar al necesitado, evitando lo que traería como resultado una muerte segura.
Recorriendo escenarios como Berlín, Múnich, Nueva York y Barcelona, asistimos como lectores a los acontecimientos que tuvieron en vilo a los europeos y estadounidenses durante buena parte de la Segunda Guerra Mundial, ya que la historia avanza entre 1939 y 1943. Conoceremos en Nueva York al neurólogo Werner Applefeld, allá por 1943, prestigioso doctor del hospital Monte Sinaí y hábil conferenciante y docente, criado en Alemania, por sus tíos Franz y Greta, que hicieron lo posible para que triunfara como médico. De origen judío, mantiene con su primo Max una relación epistolar, y son precisamente estas cartas que se remontan a 1939 las que ponen al lector en antecedentes de la situación real que se vive en Alemania con el ascenso del partido nazi, la persecución de los judíos y toda la propaganda que ello supone en el resto del mundo. El doctor Werner Applefeld y su primo Max Liniger son los verdaderos protagonistas de la trama. Max es un joven idealista, guapo y atlético, admirado tanto por hombres como por mujeres; su trabajo como trapecista en los Cóndores Voladores le ha generado una gran fama entre los militares y las clases pudientes de Alemania, y aunque es de origen judío por parte de padre, nada en su físico hace creer eso, siendo elegida su imagen como prototipo del joven ario tan apreciado por los alemanes más extremistas. A pesar de su origen judío, el joven Max, conocido entre su público como Adonis, no siente en ningún momento que ni él ni su familia estén en peligro, a pesar de que su padre falleció víctima de la persecución a la que estaba sometido el pueblo judío. Su madre intenta por todos los medios que Max abra los ojos a la realidad que está viviendo Alemania y trate de salvar su vida huyendo con ella a Suiza, pero las buenas relaciones que el joven mantiene con los miembros de su equipo de trapecistas, con los militares que vienen a disfrutar de sus proezas físicas encaramado en lo alto del trapecio sin contar con la protección de una mísera red, y Rosy, una amante alemana, espía para más señas, que le supera en edad pero con la que pasa muy buenos momentos, tanto que solo es capaz de ver por sus ojos, hacen que Max viva en una realidad totalmente distorsionada, sin que los acontecimientos que se están dando a su alrededor en la fase más cruda del ascenso del nazismo puedan cambiar su modo de pensar. Solo cuando un gran amigo de la infancia, Joshua Scheinberg, judío como él, músico y homosexual, se pone en el punto de mira de los militares alemanes, llega Max a comprender que la situación no es tan onírica como él la imagina, y siguiendo los consejos de Rosy Djeckhoff, su amante, que trabaja para la Abwerh, el servicio de inteligencia y espionaje alemán, muy al tanto de lo que pasa tanto en Alemania como en otros países de Europa, incluida España, que llegará a ser foco de sus investigaciones, no duda en alistarse en el ejército para así no acabar en un campo de concentración. Las consecuencias de la guerra en África, donde Rommel va perdiendo posiciones, acaban con Max herido, embarcado en un buque inglés en el puerto de Barcelona para ser intercambiado por otro soldado británico también prisionero, con el fin de regresar a Alemania, pero el buen hacer de sus familiares y amigos, y de gente que no le conoce pero que está dispuesta a embarcarse en una locura, harán posible que pueda libarse de un final de lo más complicado si pisa de nuevo suelo alemán, donde las condiciones para los judíos se estaban poniendo cada vez más tensas.
Asistiremos como lectores a ese cambio en la mentalidad de Max, a través de sus cartas y de sus conversaciones con familiares, amigos, y altos cargos militares con los que se codea, a la situación que se vive en Alemania cuando la guerra solo era un rumor y cuando ésta alcanza sus cotas más altas; de la mano de Rosy, personaje frío y calculador en ocasiones, aunque guarda su corazoncito cuando de salvar lo que estima se trata, visitaremos la Barcelona de la posguerra, en la que asistimos a estancias en hoteles de lujo solo al alcance de algunos visitantes extranjeros, con sus desayunos y el disfrute de algunos espectáculos, y veremos cómo la población autóctona tiene que subsistir yendo detrás del camión del auxilio social, que va repartiendo pan, o cómo los pescadores deben salir a faenar para difícilmente lograr su sustento, en un ambiente aún de miseria, dentro de una ciudad que trata de recomponerse como si la Guerra Civil que la asoló hace ya algunos años no hubiera tenido lugar.
Junto a los personajes de Werner, Max, Rosy y Joshua, Fernando Aleu se apoya en otros muchos, de todas las clases sociales, como Thelma, la fiel secretaria de Werner, Óscar Prat, con el que Werner comparte una travesía marítima en uno de los buques de lujo que navegaban por el Atlántico, y cuya ayuda será fundamental a la hora de llevar a cabo el ansiado intercambio; Giselle es otra de las protagonistas de las que tendremos noticia, compartiendo una de esas travesías en barco, y se convertirá en el gran amor por el que suspira Werner; aunque esta historia de amor es más bien un relleno en la trama principal de la novela, tiene toda la pinta de ser un complemento o un guiño del autor, que bien podría ser un alter ego del doctor Werner, ya que el protagonista se enamora de una guapa mujer que tiene mucho que ver con el mundo de los perfumes, una profesión en la que el autor de este libro también se mueve como pez en el agua. Medicina y perfumes definen la vida del autor, y está claro que éste les ha querido hacer un guiño en esta su primera novela.
En definitiva, una lectura muy entretenida, que se hace mucho más rápida en la segunda parte del libro, cuando empiezan a ponerse sobre la mesa los planes para aprovechar ese intercambio, del que gracias al autor muchos hemos tenido una primera noticia (personalmente no tenía muy claro que este hecho se hubiera llevado a cabo en el puerto de Barcelona), escrita con un lenguaje cercano, que combina la descripción, sin hacerse pesada, de los diferentes ambientes que se dan en Europa y Estados Unidos en unas fechas tan decisivas, que ayuda al lector a saber cómo se estaba despertando una ciudad como Barcelona de una Guerra Civil fraticida que la había convulsionado poco tiempo antes, cómo se van despertando las conciencias europeas ante lo que realmente suponía la amenaza del nazismo y la persecución del pueblo judío. Una novela en definitiva que nos acerca a una etapa convulsa de la historia política del siglo XX, desde un punto de vista no tan repetido (al menos es la primera vez que veo lo del intercambio en una novela, aunque reconozco que la Segunda Guerra Mundial no es la época histórica sobre la que más suelo leer), y para mí ha sido una agradable novedad. Para ser una primera novela, merece la pena ser leída; si el autor se anima a contar alguna anécdota más de las que guarda en su vida, habrá que seguirle la pista, porque ha sabido montar una bonita historia de amistad y amor partiendo de un hecho que tuvo la suerte de ver desde lejos siendo joven, y el resultado ha sido redondo. Habrá que seguir la pista de una futura novela, sin duda.
Gracias por último a #SoyYincanera y a Roca Editorial por haberme facilitado un ejemplar para esta reseña.
Recorriendo escenarios como Berlín, Múnich, Nueva York y Barcelona, asistimos como lectores a los acontecimientos que tuvieron en vilo a los europeos y estadounidenses durante buena parte de la Segunda Guerra Mundial, ya que la historia avanza entre 1939 y 1943. Conoceremos en Nueva York al neurólogo Werner Applefeld, allá por 1943, prestigioso doctor del hospital Monte Sinaí y hábil conferenciante y docente, criado en Alemania, por sus tíos Franz y Greta, que hicieron lo posible para que triunfara como médico. De origen judío, mantiene con su primo Max una relación epistolar, y son precisamente estas cartas que se remontan a 1939 las que ponen al lector en antecedentes de la situación real que se vive en Alemania con el ascenso del partido nazi, la persecución de los judíos y toda la propaganda que ello supone en el resto del mundo. El doctor Werner Applefeld y su primo Max Liniger son los verdaderos protagonistas de la trama. Max es un joven idealista, guapo y atlético, admirado tanto por hombres como por mujeres; su trabajo como trapecista en los Cóndores Voladores le ha generado una gran fama entre los militares y las clases pudientes de Alemania, y aunque es de origen judío por parte de padre, nada en su físico hace creer eso, siendo elegida su imagen como prototipo del joven ario tan apreciado por los alemanes más extremistas. A pesar de su origen judío, el joven Max, conocido entre su público como Adonis, no siente en ningún momento que ni él ni su familia estén en peligro, a pesar de que su padre falleció víctima de la persecución a la que estaba sometido el pueblo judío. Su madre intenta por todos los medios que Max abra los ojos a la realidad que está viviendo Alemania y trate de salvar su vida huyendo con ella a Suiza, pero las buenas relaciones que el joven mantiene con los miembros de su equipo de trapecistas, con los militares que vienen a disfrutar de sus proezas físicas encaramado en lo alto del trapecio sin contar con la protección de una mísera red, y Rosy, una amante alemana, espía para más señas, que le supera en edad pero con la que pasa muy buenos momentos, tanto que solo es capaz de ver por sus ojos, hacen que Max viva en una realidad totalmente distorsionada, sin que los acontecimientos que se están dando a su alrededor en la fase más cruda del ascenso del nazismo puedan cambiar su modo de pensar. Solo cuando un gran amigo de la infancia, Joshua Scheinberg, judío como él, músico y homosexual, se pone en el punto de mira de los militares alemanes, llega Max a comprender que la situación no es tan onírica como él la imagina, y siguiendo los consejos de Rosy Djeckhoff, su amante, que trabaja para la Abwerh, el servicio de inteligencia y espionaje alemán, muy al tanto de lo que pasa tanto en Alemania como en otros países de Europa, incluida España, que llegará a ser foco de sus investigaciones, no duda en alistarse en el ejército para así no acabar en un campo de concentración. Las consecuencias de la guerra en África, donde Rommel va perdiendo posiciones, acaban con Max herido, embarcado en un buque inglés en el puerto de Barcelona para ser intercambiado por otro soldado británico también prisionero, con el fin de regresar a Alemania, pero el buen hacer de sus familiares y amigos, y de gente que no le conoce pero que está dispuesta a embarcarse en una locura, harán posible que pueda libarse de un final de lo más complicado si pisa de nuevo suelo alemán, donde las condiciones para los judíos se estaban poniendo cada vez más tensas.
Asistiremos como lectores a ese cambio en la mentalidad de Max, a través de sus cartas y de sus conversaciones con familiares, amigos, y altos cargos militares con los que se codea, a la situación que se vive en Alemania cuando la guerra solo era un rumor y cuando ésta alcanza sus cotas más altas; de la mano de Rosy, personaje frío y calculador en ocasiones, aunque guarda su corazoncito cuando de salvar lo que estima se trata, visitaremos la Barcelona de la posguerra, en la que asistimos a estancias en hoteles de lujo solo al alcance de algunos visitantes extranjeros, con sus desayunos y el disfrute de algunos espectáculos, y veremos cómo la población autóctona tiene que subsistir yendo detrás del camión del auxilio social, que va repartiendo pan, o cómo los pescadores deben salir a faenar para difícilmente lograr su sustento, en un ambiente aún de miseria, dentro de una ciudad que trata de recomponerse como si la Guerra Civil que la asoló hace ya algunos años no hubiera tenido lugar.
Junto a los personajes de Werner, Max, Rosy y Joshua, Fernando Aleu se apoya en otros muchos, de todas las clases sociales, como Thelma, la fiel secretaria de Werner, Óscar Prat, con el que Werner comparte una travesía marítima en uno de los buques de lujo que navegaban por el Atlántico, y cuya ayuda será fundamental a la hora de llevar a cabo el ansiado intercambio; Giselle es otra de las protagonistas de las que tendremos noticia, compartiendo una de esas travesías en barco, y se convertirá en el gran amor por el que suspira Werner; aunque esta historia de amor es más bien un relleno en la trama principal de la novela, tiene toda la pinta de ser un complemento o un guiño del autor, que bien podría ser un alter ego del doctor Werner, ya que el protagonista se enamora de una guapa mujer que tiene mucho que ver con el mundo de los perfumes, una profesión en la que el autor de este libro también se mueve como pez en el agua. Medicina y perfumes definen la vida del autor, y está claro que éste les ha querido hacer un guiño en esta su primera novela.
En definitiva, una lectura muy entretenida, que se hace mucho más rápida en la segunda parte del libro, cuando empiezan a ponerse sobre la mesa los planes para aprovechar ese intercambio, del que gracias al autor muchos hemos tenido una primera noticia (personalmente no tenía muy claro que este hecho se hubiera llevado a cabo en el puerto de Barcelona), escrita con un lenguaje cercano, que combina la descripción, sin hacerse pesada, de los diferentes ambientes que se dan en Europa y Estados Unidos en unas fechas tan decisivas, que ayuda al lector a saber cómo se estaba despertando una ciudad como Barcelona de una Guerra Civil fraticida que la había convulsionado poco tiempo antes, cómo se van despertando las conciencias europeas ante lo que realmente suponía la amenaza del nazismo y la persecución del pueblo judío. Una novela en definitiva que nos acerca a una etapa convulsa de la historia política del siglo XX, desde un punto de vista no tan repetido (al menos es la primera vez que veo lo del intercambio en una novela, aunque reconozco que la Segunda Guerra Mundial no es la época histórica sobre la que más suelo leer), y para mí ha sido una agradable novedad. Para ser una primera novela, merece la pena ser leída; si el autor se anima a contar alguna anécdota más de las que guarda en su vida, habrá que seguirle la pista, porque ha sabido montar una bonita historia de amistad y amor partiendo de un hecho que tuvo la suerte de ver desde lejos siendo joven, y el resultado ha sido redondo. Habrá que seguir la pista de una futura novela, sin duda.
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Algunas frases interesantes:
"... A mis alumnos les pido siempre que cuestionen lo que oyen. ¡Les pido que critiquen las afirmaciones, las políticas, las noticias de la prensa, que critiquen también a los profesores que les damos clase! Sin preguntas provocativas no hay respuestas interesantes."
"... Todas las guerras se pueden evitar. Pero lo que no hay modo de refrenar son las ganas de librarlas."
"Si quieres convencer a alguien de algo, no hay nada mejor que repetir un mensaje hasta la extenuación, y así meterle el miedo en el cuerpo. Nada más efectivo y fácil que inventar enemigos."